CARTA EDITORIAL

Once años transcurren veloces, como una ráfaga de viento cálido y amable, cuando uno ha disfrutado tanto lo vivido durante ese tiempo. Y ahora que cierro este ciclo extraordinario en la dirección de GQ, sólo siento deseos de agradecer tanta generosidad para mí y para mi familia.

La suerte de haber podido orientar un título que ha sido líder indiscutible, y sigue siendo, sin decaer un solo año desde que tuve el placer de iniciarlo en 2006, se debe básicamente a los lectores, usuarios de Internet y anunciantes que creyeron sin reparos en lo que publicamos mes tras mes. Aunque lo cierto es que esas propuestas, labradas todos los días, no hubieran sido posibles sin el imbatible equipo de GQ, un grupo de apasionados periodistas que no sólo me dieron su cariño, sino que son los verdaderos responsables de los éxitos conseguidos hasta ahora. Igual sucede con todas las personas que forman la gran comunidad de Condé Nast México y Latinoamérica, mi segunda familia y mis amigos. Entre ellos está Joaquín Colino, recientemente nombrado CEO del grupo editorial, con quien tuve el placer de trabajar un corto pero fructífero periodo. Su inteligencia y profesionalismo me indican que llevará a la empresa a un lugar aún más brillante. A Urbano Hidalgo, nuevo director de GQ, un creativo, lúcido y estupendo ser humano, le auguro triunfos ilimitados en su nueva labor. Y al querido Javier Pascual del Olmo, presidente de Condé Nast España, México y Latinoamérica, maestro de maestros y quien hace más de una década me invitara a ser parte de este entrañable equipo, mi eterna gratitud. ¡Hasta pronto!

Rafael Molano Guzmán

Director editorial