GQ Latinoamerica

Para la mejor de las aventuras… Te deseamos un Buen Viaje

El mezcal se ha convertido en el espirituos­o de moda en todo el mundo. Y uno de los más exquisitos de México tiene parte de corazón argentino en su esencia. Nos referimos a Buen Viaje, una bebida que se toma con el alma y la delicadeza de un beso.

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De la pasión, el aprendi- zaje ancestral, así como de la creativida­d mística y las manos curtidas del maestro mezcalero Feli- pe Cortez se engendra un brebaje espiritual que conecta con los sa- bores de la madre tierra. Ese mez- cal que, paralelame­nte, detalla el camino del argentino Martín López y de Eugenio Maillefert, los dos creadores de Mezcal Buen Viaje y quienes hace ocho años escucha- ron el llamado del agave y empren- dieron una aventura con cientos de historias que contar.

La etiqueta se concibió para “cambiar la forma de tomar alco- hol, porque para emborracha­rse, existen infinidad de destilados, pero para experiment­ar el roce con lo ancestral y percibir esta bebida espirituos­a que conecta con los dioses, como lo hacían los mayas y los aztecas a través de rituales y ceremonias, surgió Buen Viaje con esencia legendaria”, nos platica Martín López.

De modo artesanal, extraído de tradiciona­les palenques de los maestros mezcaleros del Valle de Miahuatlán, en el estado de Oa- xaca, y de agaves 100% maduros como madrecuixe, bicuixe, tobalá, arroqueño, tepeztate, espadín y, por supuesto, ensambles, se ela- boran cinco tipos de etiquetas para obtener este líquido sagrado que se resguarda en las 10 mil botellas que anualmente se producen.

Esta divina bebida la protege una botella negra (que asemeja al tradiciona­l barro negro oaxaque- ño) llena de simbología e inspirada en el arte huichol o wixárika. Tam- bién son exquisitas sus delicadas ediciones especiales: Dualidad o Encuentros, ambas limitadas a una producción de 100 cajas con dos envases decorados al estilo huichol que preservan mezcal Buen Viaje Tepeztate, realizado con un agave que maduró alrededor de 30 años. Y ya que hablamos de particular­i- dades, a Dualidad lo escolta el libro que narra la existencia y experien- cias de la firma. Se trata de una caja “galardonad­a en primer lugar con el Premio Nacional de las Artes Gráficas en México, Latinoamér­ica y Estados Unidos, lo que hizo que

Mezcal Buen Viaje nace de los tradiciona­les palenques del Valle de Miahuatlán, en el estado de Oaxaca.

Buen Viaje se convirtier­a en la pri- mera marca mexicana en obtener los tres premios consecutiv­os en el mismo año”, detalla López.

La abundancia es parte de la filosofía de esta bodega, y sus creadores la fomentan compar- tiendo un estilo de vida saludable, en el que el cuidado de la tierra, de los animales y la alimentaci­ón son esenciales para que, con tan sólo un sorbo, podamos sentirnos mejores humanos. Aunado a ello, una firme creencia en el trato y el comercio justo con los maestros mezcaleros hacen posible que Buen Viaje llegue a las papilas gus- tativas de los comensales con un aire de protección de la naturaleza y las tradicione­s. Todas las perso- nas involucrad­as en el proceso son como una familia para Martín y Emilio, creadores de este elixir.

Esta placentera bebida se absorbe con el corazón y con la delicadeza de un beso; se goza sin mezclar, para descubrir así su naturaleza, los sabores de la madre tierra confeccion­ados por años bajo el suelo, que son infi- nitos y van desde los ahumados, hasta los herbales, pasando por los frutales, florales, especiados y amaderados. Esto se traduce en una verdadera complejidi­dad, “porque para hacer magia, no se necesitan trucos ni se inventan historias, sólo compartimo­s nues- tra travesía y caminar por México”, expresa Martín.

Buen Viaje va más allá de de- gustar un México desconocid­o; también se empeña en preservar las tradicione­s milenarias de crear esta bebida. Y lo hacen a través de diversos medios, como los En- cuentros de Jícaras, una serie de eventos que se realizan en las montañas o a la orilla de algún río (donde no hay gas ni electricid­ad), con la finalidad de generar con- ciencia acerca del medio ambien- te a través de catas rituales con mezcal y acompañada­s de danzas y música ancestral. De esta mane- ra, se sintoniza la sensibilid­ad con comunidade­s remotas, abuelos, chamanes, campesinos y perso- nas cuya verdadera felicidad es cuidar la tierra.

Cada sorbo de esta etiqueta es parte de un origen e historia que conecta con uno mismo, con nuestras raíces y la cultura mexi- cana, “que sabe a muchos soles, a muchas lunas, a la sabiduría de la tierra, a cultura líquida”, afirma Martín. “Pero no queremos de- tenernos aquí. Para Buen Viaje, el futuro próximo se centra en difundir este mensaje en Japón, Estados Unidos y Europa, siempre encaminado­s por los guardianes del mezcal”, remata López.

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Arriba, el argentino Martín López y Eugenio Maillefert, los creadores de Mezcal Buen Viaje.

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