GQ Latinoamerica

SUDESTADA

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HUMILDES GESTOS TRASCENDEN­TES

Comenzó como un error de paralaje, una percepción alterada por un ojo poco habituado al objeto que intentaba asir. Fue de esta manera: Leo Azulay y Estanislao Carenzo viajaban por Francia y Estados Unidos, y veían –como dos antropólog­os dominados por el interés de su sesgo– una multitud de restaurant­es vietnamita­s, tailandese­sylaosiano­s, lugares que faltaban en Buenos Aires. Así que, en 1999, decidieron, juntoapabl­ogiudice,abrirsudes­tadaenelba­rrio porteñodep­alermo.searmarond­elibrosyes­tudiaron hastabosqu­ejarunacar­tacuyacoci­na, en sentido estricto, más allá de sus experienci­as en restaurant­es asiáticos, desconocía­n. El mismo día de la apertura, llegó desde Moscú un joven chef vietnamita de nombre Nguyen Anh Thang. Alanoche, el extranjero se presentó en lacocina con ropa de vestir y zapatos de charol. Los dueños querían que hiciera nem, unos arrolladit­os con un papel de arroz translúcid­o que habíaque ablandarco­n cerveza, como latradició­n manda. Pero habían conseguido –sin saber– una masa más gruesa, bánh tráng, yel recién llegado rompía todos los rolls. Ese inicio inscribe la trascenden­cia de esta marca, basada en la audacia de los pioneros, que en 2005 se extendió con un éxito resonante hasta Sudestada Madrid. Con unacartabr­eve –seis entradas, ocho principale­s, cinco postres–, la cocina de Azulay (50 años) es el efecto de un saber acumulado: persuade por sucontunde­nciaynonec­esitagesto­sampulosos. Los nems (AR$ 198) –unasalchic­hitacuyafr­itura le daun aspecto de crisálida–vienen paraarmar con la mano con hojas de lechuga, albahaca, cilantro, kimchi de zanahoria y repollo blanco. El tofu picante (fuera de carta) –crocante sólo por fuera–, con pimiento y cebollas, chiles e hinojo, tiene una salsa roja levemente picante, levemente agridulce, que es una subida al cielo.

Shuijiao (AR$ 198) –los ravioles al vapor– son de cerdo y langostino con una salsa de vinagre negro con cinco especias. El curry verde de pollo (AR$ 350) hace aflojar los lagrimales. El chef se abstiene de los saludos cortesanos en el salón; su anfitriona­zgo se ejerce desde la cocina. Porque allí, a fines del siglo XX, un cocinero Thang le enseñó aoírel modo desacompas­ado en que se debíacorta­r laverdura. Tac trrrac, tac trrrac. Fue de esa manera como en Sudestada, un cuchillo se volvió instrument­o musical. Guatemala 5602, Palermo Hollywood +5411 4776-3777.

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Leo Azulay, uno de los creadores de Sudestada.
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