GQ Latinoamerica

UNA INSTITUCIÓ­N DEL CINE

A sus años, James Ivory, icónico director de cine, guionista de Call Me By Your Name y reciente ganador del Oscar, sigue (y seguirá) cautivando al mundo con sus historias.

- Por Paloma González

Charlamos en exclusiva con James Ivory, director, actor, productor y reciente ganador del Oscar por su trabajo en la entrañable Call Me By Your Name.

“Ya seas gay, heterosexu­al o algo en el medio, todos hemos pasado por el primer amor y salimos intactos del otro lado”. Esas fueron las palabras con las que James Ivory, uno de los últimos gigantes del cine que quedan en el mundo, aceptó su primer premio Oscar (vistiendo una camisa con un retrato hecho a mano, especialme­nte para la ocasión, del actor Timothée Chalamet y que, de inmediato, se convirtió en una tendencia). Nacido en Berkeley, California, y a punto de cumplir †‡ años, Ivory transformó la conmovedor­a novela de André Aciman, Llámame por tu nombre, en un guion que supo capturar la sensación universal del primer amor

y con el que, después de tres nominacion­es y más de una docena de grandes películas, logró irse a casa con la estatuilla dorada.

Bajo cualquier definición, estándar o concepto, James es una leyenda dentro de la cinematogr­afía global, junto con su “partner in crime” y pareja de vida, el reconocido productor y director indio Ismail Merchant (€‚ƒ-„……†), con quien, incluso, construyó su propio género (apodado en la industria como Merchant-ivory) y creó algunas de sus más grandes obras —casi siempre piezas de época con las que exploraban la fragilidad y contradicc­iones del ser humano—, basadas en novelas e historias cortas de escritores que marcaron al mundo, como Henry James y E.M. Forster, los cuales pasaron de ser clásicos literarios, a indispensa­bles del séptimo arte.

Aunque podría serlo, Ivory no es soberbio, imperioso o arrogante. Para el guionista, director, productor y actor, que además tiene créditos como cinematógr­afo, editor, diseñador de vestuario y en el departamen­to de música, el camino al Oscar empezó en €–—, cuando su trabajo en A Room with a

View le valió una primera nominación como Mejor Director. A pesar de estar en la antesala del Premio de la Academia en varias ocasiones, el california­no jamás comenzó un proyecto pensando en que “podría ser el bueno”, el que le diera una victoria. Así también ocurrió con Call My By Your Name. “No puedes tener en mente sólo los galardones. Nadie trabaja pensando en que se va a ganar un Nobel, o por lo menos, yo no lo hago”, nos compartió en exclusiva. A pesar de haberse bañado de gloria en la reciente entrega de los Oscar, Ivory sigue sin entender completame­nte cómo es que tantas personas de distintos orígenes, ideologías y conviccion­es se enamoraron de la cinta. “Me encantaría saberlo y creo que a muchos también les gustaría conocer las razones, porque podrían hacer más películas así. Siempre será un misterio. Probableme­nte se deba a que es una historia que va más allá del género; es un tema universal, el amor joven, y retratado de esa manera, realmente no importaba el aspecto sexual, si eran dos hombres o una pareja más ‘tradiciona­l’; lo vital era la sensación y la historia, y cómo éstas se iban desarrolla­ndo”.

A pesar del éxito, al final, la película no quedó como el guionista la imaginaba, en parte porque no estuvo durante el rodaje. Y aunque dirigir no estaba en sus planes, reconoce que le hubiera gustado estar presente en el set para corregir el libreto sobre la marcha. Dejando de lado esto, Ivory considera que “la esencia de la historia no se perdió”. A su edad, James cree fielmente que el arte, en cualquiera de sus manifestac­iones, es el escape que todos necesitamo­s para olvidarnos por un momento de “las cosas difíciles y terribles que pueden ocurrir a nuestro alrededor”.

Después del Oscar, la carrera de Ivory está tomando un segundo aire. El nonagenari­o ya está trabajando en su siguiente proyecto junto a Alexander Payne, y aunque no está seguro de si formará o no parte de la secuela de

Call Me By Your Name, de lo que sí está convencido es de querer sacar a Daniel Day-lewis del retiro, además de tener los ojos (y la pluma) puestos sobre

Coral Glynn, un libro de Peter Cameron, que bien podría convertirs­e en su próxima adaptación.

James Ivory ha trabajado con casi todos en la industria y ha sido testigo de la evolución del séptimo arte, pero para él, hay algo que jamás cambiará: la importanci­a de narrar buenas historias, de crear grandes personajes; de lo contrario, el cine dejaría de ser interesant­e y moriría.

“NADIE TRABAJA PENSANDO EN QUE SE VA A GANAR UN NOBEL O UN OSCAR, O POR LO MENOS, YO NO LO HAGO”.

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