Ya se juega la próxima cosecha
Durante la pasada semana, el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, en sus siglas en inglés) dio a conocer sus tradicionales estimaciones sobre oferta y demanda mundial y estadounidense. La mayor expectativa se centraba en la primera estimación para la campaña 2015/16 en los Estados Unidos. Por supuesto que no defraudó al ubicar los niveles de stocks de cierre de soja en dicho país no sólo por encima de los que el mercado esperaba, sino también que fueron superiores a los de la campaña 2014/15. Cabe aclarar que en este último caso los inventarios de cierre volvieron a bajar respecto del informe de abril.
Discutir estos guarismos no va a ser el propósito del presente artículo. Más bien, nos vamos a concentrar en las primeras estimaciones que también el USDA hizo para la temporada 2015/16 para Sudamérica.
Al respecto, ubicó la cosecha en esta región muy cerquita de los 170 millones de toneladas, con producciones de 97 millones de toneladas para Brasil y 57 millones para la Argentina. Si bien estos datos resultan muy tempranos a esta altura del año, cuando ni siquiera todavía está sembrado el cultivo y el productor está pensando más bien en qué hacer con la cosecha que acaba de levantar que en cualquier otra cosa a futuro, resulta interesante comenzar a analizarlos puesto que no dejan, por preliminares y lejanos que sean, de generar expectativas sobre los mercados.
Dejando de lado la situación de Brasil, en donde una fuerte devaluación iniciada desde mediados del año pasado logró torcer el casi inevitable destino de los productores agropecuarios en general y de los de soja en particular, para el resto de Sudamérica la actual campaña 2014/15 cerrará con más penas que glorias.
La situación es particularmente compleja en nuestro país, en donde la caída de los precios internacionales, sumado a una inflación en pesos, pero también en dólares, tasas de interés poco competitivas y retenciones del 35%, fueron generando un deterioro muy importante en los márgenes de rentabilidad, que sólo pudo ser compensado en parte en aquellas zonas en donde los rendimientos se ubicaron muy por encima del promedio histórico.
En ese contexto, pensar en un incremento de la producción por estos lares para el próximo año pareciera, al menos, temerario. El caso argentino ya fue comentado, pero la situación no es menos complicada para Uruguay y Paraguay e incluso el propio Brasil, que luego de la devaluación comienza a percibir un incremento en los costos de producción.
En última instancia, la demanda actual requiere que la producción continúe creciendo a buen ritmo, incluso en las zonas marginales que son las más susceptibles de perder área. Pero, por supuesto, lo del USDA es solo una cifra muy preliminar y lejana. En todo caso, veremos si el clima en los Estados Unidos puede consolidar o dar por tierra definitivamente con esta, por ahora, tentativa proyección.