Donde la historia se une con lo moderno
Vanguardia y tradición se funden en la cultura de este pujante país. Sus entornos naturales y costumbres ancestrales conviven con una concurrida zona metropolitana cargada del bullicio de la modernidad.
Vanguardia y tradición se funden en la cultura de Corea del Sur. Sus entornos naturales y costumbres ancestrales conviven con una concurrida zona metropolitana cargada de bullicio de la modernidad.
Miles de años de historia consagran a la civilización coreana como una de las más antiguas del mundo. Sin embargo, ese bagaje histórico no le ha impedido al país del sur de la península convertirse en un polo tecnológico y en una de las potencias económicas de Oriente y el mundo.
Tras el período de ocupación de Japón, en 1945 el resultado de la Segunda Guerra Mundial dividió al territorio de Corea en dos, y dejó al Sur bajo el comando de los Estados Unidos.
Después de años de tensión con su vecino del norte, y algunos intentos fallidos por reunificar la península, la República de Corea logró construir su propio provenir, marcado culturalmente por la estrecha relación mantenida con el país norteamericano.
La influencia occidental y las costumbres ancestrales coreanas se amalgaman en una idiosincracia singular, que se puede ver reflejada principalmente en las calles de Seúl. La capital de Corea del Norte, junto a sus barrios vecinos, representa una de las diez áreas metropolitanas más pobladas del mundo, con alrededor 20.5 millones de habitantes.
Allí, el bullicio de sus concurridas calles puede transformarse en una profunda calma con tan solo ingre
sar a uno de sus templos budistas, y los luminosos carteles de centros comerciales anunciando primeras marcas internacionales, se pueden fundir en animados mercados callejeros, donde es posible encontrar productos artesanales e ingredientes naturales locales.
En Seúl, los imponentes rascacielos, entre ellos el Lotte World Tower, el sexto más alto del mundo, conviven con la arquitectura tradicional hanok, un estilo que combina piedra, arcilla y madera, para dar forma a viviendas construidas en sintonía
con el medio ambiente. Antiguamente habitado por funcionarios, académicos y nobles, Gahoe es el barrio indicado para apreciar este tipo de arquitectura impresa en 900 casas típicas.
Fuera de la capital, las verdes montañas y extensas praderas describen el paisaje surcoreano, y permiten combinar historia y cultura con actividades al aire libre para estar en contacto con la naturaleza.
En su carácter multifacético, Corea del Sur ofrece a sus visitantes la potencia de una gran metrópoli, rodeada de riqueza natural, en un destino marcado por siglos de tradición.