Un recorrido cultural en tierra del euskera
Vizcaya, Guipúzcoa y Álava, las tres provincias al norte de España que integran la región vasca. Idioma, gastronomía y costumbres definen la identidad de sus habitantes, enmarcados por un paisaje único.
Vizcaya, Guipúzcoa y Álava, las provincias al norte de España que integran la región vasca. Gastronomía y costumbres en un paisaje único.
País Vasco, Euskadi o Euskal Herria, tres nombres que denominan a una misma región característica por su fuerte identidad cultural, con una historia milenaria que se ve reflejada, entre otras cosas, a través de un idioma propio. Consagrado como la lengua viva más antigua de todo el continente europeo, el euskera es hablado a la perfección por casi el 30% de la población de origen vasco que se encuentra distribuida al norte de España, en las provincias de Vizcaya, Guipúzcoa y Álava, así como en Navarra y el País Vasco francés.
El diverso paisaje de playas con
arena blanca, valles, montañas y acantilados que chocan con el mar Cantábrico, sorprenden al visitante y complementa la riqueza propuesta por la gastronomía y costumbres lugareñas.
Antiguamente uno de los principales puertos de la península ibérica, Bilbao es hoy una de las ciudades más vanguardistas del País Vasco y la más poblada de la región.
Atravesada por la río Nervión, sus calles combinan modernos edificios y rascacielos, con la arquitectura tradicional conservada en el casco antiguo original, fundado hace más de 700 años.
Atractiva por su atmósfera cultu- ral, la sede del Museo Guggenheim es el referente de esta tendencia. Bajo la mirada del puente de La Salve, su ondulada figura plateada es el espacio en el cual se presentan exposiciones de artistas contemporáneos y del siglo XX. A
su alrededor,
“Puppy”, el cachorro de 12 metros de altura creado con flores por el estadounidense Jeff Koons, y “Mamá”, una araña pollito gigante diseñada por la escultora Louise Bourgeois, ofrecen un museo al aire libre que revela el espíritu de la ciudad.
La ruta al sur continúa hacia la capital de la comunidad autónoma y la sede oficial del Parlamento y del Gobierno vasco. Rodeada por un anillo verde, Vitoria-Gasteiz se destaca por tener el índice más alto de zonas verdes por habitante, un atributo que la distinguió como Capital Verde europea en 2012.
Todas las tardes, la calle céntrica Eduardo Dato se inunda de paseantes vitorianos que disfrutan de la variedad de comercios y establecimientos gastronómicos. Saburdi, un bar pintxos, es uno de los más populares para degustar la esencia de la cocina local.
Cada 4 de agosto, la ciudad se viste de fiesta para celebrar a la Virgen Blanca. Ese día, Celedón, un muñeco que representa a un antiguo aldeano alavés, inugura la ceremonia al realizar su des- censo desde la torre de la Iglesia de San Miguel hacia la Plaza de la Virgen Blanca. La festividad se extiende durante cinco jornadas, con una agenda repleta de actividades para niños y adultos.
A menos de una hora de distancia de Vitoria, el edifico de la Bodega Ysios atrae las miradas y se confiesa como un ejemplo de arquitectura moderna. Creado en 2001 por el arquitecto valenciano Santiago Calatrava, la construcción sobresale por su silueta sinuosa, inspirada en la
curva que trazaría una hilera de barricas.
Integrada al paisaje de la Sierra de Cantabria, en la zona de la Rioja Alavesa, esta finca de cinco hectáreas produce vinos elaborados en base a uvas Tempranillo, con una antigüedad media de 35 años. Propiedad del grupo Pernod Ricard, los interesados pueden realizar visitas guiadas para conocer el terreno y degustar los productos de la firma.
Fundado en el siglo X para la defensa del reino de Navarra, Laguardia es el pueblo más cercano a la bodega. Ubicado en la cima de una colina, su perímetro amurallado encierra pintorescas calles medievales y túneles excavados tiempo atrás para proteger a sus habitantes en época de guerra. Hoy, muchos de estos pasadizos subterráneos son utilizados por los locales como cavas particulares.
Camino al Este se encuentra San Sebastián, o Donosti, el destino predilecto para disfrutar de una temporada de verano en el País Vasco. La bahía de la Concha, conformada por las playas de la Concha y de Ondarreta, es la preferida por el turismo adulto y familiar, mientras que Zurriola recibe a mi- les de jóvenes que buscan el movimiento de las olas para practicar surf.
A 20 kilómetros de la frontera con Francia, la capital de Guipúzcoa es uno de los faros de la gastronomía internacional. Tradicional por el txikiteo, un concepto similar al de ir de bares, típico en San Sebastián y en la mayoría de las ciudades vascas, pero que incluye la degustación de los famosos pintxos, la oferta culinaria local también es reconocida gracias a la cocina de Mugaritz y Arzak, los restaurantes de Andoni Luis Aduriz y Juan María Arzak, respecti-
vamente, consagrados entre los 20 mejores del mundo.
Antes de regresar, Fuenterrabía, en euskera Hondarribia, es uno de los pueblos de la región fácilmente reconocibles por su pintoresca arquitectura. Rodeado por una muralla medieval, su casco antiguo se encuentra repleto de casas de estilo vasco, definido por sus coloridas fachadas y balcones de madera.
Entre sus estrechas calles de adoquines también se pueden apreciar numerosos edificios barrocos, como la Casa Casadevante o el Palacio Etxebestenea.
En las afueras del centro histórico, el Barrio de la Marina, junto al antiguo puerto local, era la zona que solían habitar los pescadores. Sus cuadras alojan una amplia oferta de bares y restaurantes en donde probar platos regionales, basados en ingredientes marítimos.
De regreso a Bilbao, la última parada está marcada sobre la costa de Gipuzkoa, el Geoparque de la Costa Vasca ofrece uno de los paisajes más fascinantes de la región, donde la topografía revela millones de años de historia.
A orillas del mar Cantábrico, este parque se destaca por sus 13 kilómetros de acantilados, entre los que se encuentra una formación de capas de roca llamada Flysch provocada por la acción continua del mar y los movimientos de la tierra. Los visitantes pueden realizar excursiones marítimas para acceder a una vista privilegiada del paisaje, así como practicar senderismo y adentrarse en los verdes valles que unen los municipios de Motrico, Deva y Zumaya.