Los textiles, a las puertas de un boom
Pese a la crisis generalizada, los empresarios del sector invertirían este año u$s 250 millones. Aguardan un fuerte reverdecer del consumo interno. El objetivo de máxima: crear 200 mil puestos de trabajo en 3 años.
Pese a la crisis generalizada, los empresarios del sector invertirían este año u$s 250 millones. Aguardan un fuerte reverdecer del consumo interno. El objetivo de máxima: crear 200 mil puestos de trabajo en 3 años.
No hay sector de la economía argentina que haya salido ileso de la pandemia. Todos vieron caer las ventas, hacerse polvo la rentabilidad, perder negocios, volverse brumoso el futuro. Se sostuvieron a fuerza de quemar ahorros o subirse a programas de rescate como el ATP (Asistencia al Trabajo y la Producción) o a los créditos subsidiados para pagar salarios.
Por eso resulta singular, en medio de este pantanal, de tanta incertidumbre, el optimismo con que el sector textil encara 2021. Sobrevivientes de una crisis que persiste —bien que algunos no lograron superarla— los empresarios del rubro proyectan un crecimiento del 25% para este año que recién comienza. Hunden capital, se expanden y confían en un rebote que vendrá de la mano del incremento del consumo.
No hay muchos secretos a la hora de hallar la respuesta a por qué llevan adelante una conducta semejante. Son en su mayoría empresarios argentinos que reinvierten sus ganancias en post de crecer, que es la única manera de seguir adelante. Sin embargo, saben también que su porvenir va de la mano de las políticas de aliento al consumo y las barreras arancelarias que sostenga el Gobierno. Sin ellas, no sería tal el optimismo.
Por lo pronto, los números que manejan los textiles son alentadores. Priscila Makari, economista de la Fundación ProTejer, pone las cifras sobre la mesa: la capacidad instalada de la industria ronda el 50%, la inversión proyectada para 2021 sería de u$s 250 millones, estimándose un crecimiento del 25%. A mediano plazo, si las condiciones lo permiten, los empresarios sueñan con alcanzar los 200.000 puestos de trabajo.
INVERSIÓN. Convencidos de que la actividad se encarrilará en una dinámica de crecimiento, los empresarios textiles invierten con vistas al futuro. Saben que cuando la rueda comienza a moverse se genera una especie de círculo virtuoso que redunda en ganancias y creación de empleo.
“Cuando la industria pasa del 75% del uso de su capacidad instalada, los empresarios empiezan a invertir de manera masiva. Se da el círculo virtuoso. Ahora hay restricciones en dólares. Está ese millón que se usa para comprar insumos y repuestos. Por ejemplo, el poliéster ya no se fabrica en cantidad en el país”, sostuvo el ingeniero Jorge Sorabilla, titular de la empresa TN&Platex y ex presidente de ProTejer.
Las restricciones de la pandemia obligaron, esta vez, a que la ProTex til 2020 se desarrollara de manera virtual. Del otro lado de la pantalla, los empresarios reunidos explicaron cuáles son las estrategias del negocio, cómo sopesan un 2021 que vislumbran como prometedor. “En general el empresario textil deja la rentabilidad en su empresa, la reinvierte. Hoy nos estamos endeudando en capital de trabajo. La rentabilidad, la esperamos para más adelante. Tal vez para cuando la capacidad esté por encima
“Las telas sanitarias son productos con mucha proyección. También hay potencial en ropa para las fuerzas de seguridad”.
LUCIANO GALFIONE
del 60%”, agregó.
La emergencia sanitaria fue una veta que algunos empresarios supieron explotar, reconversión mediante. Una posibilidad de negocios que los mantuvo a flote. Como narró Luciano Galfione, director de Galfione y Compañía, y secretario de la Fundación ProTejer, “pusimos mucha plata en la producción de insumos sanitarios. Mucho de la estadística de la inversión realizada tiene que ver con eso”. De hecho, el 95% de esos insumos eran importados y fueron sustituidos en buena medida por productos nacionales. CRECIMIENTO. Por ahora, los empresarios transitan por un terreno árido. Volver a crecer es un objetivo de mediano plazo. “Si venís de una baja producción y se suma un parate de tres meses, no es sencillo reactivar. Es fácil destrozar un entramado productivo, pero es muy difícil reconstruirlo. Muchos jugadores se caen en ese período. El ATP ha sido una gran ayuda, hubiera sido muy duro afrontar la cuarentena sin esa herramienta”, explicó Galfione.
Y agregó: “El 50% de la capacidad instalada es el 100% de lo que la industria puede poner en movimiento en este momento. Ése es el delay que vemos en algunos casos. Creo que es algo coyuntural y que estará saldado en breve”.
Como toda estadística, los números muestran, pero también ocultan. Según el ingeniero Sorabilla, “los índices reflejan un promedio, pero hay empresas paradas y otras que trabajan al 75%. La recuperación llevará muchísimo tiempo. Habrá que convivir con el faltante de insumos. Pero tenemos los fierros para incrementar la producción, crecer y
generar más empleo. La inversión en tecnología estará produciendo recién dentro de un año y medio. Somos optimistas, pero tendremos que convivir con ciertas tensiones”.
En este panorama hay algunas ventanas que se van abriendo, tal el caso o del programa Compre Argentino. Galfione aseguró que está orientado mayormente a la confección de ropa sanitaria y de las fuerzas de seguridad. También el rubro o minería es prioritario en la realización de geotextiles. xtiles.
“Es un puntapié para las inversiones, son productos de alto valor agregado y mucha tecnificación”, señaló.
EMPLEO. La meta en materia de creación de empleo es clara: si las condiciones del mercado se sostienen, en tres años el sector textil podría alcanzar los 200.000 puestos de trabajo. Esa cifra contempla el crecimiento sostenido del rubro y el avance de la automat automatización, un verdadero desa desafío que obligará a la fue fuerza laboral a capacita tarse.
“La automatización n no genera desocupación, todo lo contrario. Nacen otros puestos q que antes no existían. L La automatización sig significa realizar la producc ducción con más calidad y eficienc eficiencia. Eso nos hace ganar mercados y ser más competitivos. Habría puestos de trabajo de mayor calidad y mejor pagados. En este rubro la gran fuerza laboral está en la indumentaria, y allí la automatización no es un sustituto sino un complemento”, subrayó Galfione.
Según Sorabilla, “la industria 4.0 tiene que ver con la velocidad con que la industria puede fabricar lo que se demanda en el mostrador. Antes se producía para stock y ahora para el consumo. La tecnología da la oportunidad de que la industria pueda satisfacer esa demanda del mercado interno”.
Por otra parte, la Fundación ProTejer ha desarrollado un proyecto junto a la Universidad de San Martín, con fondos del BID y el apoyo del gobierno de Corea del Sur, para capacitar mandos medios en hilandería, tejeduría y otras actividades del sector. “Es el primer paso”, aseguraron.
Hay otra pregunta que ronda el ambiente y pasa por si este crecimiento proyectado del sector debería traer aparejado, para que sea sostenible