FEMICIDIOS, LA OTRA PANDEMIA
¿Cómo luchar de manera eficaz contra la violencia de género?
Desde sus tres décadas de ejercicio de la abogacía en el ámbito penal, con innumerables casos atendidos y analizados, el periodista policial acerca sus sugerencias sobre la manera en que se debería afrontar este flagelo, ahora más visibilizado en la sociedad.
Guadalupe, Lorena, Mirna, Paola, Úrsula, Micaela, Ivana, Viviana... –y así, lamentablemente, podemos continuar un rato– son algunas de las victimas de homicidio por cuestiones de género ocurridos sólo durante 2021 en nuestro país. Es un número que asusta y alarma. Sí, según distintos relevamientos públicos y privados, este año ocurrieron tantas muertes por esa causa como días han transcurrido.
Ahora bien, ante tamaña gravedad de los hechos, los números de la estadística asustan por sí solos. Y lo peor y más grave es que no bajan, sino que se acrecientan con el tiempo, pese a las distintas medidas que se han implementado, en el entendimiento de que a través de las mismas los casos tenderían a disminuir. Claramente, el efecto parece haber sido el inverso.
Entonces cabe preguntarse el porqué, qué falla, qué está faltando, qué trasfondo que no se logra ver imposibilita afrontar con éxito la lucha contra este flagelo. Se encuentra ampliamente demostrada, y los hechos de dominio público así lo reflejan, la absoluta ineficacia de las medidas de restricción de acercamiento (perimentrales) en cuanto a la protección de la persona denunciante, el carácter estrictamente ilusorio y declarativo de dicha medida y la
insignificancia penal ante su incumplimiento.
Así las cosas, en segundo lugar, ya en un mundo con desarrollos tecnológicos avanzados, surgió el botón de pánico, otro elemento preventivo pero que en reiterados casos no ha dado resultado, porque al detectarse su señal el autor del delito ya estaba en el área próxima a su víctima, porque el dispositivo se quedó sin pila o porque no tenía buena señal de celular, entre otras eventualidades que atentan contra su intención de prevenir.
Ambas medidas de protección han demostrado su altísimo grado de violabilidad por parte del agresor, sumado al hecho clave de que la víctima carece de conocimiento alguno de la cercanía del mismo hasta que lo tiene a la vista, sin olvidar la inacción judicial alarmante en un amplio número de casos.
Por ello, en pos de colaborar en la lucha contra esta pandemia de sangre, les acerco distintas propuestas y puntos de enfoque sobre la materia que entiendo prudentes, prácticas y proactivas, sin que ello signifique dejar de considerar cada caso particular. A saber:
● PULSERA ELECTRÓNICA: Es un aparato que simula un teléfono y posibilita geolocalizar al denunciado y su posible acercamiento a la víctima, pudiéndose así activar la alarma desde dicho celular.
● JUSTICIA Y POLICÍAS ESPECIALIZADAS: Dotadas de recursos humanos y estructura operativa adecuados, con medios de comunicación y respuestas inmediatas las 24 horas. Su funcionamiento deberá supervisarse periódicamente, dependencia por dependencia, conforme las zonas.
● AUDITORÍA ANUAL: En este punto propongo, justamente, una auditoría acerca de los casos denunciados durante 2020 en el territorio que se desee, y así comprobar la respuesta judicial en cada caso, para informarnos sobre qué
medidas se tomaron, de qué manera funcionaron, cómo resultó con la víctima la atención del caso y el estado actual de cada proceso.
● HABILITACIÓN DE CASAS DE ABRIGO: Además de apoyo económico y psicológico, alojamiento y salida laboral para las víctimas.
● EGRESOS DE LA CÁRCEL: Seguimiento y control sobre tratamientos carcelarios de femicidas, análisis de salidas concedidas, legajos de conducta e informes psicológicos, entre otros aspectos.
● MUNICIPIOS: Es fundamental la tarea local de cercanía, desde sus áreas de violencia de género, el seguimiento de los casos, el control de la actividad judicial y demás.
● FUERZA POLICIAL ESPECIALIZADA: El mejor ejemplo lo da el Sistema de Seguimiento Integral en los casos de Violencia de Género (VioGén), de la Secretaría de Estado de Seguridad del Ministerio del Interior de España, a partir del cual cada víctima, en función del riesgo, recibe un plan de seguridad personalizado y se le asigna un agente protector. En Madrid, para ilustrar, hay 380 agentes especializados en violencia de género.