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EL TIEMPO SEGÚN BRADLEY COOPER

Con una nueva película bajo el brazo y presumiend­o su faceta como embajador de la sofisticad­a firma relojera IWC, el actor nominado al Oscar se prepara para enfrentar la segunda mitad de 2018.

- Por José Forteza

Hace 75 años, Antoine de Saint-exupéry hizo que su famoso Principito uniera en una frase la metáfora de la ansiedad expectante que tiene que rendirse a la medida del tiempo: “Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, desde las tres yo empezaría a ser dichoso”. A la vez, la obra del autor francés logró vencer todos los calendario­s, mien- tras hacía inmortal en 250 idiomas un mensaje de motivación para todo el que persigue un sueño y se parte brazo, espalda y corazón por conseguirl­o.

Si un actor fuera a conectar con la estatura de esa metáfora, ¿en quién pensarías? Para no ir muy lejos en la cronología y nos imaginemos a Brando o Bogart, concentrém­onos en los que están escribiend­o su historia hoy mismo. Se nos ocurre Bradley Cooper. A sus 43 años, el histrión es capaz de conectar con cualquier generación, sus aparicio- nes en el cine trasciende­n el instante en que las ves, tiene un nexo inmediato con la tenaz conquista de sus quimeras y, además, este 2018 estrena —como director y coprotagon­ista junto a Lady Gaga— una nueva versión de Nace una estrella, ese romance empeñado en vencer el paso del tiempo en cadauna de sus versiones, desde la primera, de 1937, con Fredric March y Janet Gaynor; luego, en 1954, con Judy Garland y James Mason, y nuevamente en 1976, con Kris Kristoffer­son y Barbra Streisand.

Sin embargo, hay mucho más que enlaza a Cooper con el desafío: es el embajador de la marca relojera IWC Schaffhaus­en y ha protagoniz­ado cam- pañas y lanzamient­os con alegoría a la obra de Saint-exupéry, en la que proyecta la imagen de un hombre de espíritu libre que rebasa límites y fronte- ras. Con un enfoque claro hacia la tec- nología y el desarrollo, la manufactur­a suiza lleva fabricando desde 1868 piezas excepciona­les. No hay mejor ejemplo de la conexión entre el Cooper y IWC que la manera en que ambos presentan el reloj de edición especial Pilot “Le Petit Prince”. “He llevado relojes IWC durante los últimos 15 años. Cuando se me pro- puso esta colaboraci­ón y surgió la idea de la campaña, tenía sentido y me gustó muchísimo la parte creativa”, ha afir- mado el actor nacido en Filadelfia, Pen- silvania, sobre su participac­ión.

Entre los elementos que distinguen a esta herramient­a contadora de horas de gran lujo, está su caja de 46 milíme- tros. También, la pieza reedita la esfera azul distintiva de las ediciones espe- ciales de IWC. El reloj está provisto del calibre de la manufactur­a 52110 y una eficiente cuerda Pellaton automática con partes cerámicas. Con la ayuda de dos barriletes, se permite una reserva de marcha de más de siete días y la caja interior de hierro ofrece una protección óptima contra los campos magnéticos.

Y ahí podemos imaginarno­s cada uno de nosotros, llegadas las tres de la tarde, anticipada­mente dichosos y con- tando cada espacio que nos separa de un momento especial. De pronto, miramos el Pilot en nuestra muñeca y somos parte de la historia del pequeño Príncipe. Al lle- gar las cuatro, nos encontrará tan sólidos como un famoso actor y, mejor que eso, dominando nuestra propia ansiedad y en nuestro propio tiempo.

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