Gente (Argentina)

INTRUSOS.

“El destino hizo que dejemos de competir: éste es el desafío profesiona­l más importante de nuestras carreras”

- Por Kari Araujo Fotos: Christian Beliera

“La pelea por la primicia quedó muy demodé”, entienden Rodrigo Lussich y Adrián Pallares, los flamantes conductore­s del ciclo de América, tras reemplazar a Jorge Rial.

A días de debutar como conductore­s de Intrusos, los periodista­s –que cumplen años el mismo día (el 30 de noviembre) y suelen hacer “apuestas por sushi”– cuentan que su amistad nació “en una ratonera de Mar del Plata” y sorprenden con varias primicias. ¿Una de ellas? “Tenemos planeado hacer teatro juntos”.

Rodrigo es un tipo leal y confiable, una de las personas que más me hacen reír en este mundo, un tipo ideal para trabajar con él

(Adrián)

Adri es un trabajador incansable, un motivador y un amigo de fierro: es alguien que no me falló nunca, un incondicio­nal

(Rodrigo)

Se acuerdan cuándo se conocieron? Rodrigo: Sí, a Adri lo vi por primera vez en mayo del 2006 en una oficina de producción de Canal 9. Yo trabajaba con Viviana Canosa. Estábamos preparando la nueva versión de Los profesiona­les y querían un cuarto panelista. En ese casting él se había presentado muy serio y con un sobretodo.

Adrián: Nunca hablamos de eso... ¡No me acuerdo nada! Mi primer registro grupal fue cuando vimos la escenograf­ía. Yo soy bastante sangre de pato, pero ahí me asusté, porque iba a hacer televisión. Pero no recuerdo una charla.

–¿Ni siquiera quién fue el primero en ponerle onda a la relación?

A: No, eso sí lo recuerdo perfectame­nte: fui yo. Porque nos metieron en un camarín con Ángel (De Brito) y los tres convivimos durante dos años.

R: En el piso yo me sentaba a la derecha de Viviana y él estaba a mi derecha... Me buscaba y me hacía chistes desde un lugar de confianza que a mí me molestaba, porque yo no se la había dado. Un día me agarró cruzado –cosa muy probable en mí, –y le dije: “Yo a vos no te di confianza. Vos y yo nunca vamos a ser amigos”.

–¡Ah, estuviste complicadí­simo!

R: Ni me digas, y le erré al pichón mal... ¡porque mirá dónde estamos! .................................................................................... La charla con Adrián Pallares (52) y Rodrigo Lussich (48), compañeros de running, se da un jueves por la noche, después de la salida al aire del noveno programa de Intrusos (América) con ellos dos como flamantes conductore­s. “Podría decirse que era un pendiente: hace muchos años que nos decíamos que teníamos que hacer un programa juntos, pero ni en

Mi sueño hubiera sido viajar a los Oscar y que en las críticas de las películas apareciera ‘Adrián Pallares dijo...’, porque a mí me encanta el cine

(Pallares)

mis sueños hubiera pensado que iba a ser ‘Intrusos’”, confiesa Rodrigo. ¿Si les sorprendió que los elijan? Adrián responde: “Un poco, porque desde mediados de enero empezaron los rumores de que Jorge (Rial) no volvía y según lo que se decía, a ‘Intrusos’ lo iba a hacer todo el mundo... menos nosotros. Literal que en Crónica hasta llevaron a una señora que tira el tarot para predecir quién iba a ser el conductor y predijo dos personas que no fueron. Por piedad no digo el nombre, pero en ese momento sentí como una cosa...”.

Yo quiero ser número uno en lo mío en la Argentina, ser un tipo mucho más popular de lo que soy. Y no digo que quisiera ser Tinelli, porque creo que lo que te consagra en este medio es ser distinto (Lussich)

–¿Cuándo supieron que estaban en la baraja?

R: El 1º de febrero nos propusiero­n que yo empezara a acompañar a Adrián –que hace 8 años está en el programa y siempre fue el conductor reemplazo de Jorge–, creo que con la intención de probar... Pero nosotros en el momento no especulamo­s. O sea, tampoco éramos ingenuos, pero nos la jugamos a pasarla bien. Y la producción fue una gran banca para que nos quedemos.

–¿Por qué creen que eligieron a dos en lugar de uno?

R: Me parece que vieron que podían combinar el tono más periodísti­co de Adrián con mi tono humorístic­o y más de show.

A: Porque si querés cambiar Intrusos, poner dos es distinto, y que seamos varones también. Después, hay que ponerse en los zapatos de Jorge Rial, y con cuatro pies es más fácil (ríen).

Siempre se indaga más sobre los códigos de los periodista­s que hacemos chimentos que sobre los de los periodista­s políticos que operan, reciben sobres y generan fake news mucho más pesadas que las que podemos generar nosotros

(Rodrigo)

Trabajo de hablar de la vida de los demás, y por eso sé que me van a revolear con algo. Es como tomar de la propia medicina. Y estoy seguro de que esperan el día en que estemos caídos para pegarnos en el piso

(Adrián)

Como dupla nos identifica­mos con ‘Borges y Álvarez’, del sketch de Alberto Olmedo y Javier Portales, porque hay una cosa del cómico y del supuestame­nte serio que también puede resultar muy divertido (Lussich y Pallares)

–Viendo la química que tienen, me surgió una duda: ¿cómo remontaron su relación desde el “nunca vamos a ser amigos”?

A: No sé si me habré ofendido por lo que me dijo o no, pero a nosotros nos unió mucho la temporada 2007 en Mar del Plata, porque fuimos a hacer el programa allá y nos metieron a los tres (con Ángel de Brito) en un departamen­to de dos ambientes.

R: Era una ratonera. Fea. Fue un mes que pareció un año...

A: Para que te des una idea, el día que llegamos llovía: nos dieron las toallas como si fuéramos presos. Ángel dijo: “Yo me voy a la Terminal”.

R: Sí, él se quería volver. Y eso que tuvo la suerte de que por sorteo se quedó con la cama grande del cuarto. A nosotros dos nos tocaron las dos camas chicas del living.

–Es increíble que los tres integrante­s de “la ratonera” sean ahora los conductore­s de los principale­s shows de la farándula.

R: Está claro que Canosa (Viviana) tuvo ojo para elegir. Pero creo que los tres laburamos: nadie puede decir que llegamos recomendad­os o que bajamos de la copa de un árbol y nos pusimos a conducir. Todos hicimos el caminito completo, comiéndono­s todos los sapos. Nosotros sudamos la camiseta para estar en este lugar. Si llegaba a Intrusos alguien que no se había ni mojado la cara, no sé cómo la gente lo hubiera tomado. Pero bueno, no pasó. Y después de años de estar en la vereda de enfrente –porque durante una década nos tocó competir en programas y horarios–, el destino hizo que dejemos de hacerlo y trabajemos juntos.

–Una pregunta “intrusa”: ¿cómo quedó su relación con Viviana?

A: Está bien.

R: Ahí. No somos amigos, no nos llamamos para las Fiestas ni los cumpleaños, pero si nos cruzamos, nos saludamos. Digamos que tenemos momentos en que ella se ofende Ahora está ofendida por las críticas que le hicimos cuando fue lo del dióxido de cloro.

–Igual forman parte de un programa que probableme­nte les genera un par de enemistade­s...

A: ¿Un par? ¡Muchas! Pero no me importa nada que los famosos se ofendan. Cero.

R: A mí lo edulcorado me aburre mucho. Siempre me gustó el

lado B de las historias, mirarlas con acidez y desde cierto costado crítico.

A: Aparte, a la gente le divierte. Lo que no me gusta es la guerra con los colegas. Me parece muy antiguo salir a pelear con otro programa por la primicia.

R: La pelea por la primicia quedó muy demodé.

–Twitter movió el tablero en ese sentido.

R: Totalmente, y creo que a la gente le importa, es un tema de nuestro ombligo. Honestamen­te, el periodismo de espectácul­os es un medio de mucha envidia, bronca y odio. Hay mucha frustració­n de gente que tal vez creyó que iba a poder llegar a cierto lugar, y no. Muchas veces se ven más cuestiones personales que otra cosa.

–Ya que lo mencionan, ¿se metieron con sus vidas personales?

R: Es lo primero que intentan cuando no pueden “agarrarte” por el lado profesiona­l. A mí me ha pasado mucho... Ahora ya no me jode. Antes, cuando todavía no había asumido públicamen­te mi sexualidad, me comí un par de garrones, porque me corrían por ese lado y yo me ponía muy nervioso. Pero después de que blanqueé ya no sentí esa presión.

A: Particular­mente no me gusta mucho que se metan con mi vida personal, porque implica a otras personas. Teniendo hijas que van al colegio hace un ruido distinto, porque cuando un chico va al colegio y algo de lo que pasa con el padre repercute y lo cargan, no está bueno. Así que trato de no exponer a mi familia. Igual ahora las chicas son grandes, lo entienden y se ríen, pero cuando tenían seis años tenían profesores que les decían: “¿Y por qué no me contás un chimento?”. Ellas ahora lo cuentan como anécdota, pero sé que trabajo de hablar de la vida de los demás y que en algún momento me van a revolear algo. Es como tomar de la propia medicina. Es más: estoy seguro de que esperan el día que estemos caídos para pegarnos en el piso.

–¿No les preocupa eso?

A: No. Hay que tratar de no caerse (ríen).

R: Es parte de la realidad que nos toca vivir. En nuestro género hay prejuicios del medio y de la gente. Por ejemplo, siempre se nos pregunta más por los códigos a los periodista­s que hacemos chimentos que a los periodista­s políticos que operan, reciben sobres y generan fake news mucho más pesadas que las que podemos generar nosotros.

A: ¡Y ni hablar de los periodista­s de actualidad o los económicos...! Hay algunos que son sólo empleados de empresas.

–Está claro que en algunos pensamient­os se alinean. ¿Ven muchos parecidos entre ustedes?

R: A los dos nos gusta mucho lo que hacemos y podemos estar horas hablando del medio. Para mí ser parte de esta industria es fascinante. Toda la vida quise trabajar en televisión. A los siete años ya hacía imitacione­s en mi casa.

–¿Y vos, Adrián?

A: No, yo no. Sí sabía que lo mío iba a ser la comunicaci­ón, porque me gustaba hablar, preguntar y soy curioso, pero ni en mis sueños más remotos me imaginaba en la pantalla. A mí la TV me llevó por delante: cerré los ojos y cumplí quince años acá.

–¿Están para recorrer juntos los próximos veinte años de ‘Intrusos’?

R: Yo estoy más grande y medio cansado de la vorágine. No sé si te firmo por veinte.

A: Estamos ante algo tan inédito que puede durar un año, o más, o ser algo para quedarse. Es grande Intrusos. Sacando a Mirtha, a Susana, a Tinelli y a los noticieros, no hay otro programa en la televisión nacional que lleve 21 años al aire. Y como me dijo Mirtha Legrand el otro día, “los éxitos no se abandonan”.

–Me la dejan picando: ¿se ven en la tele a la edad de Mirtha?

A: ¿A los 94 años?

–Si están como ella, obvio.

A: Yo me veo.

R: Yo también. Pero tengo dudas de que la tele siga existiendo. Soy muy escéptico con respecto al futuro de la televisión. Adrián es más optimista, en todo sentido.

–¿Con quién se comparan como dupla? ¿John Lennon y Paul McCartney?

A: (Ríe) Nosotros siempre jugamos con el tema de Alberto Olmedo y Javier Portales en el sketch de Borges, que eran los dos protagónic­os.

R: ¡Borges y Álvarez! Me parece que va por ahí, porque hay una cosa del cómico y del supuestame­nte serio que también puede resultar muy divertido. Hay como una analogía... salvando las distancias, claro. ¡Ellos eran monstruos! Podría ser un estilo para trabajar algún día en formato teatral...

–¿Quieren hacer teatro?

A: Sí. Está en los planes.

R: Nos imagino en un sillón Chesterfie­ld, analizando cosas y contando anécdotas. Podría ser dentro de una estructura de teatro de revistas o en un espectácul­o más chico, tipo café concert.

A: ¡Pero para eso falta...! Recién estamos aterrizand­o con el programa y todavía no terminamos esta nota.

–A lo largo de esta charla hicieron chistes con frases que podrían ser títulos. ¿Cómo titularían la nota?

R: «¡Dos pícaros sin vergüenza!» O “Dos hombres buenos” (ríen).

A: Hablando en serio, podría ser que estemos ante el desafío profesiona­l más importante de nuestras carreras. ¡Nunca nos pasó nada tan grande como esto! Yo toda la vida pensé que era muy difícil conducir de a dos, porque lo comparo con conducir un auto... Pero la ventaja de que sea con un amigo es redonda, porque el éxito de los grandes debe ser solitario, pero cuando vos lo compartís con un par, con alguien que forma parte de tu familia y tus afectos, creo que es tremendo. Nosotros cerramos la puerta y estamos los dos.

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