El trabajo que lleva a los triunfos
Organización, logística y profesionalismo son las claves tras las bambalinas que llevan al equipo Volkswagen Motorsport a dominar el Campeonato Mundial de Rally
El festejo de los pilotos en el podio es una imagen que se repite después de cada carrera. Pero, ¿son ellos los únicos ganadores? Por supuesto que no. El automovilismo, lejos de ser un deporte individual, es un deporte de equipo en el que uno solo (o dos, en el caso del rally) se exhibe como triunfador.
Es cierto que los pilotos constituyen un eslabón importante en la cadena de un equipo de competición, pero no son los únicos. Detrás hay directores, managers, ingenieros, técnicos y mecánicos que hacen posible que los autos y todo el conjunto rindan al máximo.
“Hoy, el Campeonato Mundial de Rally, la competencia es muy cerrada. Los buenos o malos resultados se producen sólo por detalles. Nada puede quedar librado al azar”, dice Josh Capito, director general de Volkswagen Motorsport bajo las carpas del equipo en el parque de asistencia de Villa Carlos Paz, mientras los tres Polo R WRC (el del campeón mundial Sébastien Ogier y sus compañeros de escuadra, Jari-Matti Latvala y Andreas Mikkelsen) se debatían a muchos kilómetros de allí, en plena serranía cordobesa.
“Hasta desde el punto de vista de la logística un equipo de rally es un desafío –continúa Capito–. Como hay tres carreras fuera de Europa (México, la Argentina y Australia) debemos tener dos conjuntos de elementos de trabajo. Uno que enviamos a principios de año a México en contenedores que luego viajaron hacia aquí, para partir luego de esta competencia hacia Australia, donde se correrá en septiembre. El otro conjunto está en Europa y se transporta en camiones a cada uno de los rallies restantes. Un detalle muy importante es que para transportar los autos de carrera contamos con unos contenedores especiales (cuestan 45.000 euros cada uno), que entran en la bodega de cualquier vuelo de línea, por lo que en 48 horas los podemos tener en cualquier punto del planeta, sin necesidad de esperar un avión carguero, que tardaría una semana.”
Contrarreloj
La importancia de los detalles continúa cada vez que los autos llegan al parque de asistencia. Cada día del rally (viernes, sábado y domingo, con un recorrido total aquí en la Argentina de 1638,47 km de los cuales 345,70 fueron cronometrados), los mecánicos sólo disponen de 15 minutos antes de la largada matutina, otros 30 en el reagrupamiento del mediodía y 45 minutos a la noche, al finalizar la acción, para trabajar en las unidades de carrera.
Por eso, los autos, desarrollados a partir de modelos de serie, están preparados para ser desarmados y vueltos a armar con rapidez; amén que los altamente capacitados mecánicos (cuatro por auto) trabajan con pasmosa tranquilidad contrarreloj y los problemas. Así pueden cambiar la caja de velocidades del VW Polo R WRC en 11 minutos, un turbocompresor en 8 y el diferencial trasero en 7.
Cuando los autos están en carrera, los responsables máximos del equipo Volkswagen (Capito, el manager Sven Smeets, el director técnico Willy Rampf) son los más ocupados siguiendo el desarrollo y las vicisitudes de la competencia desde el centro de comando repleto de monitores con tiempos, mapas y detalles técnicos. Junto a ellos, la meteoróloga del equipo (de quien aseguran tiene un 98% de aciertos) puede indicarles cómo estará el tiempo con dos horas de anticipación en un tramo de carrera de 10 kilómetros. Información vital para elegir los neumáticos adecuados.
Al terminar la competencia, el trabajo continúa: hay que desarmar las carpas-boxes, el hospitality donde en una pantalla gigantesca los miembros del equipo siguen la carrera y toman las comidas del día (el chef llega una semana antes para comprar y preparar todo lo que el personal y los invitados van a consumir durante la estada), lavar y embalar las partes de los autos (de paso, bromas y mojaduras varias entre los mecánicos), guardar las herramientas, los repuestos, equipos electrónicos y todo el material en los contenedores que los llevarán a Australia, siguiendo un calendario que se extiende de enero a noviembre por casi todo el planeta.