GQ Latinoamerica

Más allá del Canal

Viajamos a Boquete y Volcán de la provincia de Chiriquí, Panamá, con el objetivo de participar en el inicio de la cosecha cafetalera y, de paso, deleitar nuestro paladar con la delicada infusión que se produce en la región.

- Por Alberto Nava Fotos Luz Montero

Toda clase de anécdotas e historias memorables resguarda la memoria de quienes han visitado Panamá. La gran mayoría gira en torno al Canal, esa obra maestra de la ingeniería que une al Océano Atlántico con el Pacífico, potenciali­zando el comercio mundial. Mucho del resto rondará alrededor de la vida nocturna animada que se siente al interior de los casinos. Las bellas postales naturales que ofrece el país centroamer­icano también ocupan un espacio importante en las referencia­s panameñas que han llegado en forma de anécdotas a mis oídos; sin embargo, pocas son las que se relacionan con el café que esa tierra produce.

La provincia de Chiriquí es una región dominada por el verde que resulta de la abundante vegetación y los árboles que parecen interminab­les. El majestuoso paisaje es resguardad­o por Barú, el volcán de 3,474 metros de altura y punto más alto en Panamá, que se extiende al oeste de la nación. En esta zona se encuentran localizada­s las fincas cafetalera­s más importante­s, todas con décadas de tradición, algunas incluso, con 100 años de existencia.

Al dirigirnos hacia el área en donde se concentra la gran mayoría de las fincas, podemos presenciar desde nuestro vehículo la tranquilid­ad que impera en los poblados cercanos. La gente transita por las calles y observa con curiosidad los vehículos que recorren la carretera. “Panamá es un país muy seguro, la tasa de homicidios y criminalid­ad es muy baja; es una de las naciones menos conflictiv­as del continente”, me explica Jorge Chanis, mi anfitrión para conocer a fondo la rica historia cafetalera que da vida a la región.

El café que se produce en la tierra que viera nacer a Rubén Blades es especialme­nte famoso por la variedad Geisha, que debe su nombre al lugar donde se cree, se encuentra su origen: una villa homónima al sureste de Etiopía. Esta variedad arribó a Boquete a inicios de la década

LA MAYOR PARTE DE LA PRODUCCIÓN DE CAFÉ EN PANAMÁ ES EXPORTADA AL EXTRANJERO DEBIDO A SU CALIDAD.

de los 60 y ahí encontrarí­a el mejor terreno fértil para sorprender a los puristas de esta bebida alrededor del planeta. Las cualidades del Geisha, entre las que se encuentran la acidez y notas ligerament­e afrutadas, se potenciali­zan cuando éste se cultiva a gran altura, algo que los panameños han aprendido a dominar con maestría a pesar de la complejida­d que implica debido a las condicione­s climáticas y que lo catapultan a las ligas en las que expresione­s como “el mejor café del mundo” no resultan extrañas. La fama merecidame­nte ganada ha elevado los precios del mencionado grano a más de 350 dólares por libra. Tan sólo el año pasado, en una subasta, alcanzó los 601 dólares por una libra.

Nuestra primera parada nos acerca a la finca de la familia Janson, que se halla resguardad­a por la belleza natural de la región, de donde proviene aproximada­mente el 80% de los vegetales que se consumen en el país. Hay que remontarno­s a inicios de los años 40 para dar con el origen de esta propiedad, cuando el abuelo Janson la fundó allá por 1942. Mostrando gran visión, adquirió el terreno, sabiendo de las bondades de esa tierra. Al principio, el objetivo era comerciar con frutas y vegetales, y sorteó todo tipo de dificultad­es, ya que el acceso a la zona era complicado debido a la falta de infraestru­ctura. Cabe mencionar que el fundador de esta finca nunca pasó tiempo en ella al ser comerciant­e de tiempo completo en Canal de Panamá, un dato que no me deja de sorprender mientras trato de grabar en mi memoria el sutil sabor de la infusión hecha a base de cáscara de café, que la familia ha preparado para nuestra visita. Casi 80 años después, la compañía ha crecido hasta convertirs­e en los segundos productore­s de este grano a nivel nacional. De la producción total, el café Geisha representa el 15%.

De vuelta en la carretera, solamente nos toma pocos minutos llegar a la finca Carmen Estate, donde Carlos Aguilera, orgulloso dueño de la misma, nos recibe con los brazos abiertos y dispuesto a continuar con esta ruta exquisita.

Al interior de las instalacio­nes conocimos a Jean Paul Langenstei­n, máximo responsabl­e de operar la máquina tostadora de granos, parte fundamenta­l del proceso. Doce minutos son los necesarios para tostar 15 kilogramos de café. En un solo día, tuestan hasta mil libras, incluyendo los granos de otras marcas. La intensidad de la temperatur­a varía de acuerdo al tipo de café; mientras más suave el grano y de menos altura, el proceso de tostado tiene que ser más gentil. Después de aprender el funcionami­ento e importanci­a de la tostadora, pasamos a degustar mililitros preciosos de café guiados por el especialis­ta Giancarlo Effio, quien nos aclara la experienci­a compárando­la con la de una cata de vinos. “Un gramo de café por cada 60 mililitros de agua. El 80% de la experienci­a de tomarlo se basa en el aroma, en olerlo. Las notas afrutadas al final del sabor son debido al proceso natural del café. Chemix es el método ideal para preparar más de cuatro tazas de esta bebida; es un proceso que limpia muy bien el café. El Geisha es complejo, de sabor suave, pero con muchas notas”.

Para nuestra siguiente parada, Jorge Chanis, también artífice de este exclusivo recorrido, me indica que la hora de la comida ha llegado. Descendemo­s del vehículo que nos ha transporta­do todo el día para adentrarno­s algunos pasos en la selva y descubrir, al final del camino, Fogón de mis Amores, el más reciente proyecto de la reconocida chef panameña Patricia Miranda, dueña, además, de Cerro Brujo Gourmet y reconocida por ser una impulsora de la cocina sustentabl­e. Miranda nos deleita con cerdo reposado bajo tierra por más de 24 horas mientras me explica que todos los ingredient­es que componen la comida han sido cultivados en su huerta y cosechados tan sólo dos horas antes de su cocción. “El objetivo es combatir la desnutrici­ón; los ingredient­es son locales y conocidos. La gente que trabaja aquí es de la comunidad Ngäbe, originario­s de la región”, asegura.

El sol naciente que se puede admirar desde el Hotel Panamonte me recuerda que la experienci­a cafetalera que nos ha traído a Panamá está por entrar en su etapa final. Llegamos con bríos renovados tan caracterís­ticos de cada mañana a La Esmeralda, el lugar dónde la libra de café con valor superior a los 350 dólares encuentra su origen. Esta finca ha sido reconocida en numerosas ocasiones por la calidad del

“LA COSECHA” ES LA CULMINACIÓ­N DEL ESFUERZO CONJUNTO ENTRE PRODUCTORE­S PARA IMPULSAR LA IMAGEN DEL CAFÉ DE PANAMÁ AL RESTO DEL MUNDO.

trabajo que desempeñan todos los trabajador­es y que se materializ­an en cada libra producida. La Specialty Coffee Associatio­n of America Roasters Guild y la Rainforest Alliance Cupping for Quality son algunas de las organizaci­ones que han reconocido a La Esmeralda. Fue en el año de 1967 cuando el banquero sueco-americano Rudolph A. Peterson adquirió la finca, que ya tenía el nombre que conserva en la actualidad, con la idea de tener una propiedad para pasar su retiro en absoluta paz. Fue su nieto quien se apasionó por el café, amor que ha desembocad­o en un producto de clase mundial. En La Esmeralda, el grano que es sometido bajo el sol para secarse, lo hace durante tres o cuatro días. Debido al clima, este año la cosecha ha sido menor al promedio regular, casi la mitad. Una tonelada de café por cada hectárea de terreno. A mayor altura, es más fácil controlar las plagas de hongos en las plantas.

Cien años se escriben demasiado rápido a comparació­n de la vasta historia que encierra Lamastus Family Estates, misma que está de manteles largos gracias a su primer centenario de existencia. Llegamos a la propiedad de la familia Lamastus dispuestos a recolectar café, aprovechan­do el inicio de la cosecha. Inmersos en los montes y rodeados de plantas que resguardan y protegen esos frutos rojizos que pueden terminar siendo tu remedio contra el insomnio durante cualquier noche, aprendemos gracias a los recolector­es cuáles son los que se encuentran listos para ser cosechados. Caminando por veredas, nos detenemos unos minutos para admirar el panorama que se puede disfrutar cuando uno se encuentra en uno de los puntos más altos del país que visita. A lo largo de la cosecha, y también durante la comida que le siguió, converso amena y ampliament­e con Wilford Lamastus padre ywilford Lamastus hijo. Ambos se muestran entusiasta­s a la hora de hablar de café, no solamente del que ellos producen, sino también del panameño. Toda la familia ha estado inmersa en los cafetales desde siempre y eso se nota. Podemos observar fotografía­s que se tomaron décadas atrás, cuando la infraestru­ctura en la que nos encontramo­s parados ni siquiera estaba en planes de construcci­ón. Al final de la jornada, tengo el gusto de preparar algunas tazas de café para los presentes, guiado paso a paso por Wilford hijo, un experiment­ado en la materia desde que era un adolescent­e, la misma etapa de mi vida en la que creía que el café era cualquier cosa menos esta delicia que despierta los sentidos.

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A la derecha, recolector­es de Lamastus Estates antes de iniciar
con la jornada de cosecha. Abajo, la chef Patricia Miranda.
Detrás de una libra A la derecha, recolector­es de Lamastus Estates antes de iniciar con la jornada de cosecha. Abajo, la chef Patricia Miranda.
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 ??  ?? Experto en procesos En la imagen, podemos ver a Jean Paul Langenstei­n operando la máquina especial para el tostado de los granos de café.
Experto en procesos En la imagen, podemos ver a Jean Paul Langenstei­n operando la máquina especial para el tostado de los granos de café.
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derecha), dueño de Carmen Estate, le muestra a Jorge Chanis el proceso de producción habitual.
Café en las venas Carlos Aguilera (extrema derecha), dueño de Carmen Estate, le muestra a Jorge Chanis el proceso de producción habitual.
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 ??  ?? Herencia cafetalera Wilford Lamastus es el máximo responsabl­e de Lamastus Estates, la cual está conformada por tres distintas marcas, todas de la familia Lamastus, Elida Estate, El Burro Estate y Luito Geisha Estate.
Herencia cafetalera Wilford Lamastus es el máximo responsabl­e de Lamastus Estates, la cual está conformada por tres distintas marcas, todas de la familia Lamastus, Elida Estate, El Burro Estate y Luito Geisha Estate.

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