De Chicago a L.A., un paseo por el norte
Inaugurada en 1926, la Ruta 66 era uno de los caminos más transitados en Estados Unidos. Hoy en desuso, grandes ciudades, pueblos fantasmas y asombrosos paisajes forman parte de un recorrido histórico.
Inaugurada en 1926, la Ruta 66 era uno de los caminos más transitados de Estados Unidos. Hoy en desuso, grandes ciudades, pueblos fantasmas y asombrosos paisajes forman parte de un recorrido histórico.
Aprincipios del siglo XX, Estados Unidos daba los primeros pasos en la construcción de una red de carreteras federales con la que unir distintos puntos de su extenso territorio. Oriundo de Oklahoma, el comerciante Cyrus Avery propuso el trazado que terminaría por conectar, en un solo tramo, la próspera ciudad de Chicago con la costa del Pacífico, y que sería bautizado Ruta 66.
A lo largo de 3.935 kilómetros que atraviesan los estados de Illinois, Missouri, Kansas, Oklahoma, Texas, Nueva México, Arizona y California, el camino encontró su momento de auge en la primera mitad del siglo, sobre todo durante la década del ’30 cuando las tormentas de polvo y la Gran Depresión obligaron a miles de campesinos a trasladarse de sitios agricultores como Oklahoma, Kan- sas y Texas, hacia el Oeste.
Sin embargo, en 1985, la proliferación de las autopistas como nuevos sistemas de conexión, dieron lugar a una Red Interestatal que marcó el declive de la ruta y, con ella, el deterioro de muchos de los pueblos que habían nacido y crecido durante sus años dorados.
La recuperación de la carretera llegó poco tiempo después, cuando un grupo de asociaciones, incluidas muchas de las comunidades afectadas por el abandono de la ruta, reclamó el reconocimiento de la importancia histórica del trayecto.
Bautizada como la Ruta Madre o la Calle Principal de América, la Ruta 66 no solo vivió sus años de gloria en el pasado, si no que pasó a formar parte de una mística propia de la identidad estadounidense. Protagonista de la cultura popular, Nat King Cole le cantó en su momento: “Si alguna vez planeas andar hacia el oeste, solo toma mi camino, es el de la carretera que es la mejor. Andarás bien por la Ruta 66. Serpentea desde Chicago hasta L.A. Más de 2.000 millas hasta el final”. Tiempo después, la canción, que sería reversionada por artistas como Chuck Berry, los Rolling Stones, Depeche Mode e incluso el guitarrista argentino Pappo, demostraría la relevancia de la carretera en el imaginario social.
Característica por ser el paseo indiscutido para fanáticos de las motocicletas, esta travesía implica adentrarse en la diversidad propia del territorio norteamericano. Desde grandes metrópolis, a ciudades costeras, pasando por auténticos pueblos locales, a través de paisajes desérticos y sorprendentes formaciones rocosas, la Ruta 66 marca un
itinerario que permite empaparse de la heterogénea realidad local. El punto cero del recorrido se encuentra ubicado en Chicago, Estado de Illinois. A orillas del lago Michigan, la tercera ciudad más grandes del país ofrece una gran variedad de atracciones ideales para quienes disfrutan conectarse con una atmósfera urbana. Luego de un día de admirar su arquitectura moderna, perderse entre sus rascacielos y empaparse de arte y cultura en algunos de sus múltiples museos, por la noche, los visitantes podrán disfrutar de la vida nocturna, donde encontrarán una variada oferta gastronómica, además de clubes de blues y jazz con shows en vivo.
Una vez en la carretera, se requieren aproximadamente 15 días para visitar los puntos más emblemáticos que ofrece el trayecto de inicio a fin, lo que implica recorrer un promedio de 250 kilómetros recorridos por día. De todas formas, las posibilidad son infinitas, de acuerdo a los intereses de los viajantes.
A poco más de 260 kilómetros al sudoeste, Springfield, la capital del Estado recibe a los aventureros que elijan pasar la noche en la ciudad. Entre sus atracciones, el Memorial de Lincoln, construido en 1868, aloja la tumba en la que fue enterrado el