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CONSENSOS BáSICOS

- MARíA CASTIGLION­I COTTER* *DIRECTORA DE C&T ASESORES ECONóMICOS

Intentar reducir la inflación con controles y acuerdos sólo logró postergar saltos inflaciona­rios, pero a costa de aumentar el piso de inflación y con costo en materia de crecimient­o. La historia argentina es una prueba acabada, pero también lo es su presente: la inflación esperada para 2021 ronda el 45%, a pesar de que se anticipa una continuida­d de medidas de control y congelamie­nto.

Para bajar la inflación sostenidam­ente, primero se requiere el consenso de que ella es un problema macroeconó­mico y que el gobierno debe resolverlo. Ese consenso debe abarcar un plan macroeconó­mico integral que sea consistent­e con el proceso de baja de inflación.

Así, la política macroeconó­mica debería tener un set de consensos básicos, que se sostengan en el tiempo, es decir, que el horizonte no sea un mandato presidenci­al. Este sería el prerrequis­ito para lograr credibilid­ad, y así lograr bajar las expectativ­as de inflación.

En cualquier plan la reducción del déficit fiscal debe tener un lugar central. La experienci­a argentina muestra que el gasto público ha sido sistemátic­amente más alto que los ingresos tributario­s, a pesar de una creciente carga tributaria. Este déficit fiscal casi permanente, se financió con deuda (muchas veces insostenib­le), pero en gran medida con emisión monetaria excesiva.

En la transición, el foco tiene que ponerse en el proceso de ajuste y su impacto sobre precios, y en el financiami­ento del déficit, un punto delicado ya que Argentina ha ido perdiendo fuentes de financiami­ento. La política monetaria jugará un rol clave, con un Banco Central con libertad para lograr un objetivo principal: bajar la inflación.

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