Tini Stoessel
Nació como Martina Stoessel el 21 de marzo de 1997, en Buenos Aires, Argentina, y desde niña, cantar y bailar fueron su único sueño. Pero nunca pensó que iba a cumplirlo tan pronto. En 2011, cuando tenía 14, su padre Alejandro Stoessel –un reconocido productor de televisión local–, presentó en Disney Channel un demo con su voz. “Le preguntaron a papá quién era esa chica que cantaba”, dice Tini una tarde de julio en Buenos Aires, “y le pidieron que me presentara al casting de Violetta”. Desde hacía siete meses, Disney buscaba sin éxito a la protagonista de la primera serie latina coproducida por sus filiales en Latinoamérica, Europa, Medio Oriente y África. “Me eligieron”, dice Stoessel aún con asombro. “Fue una bendición”.
La primera temporada de Violetta se estrenó en mayo de 2012 por Disney Channel Latinoamérica y la vida real de Stoessel rápidamente sincronizó con la de su personaje: una quinceañera con talento musical que en Buenos Aires descubre su pasión por la música, encuentra el amor y se transforma en súperestrella. Fue un éxito global. Entre 2013 y 2015, el show teatral y musical de la serie, con Stoessel como cantante principal y protagonista, salió de gira por Latinoamérica, Europa, Israel y África, superando en ventas a The Rolling Stones, Rihanna y Metallica. “Es algo inexplicable lo que sucedió con Violetta”, comenta ahora Tini, unos 500 conciertos después. “Los directores de Disney Estados Unidos no podían creer que un éxito que no fuera de ellos, como
Hannah Montana –el personaje que lanzó a la fama a Miley Cyrus–, hubiera salido desde Argentina”. Antes que Stoessel, ninguna otra
popstar millennial Made in Cono Sur había recibido el aplauso total de cuatro continentes ni experimentado el fenómeno, inédito en la historia del espectáculo, de tener bajo su hechizo a estadios repletos de miles de niños alemanes, franceses, italianos, rusos, africanos o polacos cantando en español. “La Real Academia Española (RAE) nos entregó un diploma de agradecimiento por divulgar el castellano en el mundo”, dice. De golpe, miles de chicos querían aprender el idioma. “Fue una revolución de habla hispana”.
Después de emitir tres temporadas y grabar siete discos musicales que proyectaron la carrera discográfica de Stoessel, en 2016 Disney preparó una secuela cinematográfica: Tini, el gran cambio
de Violetta. La película fue el final de la tira y sus personajes, y coincidió con la transformación del personaje en Tini y su debut solista para Hollywood Records. “Me daba un poco de miedo lanzarme sola luego de haber estado tan protegida por un personaje”, confiesa. En cierto modo, un par de años atrás, Miley Cyrus había sorteado el mismo escollo al dejar de lado a la inocente Hannah Montana en su pasaje de niña Disney a la adultez. Y aunque Tini no siguió el linaje de controversia de la intérprete de “Wrecking Ball”, tuvo que activar algunas válvulas de escape. “Empecé a esconder mucho mi corazón”, dice, “porque quedé expuesta todo el tiempo, y si dejaba entrar todas esas cosas, la fama me iba a destruir. En algún punto, intentas protegerte lo más que puedas y buscar esa protección en gente que te quiere de verdad: tu familia, tus amigos, porque sabes que de verdad te aman”, sigue la argentina. “Son tantas personas las que se
te acercan, que no sabes muy bien en quién sí y en quién no”.
Suena increíble. Pero, a pesar de ser un peso pesado en la industria del espectáculo mundial y haber perforado cada unidad de negocio del pulpo Disney –cine, música, revista, videogames, giras y merchandi
sing–, Stoessel jamás revisó un contrato. “Dejo todo en manos de mi papá”, comenta. “Sé que no puedo estar en mejores manos que las suyas. Por eso, puedo preocuparme sólo por lo artístico”.
Para su debut solista, Tini (2016), trabajó con algunos de los productores, músicos e ingenieros que cuecen el mejor pop actual de alta gama. Cracks que componen para Madonna, Beyoncé y Justin Timberlake. “Ellos me empezaron a mandar muchas canciones y yo escuchaba las maquetas y decía: ‘Quiero cambiar esto’, ‘me gusta este ritmo’ o ‘metería tal instrumento’”, dice. Grabado en Los Ángeles, Tini cruza hip
hop, baladas, electrónica y pop de diseño creado para perforar charts de Billboard. “Got Me Started”, un pop cadencioso y sexy, perfecto para bailar en la cima caliente de una discoteca –compuesto por Jason Evigan, hitmaker de Madonna, Demi Lovato, David Guetta y Prince Royce– es una de las canciones que Tini grabó en inglés; pero, además, salió como sencillo promocional en castellano. “Soy de una generación de chicos de 18 o 20 años que crecimos escuchando pop en inglés”, asegura, “por eso, lo quise cantar en ese idioma porque me sentía identificada. Sin embargo también lo pude interpretar en español”. Aunque suene extraño, su ADN musical no está constituido sólo de hits masivos de pop imperial. “Me gustan Charly García y Fito Páez”, menciona a dos próceres del rock argentino.
En marzo pasado, en Madrid, España, comenzó el Got Me Started Tour, la primera gira internacional solista de Tini, que este año la llevó por Latinoamérica y Europa. “Subirme de vuelta a los mismos escenarios en los que había estado con Violetta, lugares tan importantes donde tocaron Beyoncé y Michael Jackson, que son gente que yo amo con todo mi corazón, y estar con mi música y con el disco, fue lo más lindo que me pasó”, confiesa.
“A veces, cierro los ojos y no puedo creerlo”, sigue. “Pero luego, trato de mantenerme tranquila y ser una chica normal que ve a sus amigas de toda la vida, las que iban conmigo a la escuela”. Y remata: “Después de todo, a mí lo que me hace feliz es lo que yo hacía sola en mi habitación: cantar y bailar sin que nadie me viera”. Sin duda, Stoessel es una verdadera inspiración.