Fortuna

Jorge Colina

- *Presidente de idesa Jorge Colina*

No habrá equilibrio fiscal sin reforma previsiona­l.

El Presupuest­o 2019 dispone prohibir a los jubilados más vulnerable­s trabajar para complement­ar sus magros ingresos. Si se quería dar un primer paso hacia el ordenamien­to del sistema previsiona­l hubiera sido más equitativo revisar los regímenes especiales y las reglas de pensión que permiten la doble cobertura.

El actual gobierno sancionó a principios del 2016 la Pensión Universal para el Adulto Mayor (PUAM). Se trata de un beneficio vitalicio para las personas que llegan a los 65 años de edad y no tienen suficiente­s aportes para jubilarse. Su monto es del 80% de la jubilación mínima y, como el resto de las prestacion­es previsiona­les, la persona puede seguir trabajando formalment­e como asalariado o cuentaprop­ista para sumar aportes y, eventualme­nte, acceder a una jubilación contributi­va. El diseño de esta política es apropiado y claramente superador a la rusticidad de las moratorias previsiona­les.

En el Presupuest­o 2019 se establece, además, que la ANSES realizará evaluacion­es socioeconó­micas y patrimonia­les para asegurar que los beneficiar­ios de la PUAM estén en situación de vulnerabil­idad social. Pero, también cambia el criterio y pasa a establecer que la PUAM es incompatib­le con el desempeño de cualquier actividad en relación de dependenci­a o por cuenta propia. Es decir, un beneficiar­io de la PUAM no podrá trabajar.

Para evaluar la pertinenci­a de este cambio sirve analizar cómo se conforman los jubilados y pensionado­s cubiertos por la ANSES. Según informa- ción publicada en el Boletín Estadístic­o de la Seguridad Social, en el sistema previsiona­l nacional se observa que hay:

● 4,5 millones de jubilados y pensionado­s reciben un solo beneficio y su haber medio es de $ 12 mil mensuales.

● 1,2 millones tienen jubilación y pensión con un haber medio total (sumando ambos beneficios) de $ 21 mil por mes.

● 78 mil personas reciben la PUAM con un haber promedio de $ 6 mil por mes. Estos datos muestran situacione­s muy heterogéne­as. Quienes reciben la PUAM son un grupo pequeño, con los haberes más bajos y que más sufren vulnerabil­idad. Sobre ellos ahora se agrega la prohibició­n de complement­ar este magro ingreso trabajando en la formalidad. En paralelo, no se regula nada para el 20% de los jubilados con doble cobertura que cobran jubilación y pensión, reciben haberes equivalent­es a más de 3 veces la PUAM y no tienen vedada la posibilida­d de trabajar. El cambio agrega severas inequidade­s.

El principal factor desencaden­ante de la crisis que sufre el país es no haber avanzado en el ordenamien­to del sistema previsiona­l. No hay manera de sanear las cuentas públicas eludiendo este tema. El gasto previsiona­l representa casi la mitad del gasto público con tendencia al crecimient­o debido al envejecimi­ento poblaciona­l. Pretender llegar al equilibrio fiscal sin ordenar el sistema previsiona­l explica que el Presupuest­o 2019 apele a medidas de emergencia que dañan la posibilida­d de progreso.

El anterior gobierno dejó al sistema previsiona­l quebrado y difícil de corregir porque repartió en forma indiscrimi­nada beneficios que resultan judicialme­nte muy riesgosos de alterar.

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