BIENVENIDO A LA ERA MUNDIAL DE GQ
Este número representa un nuevo inicio para la marca mundial de GQ. Puede que no lo sepan, pero existen veintiún ediciones únicas de GQ en el mundo, de las cuales la original se estableció en Estados Unidos en 1957. Tres décadas después, comenzaba la multiplicación; primero con GQ británica en 1988; a lo que siguió un periodo de rápida expansión en la primera década de los años 2000 (que incluye a GQ Japón, GQ Francia, GQ China y muchas más), y culmina con el lanzamiento, en 2018, de nuestro más reciente título, GQ Oriente Medio.
Lo único extraño sobre esta red en constante expansión de ediciones de GQ es que realmente no nos comunicábamos y ciertamente no colaborábamos. En un mundo cada vez más globalizado, esto era un poco como tener acceso a un superpoder y decidir no utilizarlo.
Pues esto cambia definitivamente con el presente número. Al igual que en la escena de Spider-man en la que Tobey Maguire descubre cómo lanzar telarañas de las muñecas, GQ está entrando en su propia fase del viaje del héroe, en la que está probando sus superpoderes y viendo lo que pueden hacer. Para mí, el aspecto más genial del superpoder de GQ es que sólo se activa cuando todos trabajamos juntos.
Para este número, mis colegas internacionales y yo decidimos unirnos en el cruce de dos idiomas universales: la música y la moda. Así, diecisiete de nuestras ediciones internacionales publicaron de manera simultánea una portada con el artista más misterioso y destacado del pop mundial: The Weeknd. Asimismo, las veintiún ediciones produjimos y publicamos de manera conjunta un portafolio llamado Voices of the Future, mismo que destaca a veintiún nuevos músicos, cada uno de los cuales fue nominado, fotografiado y retratado por una de nuestras ediciones.
Entonces, ¿qué consecuencias traerá este nuevo enfoque unificado para ti y para nuestros otros 64 millones de lectores mensuales en todo el mundo? Pues bueno, la posibilidad de ver a través de la óptica de GQ —en nuestras plataformas digitales y en cada nuevo número impreso— no sólo tu país, sino también el resto del mundo. Esto bien podría tomar la forma de una portada con una megaestrella internacional, o bien de una historia hiperlocal que se origina en París, Milán, Taipéi, Ciudad del Cabo, Seúl o Ciudad de México.
En una era que se seguirá caracterizando por la gloriosa falta de fronteras del Internet, este cambio representa un gran salto adelante para GQ; especialmente porque nuestra audiencia asidua a la moda, la música y el arte consiste en una red transcontinental de jóvenes que comparten una visión del mundo y que están conectados a través de las redes sociales. De cualquier manera, el lector GQ siempre ha sido de mente abierta e insaciable.
No queremos quedarnos cómodos en casa; queremos salir y experimentar el mundo en toda su plenitud sublime y compleja. Queremos ideas provocadoras —resultado de diferentes perspectivas—, una nueva moda audaz que rompa con reglas gastadas e información realista que cuestione nuestras suposiciones y expanda nuestras mentes.
Desde hace años, nuestras veintiún ediciones internacionales han demostrado que el espíritu moderno e innovador de GQ está creciendo con fuerza a través de diferentes fronteras, husos horarios e idiomas. Me gusta pensar en GQ como una fogata alrededor de la cual se reúnen personas de diferentes partes del mundo con los mismos intereses.
Con este número, encendemos el fósforo.