GQ Latinoamerica

UN ACTOR POLIFACÉTI­CO

Tras una exitosa carrera en el cine, este año, James Franco se embarcó en un par de retos profesiona­les: el primero, dirigir algunos capítulos de la serie de TV The Deuce; el segundo, como imagen de la fragancia Coach for Men.

- Por Dulce María Tamayo

CADA PROYECTO ME HA APORTADO MUCHAS COSAS DIFERENTES; SIN EMBARGO, HOY POR HOY, EN LAS SERIES DE TV SE ENCUENTRAN ALGUNAS DE LAS MEJORES MUESTRAS DE ARTE NARRATIVO”.

Parece que fue ayer cuando James Franco se estrenó como actor de cine en la cinta Never

Been Kissed ( ). Y aunque en aquella ocasión tuvo un pequeño papel, hoy en día, el histrión nacido en Palo Alto, California, está convertido en todo un camaleón: ha protagoniz­ado comedias, melodramas, películas de superhéroe­s y de terror, y proyectos que lo han llevado incluso a estar nominado al Óscar, como por su fabuloso trabajo en el filme horas (ˆ‰ ‰). Basta recordar la gala de los premios de la Academia de ˆ‰ , donde fue

co-host junto a la hermosa Anne Hathaway, para estar convencido­s de que cuando de retos se trata, Franco no teme experiment­ar.

ˆ‰ ‘ se ve como un año importante para el california­no, pues no sólo aceptó el desafío de dar vida a dos personajes en la aclamada serie de HBO

The Deuce, sino que, además, dirigió un par de episodios del show televisivo. A ello debemos sumar que recienteme­nte fue presentado como imagen de la fragancia Coach for Men, descubrien­do, de esta manera, una nueva faceta en su carrera. Viajamos a Nueva York para charlar en exclusiva con Franco sobre este y otros temas.

¿Qué proyectos consideras que te han moldeado

como persona y como artista? En realidad, todo empezó con mi papel en el show de televisión

Freaks and Geeks, en donde compartí escena con mi amigo Seth Rogen y el cual era producido por Judd Apatow. Este programa tuvo una gran influencia en mí porque tenía una sensibilid­ad muy particular, aparte de que el guión era realmente bueno y me enseñó a meterme de lleno en un personaje. Luego, di vida a James Dean y eso me permitió saber qué tan profundo puedo ir en la investigac­ión de un papel, además de cómo debo construirl­o. También puedo mencionar películas como Spring Breakers o horas, las cuales me enseñaron a trabajar con directores diferentes; Danny Boyle, por ejemplo, es alguien que siempre te está obligando a ir más allá. Diría que cada proyecto me ha aportado muchas cosas diferentes.

Los programas de televisión son una parte importante de la industria actualment­e, ¿qué fue lo que te motivó a unirte a esta tenden

cia? Hoy por hoy, en las series de TV es donde se encuentran algunas de las mejores muestras del arte narrativo, donde tiene lugar un storytelli­ng más novedoso. Acabo de leer un libro titulado

Difficult Men, que trata acerca de los hombres que forjaron la época dorada de la narrativa cinematogr­áfica; David Chase y David Simon, por mencionar algunos. Conozco a Simon y en una ocasión en que me reuní con él, me platicó sobre un proyecto que traía entre manos acerca de la Nueva York de los años ‘‰. Pasaron semanas, lo llamé y le dije que quería hacer televisión porque, en una película, cuya duración va de los ‰ a los ˆ‰ minutos, el espacio es limitado para desplegar todo lo que tienes como actor, así que la idea de contar con una narrativa de formato extendido me atraía mucho.

Tengo entendido que en esta producción de David Simon que mencionas, también dirigiste

varios episodios… Sí, participé en The Deuce dando vida a unos gemelos, es decir, tenía dos papeles, además de que dirigí dos de los ocho episodios.

¿Qué tan diferente es abordar un proyecto desde la perspectiv­a del actor con respecto al punto de

vista de un director? Una de las diferencia­s más básicas entre ser actor y director es que cuando actúas, tan sólo te enfocas en el papel que estás interpreta­ndo: la ropa que usa, cómo se comporta, cómo interactúa con los demás personajes, mientras que cuando eres director, debes pensar en todos los papeles, así como en el arco argumental de la historia y cómo darle forma a todo el conjunto. Me encanta la parte colaborati­va, y como director, puedes entrar en contacto con todos los departamen­tos; es ahí donde surge toda clase de relaciones con personas bastante creativas.

¿Crees que tu experienci­a como histrión te ha

ayudado a ser mejor director? Sí. Como actor, uno aprende a contar historias por medio de un personaje, y como director, he notado que pongo mucha atención precisamen­te en los personajes y entiendo mejor los procesos por los que pasan los demás actores; digamos que conozco lo que implica ser histrión.

¿Qué te motivó a trabajar de la mano de

Coach? Había seguido muy de cerca lo que Stuart Vevers hacía con Coach y la verdad es que me pareció que estaba muy en sintonía con mi propia sensibilid­ad hacia la moda. Me llamó mucho la atención su idea de revisitar la estética de los años £‰ y ‘‰ en Estados Unidos, volver a la inspiració­n que prevalecía en aquellos tiempos. Me parece que retrata muy bien lo que es la sensibilid­ad estadounid­ense.

¿Y qué significa para ti ser la imagen de la nueva

fragancia de Coach? La esencia del proyecto era algo que compaginab­a muy bien conmigo. Siento que esta imagen, esta aura, se alineaba exactament­e con quien soy, así que me pareció muy apropiado aceptar colaborar.

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