Fortuna

Una gran experienci­a sensorial

En una expresión de cosmopolit­ismo gastronómi­co, el chef César Ramírez, un mexicano criado en Chicago, ofrece en Nueva York una minuciosa propuesta de inspiració­n francesa y sabores de origen japonés.

- Soledad Gherardi

Chef´s Table at Brooklyn Fare es una expresión de cosmopolit­ismo gastronómi­co liderada por el chef César Ramírez, un mexicano criado en Chicago.

Décadas atrás, Hell’s Kitchen mantenía su popularida­d por ser una de las áreas más peligrosas de Manhattan. Con el paso de los años, el bajo costo de la renta atrajo a jóvenes chefs que comenzaron a poblar la zona de locales gastronómi­cos.

Hoy, el barrio a orillas del río Hudson ha dejado atrás su pasado marginal para sumarse a la escena neoyorquin­a con un circuito de museos, tiendas de diseño y restaurant­es de autor.

Sobre la calle 37, Chef ’s Table at Brooklyn Fare es una de las propuestas que sobresale del variado menú de peculiarid­ades que se revela en cada cuadra.

Allí, el chef César Ramírez propone un nuevo abordaje de la alta cocina, al combinar la precisión y delicadeza de la técnica francesa, con innovadore­s ingredient­es y sabor originario­s de Japón.

Mexicano, criado en Chicago, Ramírez recuerda que la comida siempre formó parte de su vida familiar. Autodidact­a en la cocina, desde muy joven comenzó a traba- jar en distintos establecim­ientos hasta que en 1999 conoció al prestigios­o chef David Bouley, quien lo invitó a formar parte de su restaurant­e de cocina vienesa Danube, en Nueva York. Puntapié de una carrera ascendente, luego se sumó a otro de los proyectos de Bouley, en su restaurant­e homónimo, para luego pasar a Bar Blanc en West Village.

Su temprano matrimonio con una mujer francesa, lo alentó a explorar la cocina de ese país y a incorporar su conocimien­to y técnicas. Sin embargo, poco tiempo después comenzó a realizar frecuentes viajes a Japón, lo que le permitió acercarse a la simplicida­d y los sabores de su cocina. De ella mantiene la añoranza de

Chef’s Table es una de las propuestas que sobresale del menú de peculiarid­ades que se revela en cada cuadra de Nueva York.

haber vivido las comidas y experienci­as más memorables de su vida, además de destacar la calidad de sus productos, el valor que manifiesta­n por la estacional­idad, y el respeto.

Sus travesías por el mundo lo ayudaron a delinear un perfil culinario con el que decidiría abrir su primer proyecto.

En 2009, Moe Issa, un vecino de Brooklyn, inauguraba Brooklyn Fare, un mercado en el centro de Brooklyn que tenía como objetivo crear un lugar en el que la comunidad pudiera acceder a vegetales y productos de calidad, que acompañar el desarrollo de calidad de vida de la zona. Como complement­o del proyecto, Issa convocó a César Ramírez para la apertura de Chef ’s Table, en el local contiguo al almacén.

Caracterís­tico por su barra de aluminio en forma de U y banquetas altas, la disposició­n del primer local de Chef ’s Table invitaba a los clientes a ser testigos del minucioso trabajo que Ramírez ponía en marcha durante cada cena.

La intimidad propia del ambiente, complement­o de la particular combinació­n de sabores que el chef ejecutaba en sus recetas, no tardó en atraer a clientes y críticos a Brooklyn para formar parte de la experienci­a. La consagraci­ón oficial llegó en 2011 cuando el restaurant­e fue el primer neoyorquin­o en ser reconocido con tres estrellas Michelin, fuera de Manhattan.

Pese al éxito de la locación, y sin demasiadas explicacio­nes, cinco años después, Chef ’s Table mudó su sede al lugar en el que funciona actualment­e, dentro de la tienda que Brooklyn Fare posee en Hell’s Kitchen. Más allá del cambio, la nueva locación conserva la atmósfera privada de la anterior. Una marca ya propia de la propuesta que se revela con una barra recta, en lugar de la antigua U, y que incorpora escasas mesas alrededor para completar los 18 cubiertos que alberga el salón.

Sobre la barra, ollas y sartenes de cobre enmarcan un espacio diseñado artesanalm­ente, protago-

nizado por una cocina de la marca italiana Molteni, vajilla exclusiva de China y copas de cristal.

“La idea nunca fue tener un gran comedor. De esta manera solo hay algunos metros entre el comensal y yo, de modo que no puedo mentir sobre la calidad de la comida. Además, este es un formato que me gusta porque tengo control total de lo que hago. En un restaurant­e más grande, los costos de materia prima y empleados serían muy altos y sería imposible producir lo que hago ahora”, explicó Ramírez en una entrevista.

En su cocina refleja la pasión por la precisión y el respeto por la pureza de los ingredient­es, influencia del oriente. Es por eso que elige cambiar su menú continuame­nte en función de la disponibil­idad de los productos.

Detrás de la cocina, se relaciona con sus ayudantes en una dinámica casi robótica, en la que se manifiesta­n altos niveles de concentrac­ión que solo se disipan cuando anuncia el plato que se degustará a continuaci­ón.

La cercanía entre los comensales, facilita la ruptura de barreras y rápidament­e la velada se convierte en un intercambi­o sutil de impresione­s, entre las parejas y grupos presentes. Sin embargo, la disciplina de Ramírez no solo se refleja en sus creaciones, sino que también queda manifestad­a en las políticas que aplica a su restaurant­e.

Celoso de la privacidad, el establecim­iento prohíbe terminante­mente el uso de teléfonos celulares en su interior para sacar fotos de los platos, así como tampoco se puede tomar nota de los que se sirve durante la noche. Chef ’s Table no ofrece un menú impreso y muchos asistentes han comentado que tampoco les permitiero­n llevarse el recibo, una vez finalizada la cena.

Reminiscen­cia de costumbres anticuadas, el código de vestimenta

también es una de las particular­idades del local, que exige prendas “de negocio formal”. Así como el hecho de que el valor de la cena es debitado por tarjeta de crédito, una semana antes de la fecha de reserva. Sin embargo, todos estos detalles no logran opacar la esencia de la experienci­a culinaria.

Con el cambio de local también llegó una revisión del menú. Anteriorme­nte integrado por 30 pasos, fue reducido a solo 15 con el objetivo de pausar el ritmo de la degustació­n y dar lugar a la conversaci­ón y a la contemplac­ión y disfrute de cada uno de los platos.

A su vez, a diferencia de lo que

sucedía en los primeros años de la experienci­a en Brooklyn, donde la falta de licencia para la venta de alcohol permitía que los comensales se lleven su propia bebida con un servicio de descorche gratuito, en Hell’s Kitchen el restaurant­e se caracteriz­a por contar con una cava de más de 7.000 botellas, entre las que se destacan bodegas de regiones europeas como Champagne, Burgundy, Rhône, además de etiquetas alemanas y austriacas, entre otras. Consagrada por la diversidad de su selección, en 2016 Chef ’s Table recibió por segundo año consecutiv­o el premio a la Excelencia, entregado por la publicació­n norteameri­cana Wine Spectator.

Sumergirse en esta travesía demanda alrededor de dos horas y media, en la que cada instancia es solo un bocado, de sabores que se prolongan por minutos.

El gusto por lo francés se revela con delicados elementos como trufas, caviar o foie gras, que complement­an una cocina de influencia, anclada profundame­nte en una variedad de pescados y mariscos.

El recorrido comienza con especialid­ades como uni de Hokkaido, una especia de erizo provenient­e de una isla japonesa, con trufas sobre brioche, o langostino­s escoceses acompañado­s con rábano.

Otro de los platos estelares es el lenguado coreano con algas crocantes, sazonado con yuzu kosho, un condimento oriental compuesto por una pasta hecha de pimiento, piel de un cítrico local llamado yuzu y sal.

En el menú también figuran platos como el caviar de esturión kaluga con papas trituradas y crema agria, o el sabor dulce del cangrejo de noruega, contrastad­o con una combinació­n de manzana verde y shiso, hoja similar a la menta.

El shiso vuelve en el momento del postre, en forma de sorbete, seguido por un souffle de almendras que da paso a una selección de petit-fours que marca el cierre de la velada.

Finalizado el servicio, Ramírez se acerca a los comensales para una conversaci­ón de sobremesa, con la que da el cierre al universo de Chef’s Table at Brooklyn Fare.

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 ??  ?? Perca Arroz Vinagre ● ● ●
Perca Arroz Vinagre ● ● ●
 ??  ?? Lenguado coreano ● Lenguado ● Algas crocantes
Lenguado coreano ● Lenguado ● Algas crocantes
 ??  ?? Urchin de Hokkaido ● Erizo de mar ● Trufas negras
Urchin de Hokkaido ● Erizo de mar ● Trufas negras
 ??  ?? MIX. César Ramírez es el chef a cargo de Chef’s Table. En sus recetas celebra la técnica de la cocina francesa, que combina con el respeto y los ingredient­es de Japón.
MIX. César Ramírez es el chef a cargo de Chef’s Table. En sus recetas celebra la técnica de la cocina francesa, que combina con el respeto y los ingredient­es de Japón.
 ??  ?? ● Cangrejo● Caldo bullabesa Cangrejo noruego
● Cangrejo● Caldo bullabesa Cangrejo noruego
 ??  ?? ● Caviar ● Papas ● Crema Caviar de Kaluga
● Caviar ● Papas ● Crema Caviar de Kaluga
 ??  ?? ● Arroz ● Foie gras ● Puerros Arroz koshihikar­i
● Arroz ● Foie gras ● Puerros Arroz koshihikar­i
 ??  ?? INTIMIDAD. Ubicados alrededor de la cocina, los comensales son testigos del proceso de producción que llevan adelante Ramírez y su equipo.
INTIMIDAD. Ubicados alrededor de la cocina, los comensales son testigos del proceso de producción que llevan adelante Ramírez y su equipo.
 ??  ?? Sorbete de Shiso
Sorbete de Shiso
 ??  ?? Frutillas de Málaga ● Frutillas ●Yogur
Frutillas de Málaga ● Frutillas ●Yogur
 ??  ?? SINERGIA. Chef’s Table es la propuesta gastronómi­ca que ofrece el mercado de productos gourmet Brooklyn Fare
SINERGIA. Chef’s Table es la propuesta gastronómi­ca que ofrece el mercado de productos gourmet Brooklyn Fare

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