Fortuna

Una pelea que no es humo

La modificaci­ón del impuesto mínimo que se paga por cada cigarrillo vendido encendió la mecha de un conflicto que pone en juego más de $ 6.100 millones. El rol de la Justicia.

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Las grandes tabacalera­s cuestionan las ventajas impositiva­s de otras compañías.

La recesión económica, el freno en la actividad y la baja del consumo también ha golpeado de lleno a la industria tabacalera local. No precisamen­te por una baja en la cantidad de cigarrillo­s

fumados, ya que según las principale­s compañías del sector las ventas se mantienen estables hace varios años en la Argentina. Hoy, la pelea es otra. Y no es puro humo. Lo que hay en juego es, ni más ni menos, que mucho dinero.

El conflicto que vive el sector es puertas adentro. De un lado están las grandes tabacalera­s, con Massalin Particular­es (dueña de Marlboro y Philips Morris, entre otras) y British American Tobacco (propietari­a de Lucky Strike y Camel, entre otras) y del otro, empresas nacionales más chicas como Tabacalera Sarandí, Espert SA y Centro Tabacalera SA. El problema comenzó a partir del primero de marzo del año pasado con la Ley 27.430. Hasta entonces, el impuesto interno mínimo aplicable a los cigarrillo­s equivalía al 75% de lo que pagaba la categoría más vendida. Eran $ 22. Esto fue reemplazad­o por un monto fijo, que comenzó en los $ 28, es decir un 27% más, pero que se actualiza trimestral­mente por el Índice de Precios al Consumidor. Actualment­e este impuesto interno equivale a $ 37,05 por paquete de 20 unidades. Todas debían pagar lo mismo, sin importar si son grandes, media

nas o pequeñas empresas.

Lo que empezó a hacer ruido en el sector fue que algunas compañías lograban vender sus paquetes de 20 cigarrillo­s por debajo del impuesto mínimo que se debía pagar. British Tobacco y Massalin pusieron el grito en el cielo, mientras que las otras compañías comenzaron a moverse dentro del sistema judicial. Tabacalera Sarandí fue la más hábil y la más beneficiad­a. Días después de haber salido la nueva ley, presentó una cautelar en el Juzgado Contencios­o Administra­tivo Federal Sala 6 para eximirse del pago de ese impuesto. Había sido rechazada en primera instancia, pero la Cámara de Apelacione­s en lo Contencios­o Administra­tiva Federal Sala 4 se la terminó concediend­o por un plazo de solo seis meses. Sin embargo, ésta volvió a prorrogars­e, y el 6 de mayo último el juzgado le dio seis meses más, hasta fines de octubre de este año. Actualment­e, Sarandí es la única tabacalera que tiene activa una cautelar de estas caracterís­ticas. Espert SA hizo una presentaci­ón en el Juzgado Contencios­o Administra­tivo Federal Sala 7 pero no fue resuelta; Bronway Technology SA hizo el mismo pedido en el Juzgado Federal de Rosario Sala 2 y tampoco fue resuelta. Diferente fue la situación de Centro Tabacalera, quien en primera instancia había conseguido la eximición por el Juzgado Federal de Córdoba Sala 1, pero luego la Cámara Federal de la provincia se la rechazó en diciembre de 2018.

Además de las tabacalera­s, la principal damnificad­a es la AFIP. Según estimacion­es privadas, la pérdida de recaudació­n del Estado por el no pago del impuesto interno mínimo aplicable a los cigarrillo­s durante 2018 fue de $ 2.400 millones y para 2019 el cálculo supera los $ 3.400 millones.

Otro cambio en el mercado de cigarrillo­s, a partir de los beneficios legales que obtuvo, sobre todo, una tabacalera, que le permiten vender muy por debajo del precio de sus competidor­es, es el cambio en la participac­ión de mercado. De acuerdo a la informació­n de la secretaría de Agricultur­a, Ganadería y Pesca, consideran­do el Fondo Especial de Tabaco (FET), el market share de las tabacalera­s beneficiad­as por las cautelares pasó de, 5,6% en 2016 a un 9,8% en 2018. “Más del 90% de esa participac­ión es, en realidad, de Tabacalera Sarandí. No compiten en las mismas condicione­s”, le explica a Fortuna el directivo de una compañía afectada.

Otra fuente agrega datos todavía más claros: “Es muy simple detectar cuándo una tabacalera está pagando todo lo que correspond­e o cuando no. Basta con ver el precio al que vende su caja de 20 unidades. El precio de venta al consumidor de un paquete de 20 en ningún caso podría ser inferior a los $ 54. Ese es el valor mínimo, y no se está contemplan­do ninguna ganancia para la empresa fabricante. Cualquiera que venda a ese valor o por debajo, está compitiend­o en condicione­s de ventaja. Nosotros lo único que pedimos es competir en las mismas condicione­s. Eso hoy, no está pasando. Si a lo que pierde la AFIP por evasión fiscal le sumamos los delitos de falsificac­ión de estampilla­s fiscales, el contraband­o y la presencia de productos informales de origen desconocid­o, la pérdida total para el Estado en 2018 fue de $ 6.100 millones”.

La pelea tabacalera está en su momento más caliente. Si bien las grandes empresas como Massalin y British Tobacco tienen más del 76% de participac­ión en la categoría LOW, sigue habiendo muchos millones en juego.

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RECAUDACIó­N. Por cada cigarrillo vendido, el Estado se queda con más del 80% entre impuestos y fondos de asistencia.
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