LA NACION

Sin apoyo, Posse dejó la carrera bonaerense

No logró meterse en la interna con Vidal; pide unas PASO ampliadas

- Lucrecia Bullrich

Gustavo Posse se convirtió ayer en otra “baja” del pacto electoral que la UCR y Pro sellaron hace dos meses. Sin apoyo para competir en las PASo con María Eugenia Vidal, la elegida de Mauricio Macri, declinó su candidatur­a a gobernador bonaerense.

A contramano de la depuración que desde hace una semana viven las pobladas internas del kirchneris­mo en la nación y en la provincia, la salida de Posse ratifica que el macrismo y la UCR se encaminan a una PASo bonaerense sin competenci­a, con Vidal como única candidata, salvo que prospere la propuesta de Francisco de narváez de unir a toda la oposición en una misma interna.

Justamente, el apoyo a esa intención fue el principal argumento que expuso ayer Posse para justificar su paso al costado.

“Dejo de lado mi candidatur­a a gobernador con el objetivo de no ser un obstáculo en el armado que llevan adelante Pro, la UCR, la Coalición Cívica”, escribió temprano en su cuenta de Facebook.

En ese mensaje público recordó su “insistenci­a” para “garantizar una candidatur­a competitiv­a”, es decir, sus intentos frustrados por compartir interna con Vidal colgado de la boleta de Macri. Además agitó, una vez más, la necesidad de garantizar la fiscalizac­ión de los votos en la provincia, una tarea en la que, está seguro, le saca varios cuerpos a Pro, sobre todo, en el conurbano.

“Pasa el tiempo y vemos que el oficialism­o se fortalece, sus candidatos se definen, arman acuerdos y suman dirigentes. Mientras tanto, la oposición permanece desunida”, descargó.

El malestar de Posse con las “demoras” para avanzar hacia una PASo que incluya a “todos” los candidatos de la oposición es similar al que a principio de año lo llevó a abandonar el Frente Renovador de Sergio Massa. Desde entonces, el intendente de San Isidro pugnaba por meterse en la interna con Vidal, siempre con la condición de poder colgarse de la boleta presidenci­al de Macri.

Eso fue lo que nunca consiguió, pese a que, hasta último momento, tuvo de su lado al ministro de gobierno porteño y principal armador electoral de Pro, Emilio Monzó, uno de los convencido­s de que el macrismo debe “abrirse” para ampliar sus chances. A Macri nunca le cerró la idea de habilitar a Posse, un poco para mantener la “pureza” de su oferta en la provincia y mucho más para no complicarl­e el camino a Vidal, que aceptó ser candidata en terreno ríspido.

A Posse también le jugó en contra la falta de consenso de la UCR, sobre todo porque el sector que en la provincia lidera Ricardo Alfonsín siempre lo resistió. no alcanzó el esfuerzo a favor del sanisidren­se del líder radical, Ernesto Sanz, para superar las resistenci­as internas y especialme­nte las del macrismo.

Posse jura que su renuncia pretende ser un aporte a un “bien mayor”. “Declino mi candidatur­a, pero no voy a dejar de trabajar para construir una alternativ­a conjunta nacional con epicentro en la provincia de Buenos Aires”, dijo anoche a la nacion. Es de los que creen que es posible juntar a Macri y Massa en la misma PASo.

Posse no habló ayer ni con Monzó ni con Sanz. Ambos supieron de su decisión a través del diputado provincial Walter Carusso.

Desde su despacho en la Municipali­dad de San Isidro, Posse no quiso hablar de Vidal. “La clave es lograr la gran interna. Voy a apoyar al candidato que salga de ahí, sea ael que sea”, esquivó.

Tampoco quiso dar pistas sobre su futuro. “¿Podría volver a competir por la intendenci­a?”, preguntó la nacion. “Hoy mi mente está en la gestión municipal y en el armado de un espacio competitiv­o en la provincia. De mis planes más allá de eso no voy a hablar”, cortó en seco. Sin límites para la reelección, como el resto de sus pares bonaerense­s, Posse es intendente de San Isidro desde 1999.

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