Lectura obligada
A pesar de las altisonantes estimaciones de antaño, los ebooks no “explotaron” y sus cuotas de mercado no terminan de despegar. Aunque el papel está lejos de desaparecer y hasta gana nichos antes dejados de lado, en la Argentina las perspectivas son optim
ire and Fury, el gran suceso editorial de 2018 que pormenoriza las relaciones de poder en el actual gobierno de los Estados Unidos y traza un perfil implacable de Donald Trump, superó todas las expectativas de Henry Holt & Co., su editora subsidiaria de Macmillan. El libro, solo en su primer día de ventas, registró 250.000 copias vendidas en su versión digital, superando ampliamente las 150.000 copias disponibles en formato físico en su primera tirada. Su avasallante éxito se ratificó incluso en el submundo pirata: en Pirate Bay ya cuenta con más de 1.200 seeders (aquellos que comparten el archivo que tienen alojado en sus computadoras) y la versión publicada por Wikileaks en Google Drive superó las 200.000 descargas.
Si bien el éxito de Fire and Fury no puede tomarse como una instantánea del total de la industria, representa un claro ejemplo de la penetración que han logrado los ebooks en los hábitos de los lectores. En el mercado estadounidense ya se venden más libros digitales que físicos (según datos de la consultora Bookstat.com) aunque dar un número concreto resulta difícil por varios factores: se trata de un modo de publicación totalmente distinto al que puede describirse como “tradicional”, donde existen cientos de miles de editores independientes (muchas veces sin ISBN) y donde los formatos a la carta (como Kindle Unlimited de Amazon) no paran de crecer en su número de usuarios. Respecto de la empresa comandada por Jeff Bezos, no sorprende que sea la librería virtual más grande del mundo, concentrando el 45,5 por ciento de las ventas. Otros jugadores, como la mismísima Apple, contemplan rediseñar completamente sus propios stores para capturar una porción de un mercado que luce, a inicios de 2018, más que saludable, aunque con distintas realidades de acuerdo a la región. Mientras que en Estados Unidos y Gran Bretaña la penetración del ebook llega a rozar el 30 por ciento del total del mercado editorial y en España se ubica en el 15 por ciento, en América Latina la situación es completamente distinta. Brasil posee un mercado de libros digitales que apenas supera el uno por ciento, y la Argentina, con sus limitaciones, trabaja para generar un ecosistema que permita desarrollar esta industria y llevarla a otro nivel. A nivel gubernamental y un paso importante fue dado en las últimas semanas, al confirmarse la exención del IVA para publicaciones digitales. “El libro digital representa una transformación mucho más profunda que un simple cambio en la modalidad de lectura, y es sumamente complejo por eso entender en qué punto nos encontramos y qué efectos está generando en la industria tradicional del libro en papel”, explica Daniel Benchimol, director de Proyecto451, agencia que brinda consultoría y gestión a editoriales, empresas y organismos en la adopción de soluciones digitales de publicación. Para el especialista, “ya no tiene mucho sentido hoy la discusión entre libro en papel y libro en digital. Hay personas que prefieren el digital. Hay otras que prefieren el papel. Y hay lectores que consumen ambos, de acuerdo con el tipo de contenido o la disponibilidad. Lo que sí está en una profunda discusión es el funcionamiento de la industria en su conjunto”. Al respecto, entrega estos números: en España cada día se imprimen 621.000 libros, pero “solo” se venden 421.000, lo que implica que a lo largo de un año cerca de 70 millones de ejemplares no sean vendidos. La sobreproducción pensada para intentar cubrir todos los canales desemboca en que muchísimos libros son finalmente destruidos y reciclados. Para Benchimol la clave es redefinir la forma en la cual circulan los contenidos. ¿Cómo enfrenta la industria editorial estos cambios? A diferencia de la turbulenta relación de las discográficas con el MP3 y otros formatos similares, la vinculación de los publishers con el mundo virtual parece transitar un razonable sendero de convergencia. Catalina Lucas, directora de Estrategia Digital en Penguin Random House, revela que la casa editorial posee un catálogo de ebooks que ya supera los 17.000 títulos, los cuales están acompañados de acuerdos con un gran número de tiendas en todo el mundo. “De esta manera podemos ofrecer las obras de nuestros autores el mismo día de lanzamiento en una gran cantidad de territorios”, aclara.
El panorama local
En la Argentina, el mercado crece lentamente debido a sus propias limitaciones. Lucas explica que “en comparación con otros mercados editoriales del mundo, en nuestro país las principales tiendas de venta de ebo-
oks aún no han apostado fuertemente. Esto puede verse al no tener sitios dedicados para el consumidor argentino; un claro ejemplo es que en muchas de ellas las ventas no son en pesos sino en dólares. Tampoco es fácil conseguir ereaders, hay poca oferta y la lectura en la tableta o en el celular tiene más distracciones”. Benchimol, en la misma sintonía, agrega: “Es un mercado en el cuál se digitalizan muy pocos títulos. Cerca de un 17 por ciento de las novedades editoriales de cada año se digitalizan. En su mayoría, de los grandes grupos editoriales. Pero el resto de los títulos no tienen una disponibilidad oficial en formato digital. Con lo cual, la oferta de títulos es muy baja, y eso no habilita a que un mercado pueda desarrollarse”.
A pesar de este aparente atraso, los expertos coinciden en que existe un potencial enorme para el libro digital en la Argentina. Benchimol cita como ejemplo el proyecto Desafío Leer, plataforma de streaming de lectura infantil que en menos de un año registró más de 400.000 libros leídos en más de 1.500 localidades de todo el país. “Con una oferta de contenidos de calidad, y una plataforma que haga fácil el acceso a estos contenidos, encontramos que existen miles de lectores dispuestos a leer libros en sus dispositivos móviles”, celebra. Un preconcepto ligado al evidente perfil tecnológico y disruptivo del ebook (a pesar de ya contar con varias décadas de vida) es que su consumo está atado a lectores jóvenes, más adeptos a la innovación y a las soluciones digitales. Al respecto, Lucas aclara que la realidad es muy distinta: “Nuestro catálogo es muy amplio y tenemos lectores de todas las edades. Puntualmente en la Argentina sí vemos una proporción un poco mayor en lectores de más de 45 años que en otros países, pero al ser un mercado pequeño es una observación que puede variar al momento de lanzar un best seller juvenil”. Benchimol añade que existen lectores de edad madura muy vinculados a la lectura de libros digitales ya que “en el formato tradicional el libro digital permite ampliar el tamaño de la letra, o bien ser leído por el propio dispositivo”, mientras las generaciones más jóvenes muchas veces prefieren el papel “como forma de alejarse momentáneamente de los dispositivos tecnológicos”.
La mirada independiente
La edición independiente juega un papel de suma importancia en el ecosistema de publicaciones digitales. Benchimol detalla que, solo en los Estados Unidos, se publicaron más de 800.000 títulos bajo la modalidad de autopublicación entre 2011 y 2016, equivalente a un crecimiento del 218 por ciento, mientras que en América latina el crecimiento de obras registradas en el periodo 2006-2016 fue del 316 por ciento. Este inmenso volumen de libros tiene un impacto en ventas que no es contemplado por ningún informe oficial. Matías Duarte, director del sello independiente Galería