Mohamed El Erian
Rompamos el círculo vicioso de la COVID en EE.UU.
Más allá de la comprensible emoción que nos trae la llegada de las primeras vacunas contra el COVID-19, el futuro inmediato sigue siendo traicionero. Estados Unidos, en particular, podría estar al borde de un espantoso escenario en el cual los problemas actuales en cada una de cuatro áreas —salud pública, economía, política y comportamiento de los hogares— podrían empeorar la situación en las otras tres. El riesgo es que en las próximas semanas desencadenen un círculo vicioso que, de materializarse, podría devastar las vidas y el sustento de muchas más personas, incluso ahora que las vacunas están cerca.
Afortunadamente, a través de acciones individuales y colectivas, EE. UU. no solo tiene los medios para detener esas dinámicas sino para transformarlas en un círculo virtuoso. Para eso será necesario un conjunto de esfuerzos sostenidos, más que la simple repetición de medidas individuales.
Más allá de las restricciones que están implementando un estado tras otro, es poco probable que la actual ola de internaciones y muertes por la COVID-19 se reduzca de manera duradera. Sin embargo, en vez de considerar estas medidas como necesarias, pero insuficientes, serán demasiados los estadounidenses que creerán, incorrectamente, que las restricciones son ineficaces (excepto en términos muy limitados, para interrumpir temporalmente los contagios).
Además, EE. UU. no logra solucionar los desafíos de salud pública en un momento en que la economía ya se está debilitando. La reciente secuencia de aumentos en las solicitudes semanales de asistencia por desempleo confirma que la recuperación, tanto en el mercado de trabajo como en la economía en general, está decayendo. Los indicadores diarios más desagregados de actividad económica (como la movilidad, las reservas en restaurantes y las actividades de búsqueda) sustentan esta percepción. La tercera área de preocupación es la política general con la que EE. UU. está haciendo frente a la crisis económica, que sigue siendo desequilibrada e inadecuada. Sí, la política monetaria continúa «a fondo» (se prevé que la Reserva Federal de EE. UU. intensificará su accionar para apoyar la recuperación económica en su reunión del 15-16 de diciembre). Desafortunadamente, el banco central más poderoso del mundo básicamente está usando medidas ineficaces (en la jerga de los economistas, empujando una cuerda) en sus intentos por lograr el bienestar económico en el largo plazo.
Esta triple preocupación —salud pública, economía y políticas económicas— a su vez alienta comportamientos problemáticos por parte de los hogares. No hay dudas de que la incapacidad del gobierno estadounidense para controlar una nueva ola de COVID-19 perjudicará aún más la confianza del público y socavará la adopción de las pautas de comportamiento saludable. Las demoras en las transferencias fiscales aumentan los riesgos para el consumo y la inversión en EE. UU., en un momento en que la economía mundial no está en condiciones de proporcionar soluciones.
*JEFE DE CONSEJEROS ECONóMICOS DE ALLIANZ. COPYRIGHT: PROJECT SYNDICATE,2020
La triple preocupación en EE.UU. (salud pública, economía y políticas económicas) alienta comportamientos problemáticos por parte de los hogares.