Hombre de mar
Cierto día, en compañía de Nicolás Kilimik, acomodador del Atlas, promocionando la temporada en La Feliz con otros cuatro productores: Guillermo Bredeston, Enrique Estevanez, Darío Arellano y Enrique Carreras. Arriba: Parte del equipo de acomodadoras de Carlos apostado hoy en la Costa Atlántica, cumpliendo los protocolos a raíz del coronavirus, para la obra El equilibrista, que se exhibe en el teatro Mar del Plata, construido en lo que era un estacionamiento.
Puedo hablar de mi propia experiencia teatral concentrada en Sex, que vuelve a ser un éxito, ahora en esta nueva normalidad, a través de otra puesta. Si bien sigue generando mucha intimidad, cercanía e interacción, ahora lo logra desde una versión 360, porque el público está en su mesa, sentado sobre una silla que da la sensación de ir girando.
Sex fue el único espectáculo que se mantuvo a lo largo de la cuarentena sin funciones esporádicas vía streaming: pasó de aquella versión presencial que le permitió llenar el teatro a lo largo de un año, a una virtual que incluyó quince ediciones súper convocantes durante el aislamiento, que derivó en Auto Sex, tipo autocine, para terminar volviendo de manera presencial, respetando los protocolos, a nuestro amado teatro Gorriti, donde la obra nació, con cuatro funciones semanales agotadas desde hace casi un mes, para un aforo del cincuenta por ciento de la capacidad.
A partir de Sex siento que, pese a la crisis que atraviesa el sector, hoy el público ya no es puramente de teatro, sino uno nuevo, muy adrenalínico y también muy responsable, que entiende perfectamente el flamante código del espectáculo. Siento, además, que estamos recuperando la efervescencia que el teatro vivía antes de esta pandemia, y que lo vamos a lograr. Vivo estos tiempos como un momento de resistencia, en el que puedo estar plantando bandera con mi espectáculo.
A nosotros la pandemia nos sorprendió al inicio de la temporada, ya que la nuestra es una plaza que funciona entre marzo y noviembre/diciembre. Y lo hizo de una forma bastante fuerte, ya que tuvimos que cancelar varias producciones confirmadas (Pedro Aznar –dieciocho funciones que se bajaron con él para arrancar en Viedma–, Pilar Sordo –¡todo agotado!–, el unipersonal
En el aire, con Facundo Arana; Hernán Casciari, mucho de stand up del Paseo La Plaza, Perfectos desconocidos, Miguel Mateos, Divididos, Departamento de soltero, Una semana más y Desnudos, es decir, varias obras fuertísimas para el interior). Conclusión: como consecuencia del covid-19 debimos devolver casi seis mil tickets, sufriendo una fuerte pérdida económica.
Pasamos el año con las puertas cerradas. Algo que en lo personal no puedo entender. Se habilitaron otras actividades mucho más riesgosas que sentarte a ver un espectáculo. Podrían haberse abierto las salas, respetando un protocolo como Algo que en lo personal no puedo entender. Se habilitaron otras actividades mucho más riesgosas que sentarte a ver un espectáculo. Podrían haberse abierto las salas, respetando un protocolo como el que ideó AADET (formo parte de su Comisión directiva) con la Fundación Huésped, del doctor Pedro Cahn. Recién ahora nos habilitaron en un cincuenta por ciento. Fue un 2020 durísimo, manteniendo una estructura importante, con personal y oficinas propias y cuanto conlleva este trabajo. La realidad aún nos muestra inactivos en la zona que cubrimos (toda la Patagonia, La Pampa y gran parte de la provincia de Buenos Aires). La intención es comenzar a programar opciones para abril, mayo... aunque dependiendo de cómo evolucione esta pandemia, que por ejemplo en Neuquén, donde yo resido, a la fecha tiene una tasa bastante alta de contagios. Junto a otros productores amigos, mancomunados, venimos intentando que, de a poco, la rueda vuelva a girar. No sé si haremos negocios, pero debemos colaborar para poner de pie a nuestra actividad.