Orquestas sinfónicas en tiempos de democracia
En cuestiones artísticas (no políticas ni de Estado) nada más alejado de una democracia que una orquesta. allí el director manda y los músicos obedecen. Y, generalmente, cualquier actitud de desacato referido a cuestiones estrictamente musicales puede ser tomado como una falta de pericia de los integrantes, más que una manera de disentir en torno al abordaje de una obra. Sin embargo, las orquestas acompañan los tiempos políticos y sociales de una sociedad y son capaces de adaptarse a las formas democráticas, más allá de esa obediencia al director.
las orquestas sinfónicas sociales son, por ejemplo, un fenómeno (especialmente latinoamericano) surgido en las últimas décadas que representa una necesidad de educación y de inclusión. la orquesta puede ser el lugar ideal para desarrollar estos objetivos, además de apuntar a la excelencia artística. En cambio, en Europa se pueden encontrar raros casos, como el de la Filarmónica de Berlín, donde los músicos eligen a sus directores. El último lunes deliberaron acerca de quién será (recién en 2018) el sucesor de Simon rattle. pero luego de varias horas de debate decidieron postergar la votación. Tienen un año para elegir.
Más allá de la comparación con la elección papal, en realidad, los músicos eligen al director que quieren tener (¿Dudamel, Thielemann nelsons?) como un pueblo elige a un presidente. Y si es cierto que la Berliner philkarmoniker tiene, como los pueblos, los dirigentes que se merece, ha tenido a déspotas y moderados, conservadores y progresistas, entre otros pelajes. Desde 1882 llevaron la batuta Von Brenner, Von Bülow, Furtwängler, Borchard, celibidache, Von Karajan, abbado y Sir Simon rattle.