El enemigo: el efectivo
La pandemia pateó el tablero de las empresas. En especial el de las que se dedican a los pagos digitales y electrónicos: el vil metal nunca se sintió tan peligroso como cuando la OMS declaró que el coronavirus podía transmitirse a través del contacto con superficies infectadas. Su promedio de vida en el dinero, al ser una superficie de papel, es de 24 horas. No es de extrañar, entonces, que en cuatro meses haya crecido la demanda de servicios electrónicos, tanto para consumidores finales como para comercios, que empezaron a aplicarlos más que nunca para poder seguir facturando en un contexto de caída histórica de la actividad económica en el país que fue, interanual —abril contra abril— de 26 por ciento según datos del Indec. Antes, para muchos era una “mala palabra” transparentar operaciones a través de medios de pago digitales porque era “buchón” con el fisco. Hoy, según una encuesta de la consultora D´alessio Irol, la necesidad tiene cara de hereje: siete de cada 10 argentinos modificaron su forma de pagar durante la cuarentena, a favor de los medios electrónicos de pago. Otro dato, esta vez de la consultora Kantar, a pedido de Mastercard, echa luz sobre el tema: 62 por ciento de los sondeados, todos bancarizados, admitieron que aumentó su uso de pagos digitales y 40 por ciento dice haber probado nuevos métodos. Gustavo Valdemoros es gerente general de Red Link, la procesadora de pagos que da servicios tecnológicos financieros a la banca. Es, también, un viejo lobo del sector bancario con experiencias anteriores como gerente Comercial en Link pero también en bancos como Santander y HSBC. Incluso él, con sus años a cuestas, parece estar sorprendido con el crecimiento exponencial. “Lo que suponíamos que iba a ser una evolución en tres o cuatro años, se produjo en tres meses. Pensamos que este año los productos móviles iban a ser 15 por ciento de la facturación de la compañía; hoy, son el 35 por ciento. Mientras más dure el aislamiento, más se van a extender los medios electrónicos de pago: si tengo que cambiar un hábito por 15 días capaz vuelvo atrás enseguida; si tengo que operar así durante cuatro meses es posible que se vuelva un hábito recurrente”. La encuesta de D´alessio Irol le da la derecha: 93 por ciento de los encuestados dice estar entre “conforme” y “muy conforme” con sus experiencias. Y eso, agrega Agustín Parodi, número uno de la plataforma digital Todo Pago, de Prisma, es el resultado de un buen desarrollo prepandemia pero también de reflejos rápidos. “Hoy, 75 por ciento de la gente tiene pro