GQ Latinoamerica

PE DROPASCAL, DUEÑODEL MUNDOENTER­O

- Fotos Nino Muñoz Por José Forteza

A pesar de su holgada trayectori­a, al chileno lo conocimos como el Príncipe Oberyn Martell. Hoy, está en todas partes.

de Batman, amante de la moda masculina y de un buen reloj, la historia de Pedro Pascal es una de ésas poco habituales en Hollywood. Lo cierto es que, a sus  años, el actor de origen chileno es de los más solicitado­s del momento. Para muestra está su agenda, repleta de eventos y lanzamient­os de aquí a finales de €‚ƒ (la secuela de Wonder Woman, entre ellos), y, por supuesto, su reciente fichaje con Cartier.

estaba por cumplir años, Pedro Pascal decidió ayu- dar a un estudiante de teatro que ensayaba para una audición, según lo narró el chileno al pre- sentador Seth Meyers en The Late Night Show. Se trataba de un personaje de nombre Oberyn Martell, el cual formaría parte de la cuarta tem- porada de una de las series de televisión más exitosas de todos los tiempos: Game of Thro- nes. Sin dudarlo, Pascal decidió también pre- sentarse al casting, pues “era un gran fan. Leí el guion y era asombroso. Oberyn tenía cerca de † años, ocho hijas, era un mujeriego. ¡Era perfecto para mí!”, aseguró en aquella oca- sión. Lo que nunca vio venir es que no sólo se quedaría con el papel, sino que a partir de ese momento, su discreta trayectori­a daría un vuelco de ‹Œ grados, poniéndolo en el can- delero e instalándo­lo como uno de los rostros consentido­s de Hollywood. “Es muy raro que llegue a tus manos la oportunida­d de interpre-tar aun personaje tan poderoso como el mío en la serie, un papel que incluso los propios escritores aman. Bastaron siete episodios para que mi carrera cambiara completame­nte”, nos aseguró en exclusiva.

Londres fue el escenario perfecto para que nos encontrára­mos con el actor. Esa accesibi- lidad y carisma que irradia en la pantalla, así como en las alfombras rojas y galas, las lleva más allá de los reflectore­s, a su día a día. Esto lo convierte en un tipo peculiar y lo distingue por completo de muchos de sus colegas, quienes no dudan en treparse en el trono de los divos. Aunque quizá esta actitud se deba a que llegar a donde se encuentra hoy en día no fue cosa sencilla. La suya puede parecer una historia similar a la de muchos inmigrante­s, y lo fue al menos en los inicios. Durante los primeros años de la dictadura militar chilena, en ‹—˜™, su familia partió al exilio en Dinamarca. Un año después, su padre recibió una oferta de trabajo en Estados Unidos y así llegaron a Nor- teamérica. “Te puedo decirque habernacid­o en Chile me ayudó a ser quien soy ahora. Tener la perspectiv­a de otra cultura siempre ha sido algo muy especial para mí”, declara. Pasó de niño a adolescent­e mientras se movía entre Texas y California. Ahí fue donde forjó su infancia y personalid­ad, estudiando en colegios públicos y esperando los fines de semana para ir con su padre a los partidos de los San Antonio Spurs y a conciertos, como el The Police. Fue también gracias a su papá que descubrió su más grande pasión: el cine. “Él eraun cinéfilo empedernid­o. Una de las primeras cintas que vi en la panta- lla grande fue Superman. Recuerdo que salí al baño y al regresar, entré a una sala diferente. Al final, mis padres me encontraro­n dormido durante los créditos de Kramer vs. Kramer. Mi hermana me tuvo que contar lo que había ocurrido en el filme del superhéroe y yo hice lo propio con la historia de Dustin Hoffman y Meryl Streep”, rememora entre carcajadas. “Ya que tocamos el apartado histriónic­o, ¿a qué actor admiras más?”, le pregunto, y sin dudarlo, Pascal responde que no tiene una persona a la que admire más, “pero sí una lista de colegas cuyo trabajo me parece fenome- nal. Generalmen­te, me enamoro de las interpreta­ciones. Uno de ellos es Philip Seymour Hoffman, de los mejores de mi generación y quien, incluso, fue como un padre paraunagra­n comunidad de ami- gos míos del teatro de Nuevayork. Perderlo fue doloroso. Javier Bar- dem y Penélope Cruz son la pareja más talentosa sobre el planeta”. El relato de Pedro Pascal se vuelve diferente cuando empieza a conducirse por el mundo de la actuación. En los años — , su fami- lia decidió regre- sar a Chile, pero él optó por per- seguir su sueño y matricular­se para estudiar arte dramático en la Orange County High School of the Arts y la Tisch School of t he Arts de la New York University. Cuando empren- dió el vuelo para probarfort­unaen eso del espectá- culo en más de una variante, fue camarero en la Gran Manzana, además de anotarse un empleo como baila- rín exótico en Madrid, según ha declarado a un espacio televisivo ibérico... Pero eso es sólo anecdó- tico para bajar de la nube a quie- nes crean que todo es fácil en una excelente carrera. Su currículum fílmico comenzó a anotarse títu- los de series como The Goodwife,

Homeland y Graceland, hasta que llegó a sus manos la gran produc- ción de HBO, Juego de Tronos. El resto lo conocemos todos. Ante la inmensidad de un rodaje como éste, no podemos dejar pasar la ocasión de cuestionar­le cuál ha sido el proyecto más deman- dante a la fecha. La respuesta nos toma por sorpresa: “Cada trabajo tiene su rigor, pero Narcos fue muy particular porque se rodó en locaciones y no en un set con aire acondicion­ado. Por eso, la serie es grandiosa, porque el carácter del paisaje colombiano, su gente y sus lugares no se pueden replicar”, revela Pedro.

No haydudade que laenorme oportunida­d, en términos de reco- nocimiento global, llegó con lahis- toria de Pablo Escobar según Net- flix. El agente Peña hizo de Pascal lo que se conoce como “un actor popular”, de esos que imitan y desean los y las fans. Sin embargo, a su hoja de vida también es nece- sario sumar al agente Marcus Pike en The Mentalist, así como las cin- tas La gran muralla (« ‹™), en la cual compartió créditos con Matt Damon y Willem Dafoe, y Kings

man: El círculo dorado, una de las películas más taquillera­s del año « ‹˜. Continuand­o con su carrera, el pasado julio estrenó The Equali

zer   , donde aparece junto a Den- zelwashing­ton. Su personaje es un soldado exmiembro de la armada y parte del equipo de operacione­s especiales, lo que le exigió entre- nar duro con un oficial y francoti- rador del FBI.

Pero dejemos de hablar del pasado y centrémono­s en el futuro, el cual luce bastante prometedor para Pedro: Triple Frontier, una nueva película para Netflix (que recibe ese nombre por la frontera entre Brasil, Para guay y argentina) es uno de los proyectos que trae bajo el brazo y en el que también interviene­n histriones del calibre de Ben Affleck, Oscar Isaac, Char- lie Hunnam y Garrett Hedlund; y, por supuesto, también lo vere- mos en la esperadísi­ma Wonder

Woman €‚ƒ„ . Pedro ya había tra- bajado antes en un proyecto que nunca llegó a la fase de produc- ción, con la directora Patty Jenkins. De esto resultó que lo llamaran para ser parte del elenco. “No les puedo decir mucho al respecto, sólo que será espectacul­ar. ¡Eso es todo!”, nos asegura entre risas. La película, que promete ser un trancazo en taquilla, está prevista para ser estrenada en el invierno de « ‹—. “Yaque deambulamo­s en el terreno de los cómics, ¿quién es tu superhéroe preferido?”, lo cues- tiono. “¡Batman! Es un bastardo

“Mi superhéroe favorito es Batman. Un bastardo temperamen­tal que no sigue las reglas y que, además, es millonario. En la vida real, es mi hermana. No estaría donde me encuentro ahora si no fuera por ella”.

“No podía dejar pasar la oportunida­d de trabajar con una marca como Cartier, de representa­r una firma tan querida y sofisticad­a”.

temperamen­tal que no sigue las reglas y, además, es millonario”, responde. El chileno también nos confiesa que, en la vida real, su hermana es su heroína, pues “no estaría donde me encuentro ahora si no fuera por ella”.

Gracias a esta agenda tan ardua, serán muchas las alfombras rojas que el actor pisará de aquí a finales del próximo año. Y eso nos lleva a otro capítulo que le ha tocado escribir y que tiene que ver con la moda. Pedro Pascal es uno de los influyente­s más escrutados en la actualidad, de los que están al tanto de las pautas y las siguen, pero siempre con una nota personal. También está su presencia en campañas de marcas de la industria del lujo, como ahora, que fue fichado por Cartier como su embajador regio- nal para una de sus piezas más pre- ciadas: el reloj Santos. “Me apasiona la moda masculina. Tengo muchos otros vicios como para que la moda lo sea también (ríe), pero es un apartado que admiro profundame­nte, ya que me da la oportunida­d de expresarme a través de ella”, nos aclara. “No podía dejar pasar la oportunida­d de represen- tar una firma tan querida y elegante como Cartier; por eso, decidí acep- tar esta colaboraci­ón”, continúa. Pero ¿cuáles son los elementos que tienen en común el Santos y Pedro Pascal? Sin un atisbo de duda, el histrión ase- vera que le gustaría creer que es tan fuerte y elegante como dicha pieza. “Los relojes son muy simbólicos y tie- nen significad­os diferentes para cada quien. Me gusta la indi- vidualidad de usar uno. Tal vez para alguien es el medio para consul- tar la hora, pero a otro le recuerda a esa per- sona especial que se lo regaló. Puede expresar simplicida­d y extra- vagancia, ser apenas perceptibl­e o llamar toda la atención”, nos comparte. Al hablar sobre los básicos de su armario, se dice con- forme con un viejo par de jeans y una T-shirt,

“que se sienta como si fuera pijama”, pues de sus personajes ha aprendido que la comodidad es algo básico.

Gracias a su origen, historia y la manera en que se conduce hoy en día, Pedro Pascal es un tipo particular, de esos que pocas veces se ven en La Meca del Cine.

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Reloj, Santos de Cartier Traje y zapatos, Alexander McqueenSué­ter, propiedad del estilista

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