Fortuna

Carta

- POR CEFERINO REATO

Al capitán retirado y diputado Jair Bolsonaro le faltan varias semanas para asumir la presidenci­a de Brasil pero ya está provocando fuertes cimbronazo­s en la relación entre su país y el nuestro así como en el Mercosur, que, desde 1995, es una unión aduanera aunque imperfecta.

Tanto Bolsonaro como su futuro superminis­tro de Economía, el neoliberal Paulo Guedes, son muy directos, nada diplomátic­os, y ya han dejado muy claro varias cosas: 1) La relación con la Argentina no es prioritari­a en América del Sur, lo cual, si se concreta, implica todo un cambio estratégic­o para la diplomacia brasileña; 2) Chile ocupa ahora ese lugar; 3) En cambio, a tono con la tradiciona­l política exterior de Brasil, el principal aliado en el hemisferio y en el mundo es Estados Unidos, con cuyo presidente, Donald Trump, Bolsonaro podría entablar una relación aún más estrecha que la que ha podido enhebrar Mauricio Macri.

Los planes de Bolsonaro y de Guedes son flexibiliz­ar el Mercosur para que Brasil pueda concretar acuerdos comerciale­s bilaterale­s con otros países y bloques.

En realidad, también los socios originales de Brasil (Argentina, Paraguay y Uruguay) son proclives desde hace tiempo a esta flexibiliz­ación, que, hasta ahora, había chocado con la dureza de Brasil.

Uno de los problemas del Mercosur es que, como derivó en una unión aduanera, tiene un arancel externo común frente a las exportacio­nes que provienen de otros países, que, en promedio, es del 14 por ciento.

Bolsonaro y Guedes argumentan que el Mercosur se ha politizado mucho con las incorporac­iones, como estados asociados, de Venezuela y Bolivia. Tienen razón.

Sin embargo, la evolución comercial del bloque muestra que desde 2003 —con la gestión de Luiz Inácio Lula da Silva— Brasil ha podido revertir su déficit y ha logrado superávits en sus intercambi­os no solo con la Argentina sino también con Paraguay y Uruguay.

En concreto, l os números del año pasado muestran que casi la mitad del intercambi­o comercial entre los dos países está monopoliza­do por la industria automotriz: vehículos, partes y accesorios, que es administra­do por las marcas ubicadas a uno y otro lado de la frontera. Con un fuerte déficit para la Argentina, que explicó casi el ciento por ciento del déficit total, que fue de 8.555 millones de dólares.

El otro gran componente de la pauta de nuestras exportacio­nes es el trigo. En cambio, la pauta exportador­a brasileña está hegemoniza­da por productos manufactur­ados.

Los números revelan, en conclusión, que el Mercosur ha beneficiad­o más las exportacio­nes de Brasil, tanto en volumen y precio como en calidad.

Soplan vientos de cambios en el Mercosur. Para la Argentina, puede ser también una oportunida­d de abrirse más al mundo para vender más y comprar mejor.

Algunos miembros del Mercosur ya habían propuesto que volviera a ser un acuerdo de libre comercio.

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