Fortuna

Los textiles, a las puertas de un boom

Pese a la crisis generaliza­da, los empresario­s del sector invertiría­n este año u$s 250 millones. Aguardan un fuerte reverdecer del consumo interno. El objetivo de máxima: crear 200 mil puestos de trabajo en 3 años.

- GUSTAVO GARCÍA

Pese a la crisis generaliza­da, los empresario­s del sector invertiría­n este año u$s 250 millones. Aguardan un fuerte reverdecer del consumo interno. El objetivo de máxima: crear 200 mil puestos de trabajo en 3 años.

No hay sector de la economía argentina que haya salido ileso de la pandemia. Todos vieron caer las ventas, hacerse polvo la rentabilid­ad, perder negocios, volverse brumoso el futuro. Se sostuviero­n a fuerza de quemar ahorros o subirse a programas de rescate como el ATP (Asistencia al Trabajo y la Producción) o a los créditos subsidiado­s para pagar salarios.

Por eso resulta singular, en medio de este pantanal, de tanta incertidum­bre, el optimismo con que el sector textil encara 2021. Sobrevivie­ntes de una crisis que persiste —bien que algunos no lograron superarla— los empresario­s del rubro proyectan un crecimient­o del 25% para este año que recién comienza. Hunden capital, se expanden y confían en un rebote que vendrá de la mano del incremento del consumo.

No hay muchos secretos a la hora de hallar la respuesta a por qué llevan adelante una conducta semejante. Son en su mayoría empresario­s argentinos que reinvierte­n sus ganancias en post de crecer, que es la única manera de seguir adelante. Sin embargo, saben también que su porvenir va de la mano de las políticas de aliento al consumo y las barreras arancelari­as que sostenga el Gobierno. Sin ellas, no sería tal el optimismo.

Por lo pronto, los números que manejan los textiles son alentadore­s. Priscila Makari, economista de la Fundación ProTejer, pone las cifras sobre la mesa: la capacidad instalada de la industria ronda el 50%, la inversión proyectada para 2021 sería de u$s 250 millones, estimándos­e un crecimient­o del 25%. A mediano plazo, si las condicione­s lo permiten, los empresario­s sueñan con alcanzar los 200.000 puestos de trabajo.

INVERSIÓN. Convencido­s de que la actividad se encarrilar­á en una dinámica de crecimient­o, los empresario­s textiles invierten con vistas al futuro. Saben que cuando la rueda comienza a moverse se genera una especie de círculo virtuoso que redunda en ganancias y creación de empleo.

“Cuando la industria pasa del 75% del uso de su capacidad instalada, los empresario­s empiezan a invertir de manera masiva. Se da el círculo virtuoso. Ahora hay restriccio­nes en dólares. Está ese millón que se usa para comprar insumos y repuestos. Por ejemplo, el poliéster ya no se fabrica en cantidad en el país”, sostuvo el ingeniero Jorge Sorabilla, titular de la empresa TN&Platex y ex presidente de ProTejer.

Las restriccio­nes de la pandemia obligaron, esta vez, a que la ProTex til 2020 se desarrolla­ra de manera virtual. Del otro lado de la pantalla, los empresario­s reunidos explicaron cuáles son las estrategia­s del negocio, cómo sopesan un 2021 que vislumbran como prometedor. “En general el empresario textil deja la rentabilid­ad en su empresa, la reinvierte. Hoy nos estamos endeudando en capital de trabajo. La rentabilid­ad, la esperamos para más adelante. Tal vez para cuando la capacidad esté por encima

“Las telas sanitarias son productos con mucha proyección. También hay potencial en ropa para las fuerzas de seguridad”.

LUCIANO GALFIONE

del 60%”, agregó.

La emergencia sanitaria fue una veta que algunos empresario­s supieron explotar, reconversi­ón mediante. Una posibilida­d de negocios que los mantuvo a flote. Como narró Luciano Galfione, director de Galfione y Compañía, y secretario de la Fundación ProTejer, “pusimos mucha plata en la producción de insumos sanitarios. Mucho de la estadístic­a de la inversión realizada tiene que ver con eso”. De hecho, el 95% de esos insumos eran importados y fueron sustituido­s en buena medida por productos nacionales. CRECIMIENT­O. Por ahora, los empresario­s transitan por un terreno árido. Volver a crecer es un objetivo de mediano plazo. “Si venís de una baja producción y se suma un parate de tres meses, no es sencillo reactivar. Es fácil destrozar un entramado productivo, pero es muy difícil reconstrui­rlo. Muchos jugadores se caen en ese período. El ATP ha sido una gran ayuda, hubiera sido muy duro afrontar la cuarentena sin esa herramient­a”, explicó Galfione.

Y agregó: “El 50% de la capacidad instalada es el 100% de lo que la industria puede poner en movimiento en este momento. Ése es el delay que vemos en algunos casos. Creo que es algo coyuntural y que estará saldado en breve”.

Como toda estadístic­a, los números muestran, pero también ocultan. Según el ingeniero Sorabilla, “los índices reflejan un promedio, pero hay empresas paradas y otras que trabajan al 75%. La recuperaci­ón llevará muchísimo tiempo. Habrá que convivir con el faltante de insumos. Pero tenemos los fierros para incrementa­r la producción, crecer y

generar más empleo. La inversión en tecnología estará produciend­o recién dentro de un año y medio. Somos optimistas, pero tendremos que convivir con ciertas tensiones”.

En este panorama hay algunas ventanas que se van abriendo, tal el caso o del programa Compre Argentino. Galfione aseguró que está orientado mayormente a la confección de ropa sanitaria y de las fuerzas de seguridad. También el rubro o minería es prioritari­o en la realizació­n de geotextile­s. xtiles.

“Es un puntapié para las inversione­s, son productos de alto valor agregado y mucha tecnificac­ión”, señaló.

EMPLEO. La meta en materia de creación de empleo es clara: si las condicione­s del mercado se sostienen, en tres años el sector textil podría alcanzar los 200.000 puestos de trabajo. Esa cifra contempla el crecimient­o sostenido del rubro y el avance de la automat automatiza­ción, un verdadero desa desafío que obligará a la fue fuerza laboral a capacita tarse.

“La automatiza­ción n no genera desocupaci­ón, todo lo contrario. Nacen otros puestos q que antes no existían. L La automatiza­ción sig significa realizar la producc ducción con más calidad y eficienc eficiencia. Eso nos hace ganar mercados y ser más competitiv­os. Habría puestos de trabajo de mayor calidad y mejor pagados. En este rubro la gran fuerza laboral está en la indumentar­ia, y allí la automatiza­ción no es un sustituto sino un complement­o”, subrayó Galfione.

Según Sorabilla, “la industria 4.0 tiene que ver con la velocidad con que la industria puede fabricar lo que se demanda en el mostrador. Antes se producía para stock y ahora para el consumo. La tecnología da la oportunida­d de que la industria pueda satisfacer esa demanda del mercado interno”.

Por otra parte, la Fundación ProTejer ha desarrolla­do un proyecto junto a la Universida­d de San Martín, con fondos del BID y el apoyo del gobierno de Corea del Sur, para capacitar mandos medios en hilandería, tejeduría y otras actividade­s del sector. “Es el primer paso”, aseguraron.

Hay otra pregunta que ronda el ambiente y pasa por si este crecimient­o proyectado del sector debería traer aparejado, para que sea sostenible

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OPORTUNIDA­D. El previsible rebote económico, las prometidas políticas de aliento al consumo y las barreras arancelari­as que se descuentan constituye­n los motivos que vuelven optimistas al sector textil.
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50% La capacidad instalada del sector

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