GQ Latinoamerica

SIN LUGAR PARA LOS DÉBILES

De su trayectori­a y sus próximos proyectos, el actor español ganador de un Óscar, Javier Bardem, platicó en exclusiva con GQ México.

- Por Jesús Alberto Germán

Trasladémo­nos a febrero de 2008. ¿La locación? El Teatro Kodak de Los Ángeles, California. ¿El evento? La 80 entrega de los Pre- mios de la Academia. ¿El protagonis­ta? Javier Bardem… Aunque lo correcto quizá sería decir “El actor de reparto del año”. Y es que esa noche, el his- trión oriundo de Gran Canaria, España, coronaba casi dos décadas de trayec- toria con un merecido Óscar gracias a su estupendo trabajo en la cinta de los hermanos Coen No Country for Old Men, bautizada en algunos países como Sin lugar para los débiles. Dejando de lado su trama, el título de este filme bien podría aplicar a la carrera de Bar- dem, pues desde 1990 no ha dudado en embarcarse en todo tipo de proyectos: desde aquellos que lo han instalado como sex symbol, como en Las edades de Lulú (1990) o Jamón, Jamón (1992), hasta un maquiavéli­co villano que le hace la vida imposible al Bond de Daniel Craig en Skyfall (2012), pasando por los personajes que han demostrado sus tablas, entre los que están los de Mar adentro (2004), Vicky Cristina Bar- celona (2008) y Biutiful (2010).

Los próximos años apuntan a ser igual de importante­s para el espa- ñol. Por principio de cuentas, deberá meterse en la piel del colombiano Pablo Escobar en la cinta dirigida por Fernando León de Aranoa, cuyo estreno está programado para 2017; además, lo veremos en la próxima entrega de la saga Piratas del Caribe, así como en lo nuevo del gran Darren Aronofsky. A ello, debemos sumar su reciente fichaje con la marca Chivas Regal. Sin duda, Bardem ha demos- trado ser un actor de carácter.

SIEMPRE QUE TE EMBARCAS EN UNA NUEVA PELÍCULA TE INVADEN LAS DUDAS SOBRE CÓMO ACTUAR”.

¿Cómo eliges hoy en día un proyecto? Me gusta que, mientras leo el guión, el personaje tenga eco en mi interior; también ana- lizo qué tanto puedo aportar al proyecto.

¿Ha cambiado esta forma de elegir personajes con el paso

de los años? Yo diría que no, esencialme­nte se ha mantenido, aunque ahora han entrado en juego diferentes factores. Antes no me importaba qué tan lejos tenía que irme, ni el tiempo que debía hacerlo; hoy, que tengo una familia, sí es un tema. No es que inmediatam­ente rechace una oferta, sino que pienso dos veces antes de aceptarla.

Hasta ahora, ¿cuál ha sido el papel más complicado de

interpreta­r? No considero que haya tenido papeles complica- dos, los veo más como momentos difíciles por los que cada uno de estos personajes atraviesa.

Próximamen­te te veremos en la película Escobar, ¿qué nos

puedes decir sobre ella? Es un proyecto que he buscado desde hace muchos años. Me habían ofrecido este papel varias veces, sin embargo no me habían convencido tanto las propuestas. Además, hoy en día el mundo conoce más sobre Pablo Escobar y eso es importante, porque al final lo que buscamos expresar es que éste no es un tipo de personaje a seguir. En las últimas décadas, grandes actores han dado vida a Pablo: Andrés Parra, en Colombia, o Benicio del Toro, por mencionar algunos. Me gustaría poder aportar un poco al trabajo que ellos han hecho. Espero que el resultado sea lo suficiente­mente bueno para hacer que la gente vaya a los cines. ¿Cómo te relajas luego de un día de arduo trabajo en el set? Cuando tengo que interpreta­r papeles como Escobar o el de

No Country for Old Men, me gusta ducharme con agua caliente inmediatam­ente después de acabar la jornada, para así hacer que el personaje abandone mi cuerpo, que salga de mi piel. Un trago también ayuda (ríe).

Ya que tocas estos dos personajes, ¿dirías que ha sido igual- mente difícil interpreta­r a Pablo Escobar que a Anton Chi- gurh de No Country For Old Men? Ha sido complicado, pero son papeles distintos… Diferentes clases de monstruos.

¿Consideras que en los últimos años el cine iberoameri- cano ha tomado un mayor protagonis­mo en Hollywood?

Veo al cine como algo universal, así que el talento es talento en cualquier lugar del planeta. Lo que Iñárritu, Cuarón o Del Toro han hecho forma parte de ese lenguaje global, y es igual de valioso que el trabajo de Spielberg o Ridley Scott. Todos ellos han demostrado su talento, visión y esfuerzo, su trabajo duro. Por supuesto que cada cultura es importante, porque de alguna manera determina cómo una persona percibe las cosas. México, España y el resto de países de Iberoaméri­ca cuentan con gente muy apasionada, y esta cualidad se traslada hasta su trabajo. Es increíble ver cómo dan todo, sin andarse con rodeos.

A estas alturas de tu carrera, ¿qué te falta por hacer? Siem- pre que te embarcas en una nueva película vuelves al principio, es una forma de iniciar un nuevo camino. Y es en este punto de partida cuando te invaden las dudas sobre cómo actuar. He platicado con varios colegas y hemos llegado a la conclusión de que compartimo­s este sentimient­o; no importa cuánto tiempo lleves en esta carrera, siempre tendrás ese instante de vacío al hacer una película, una serie de televisión o una obra de teatro, es un momento en el que te preguntas “¿Qué estoy haciendo aquí y cómo diablos voy a abordar este reto?”. Aunque, claro, la experienci­a siempre ayuda.

¿Y qué lugar ocupan los proyectos filantrópi­cos? Vivimos en un mundo que se ha transforma­do en un verdadero desastre, así que ayudar a otras personas es algo muy valioso, algo impor- tante. Es imposible ser ciegos ante las diferentes situacione­s que afectan a otros seres humanos, no ver lo que pasa a nuestro alre- dedor. Lo menos que podemos hacer es llevar a cabo acciones que traten de revertir el planeta que tenemos actualment­e.

¿Qué te llevó a involucrar­te con Chivas Regal? Me sentí atraído porque es una marca que “actúa”, apoyan económica- mente a aquellas personas que llegan con grandes ideas para ayudar a otros. De alguna manera, quieren y tratan de hacer que estos grandes proyectos se vuelvan realidad. Eso es algo muy generoso por parte de una marca.

¿Cuál es tu rincón gastronómi­co favorito de Madrid? El res- taurante de mi hermana. Se llama La tercera y está muy cerca de Plaza de Santana. Es un lugar muy acogedor, con un gran ambiente y unas tapas fantástica­s.

¿Y cuál es tu platillo favorito de La tercera? Las croquetas, sobre todo las de jamón. Mucha gente va sólo por ellas. Son extraordin­arias (ríe).

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