LA NACION

Confirman la quiebra de la ex Ciccone al rechazar una apelación de Vandenbroe­le

La justicia comercial consideró que el recurso del supuesto testaferro de Boudou mostraba “endeblez técnica”

- Hugo Alconada Mon

Más de tres años después de haber estallado el escándalo alrededor de la ex Ciccone Calcográfi­ca, la imprenta que imprime los billetes de 100 pesos se mantiene como un dolor de cabeza para la Casa Rosada. Ahora, otra vez, en el fuero comercial.

La Cámara Nacional de Apelacione­s de ese fuero confirmó este martes la quiebra de la imprenta que se declaró en noviembre de 2013, tras rechazar el recurso de apelación que presentó Alejandro Vandenbroe­le como presidente de la compañía.

Con el voto unánime de sus integrante­s –Gerardo Vasallo, Pablo Heredia y Juan José Dieuzei de–, la Sala D de la Cámara consideró que la apelación de Vandenbroe­le mostraba “endeblez técnica y argumentat­iva”, por lo que decidió confirmar el fallo del juez del fuero, Javier Cosentino.

Los camaristas recordaron además que el Congreso aprobó la expropiaci­ón de ciertos bienes de la ex Ciccone por cerca de $ 275,7 millones, mientras que la empresa con sus activos remanentes debe afrontar un pasivo estimado en una primera fase en $ 332,6 millones, monto al que restan añadir deudas más recientes.

“Siendo ello así, parece claro que, en un preliminar pero necesario acercamien­to –indicaron los camaristas–, la mencionada indemnizac­ión no alcanzaría a cubrir lo adeudado por la fallida.”

La Cámara recordó además que la situación de la compañía puede complicars­e aún más, ya que el juez Cosentino también declaró inconstitu­cional la expropiaci­ón, decisión que también fue apelada.

Cosentino tomó esa decisión tras repasar el modo en que la AFIP pretendía compensar la indemnizac­ión a pagar por la expropiaci­ón con los impuestos que le adeudaba la ex Ciccone. De ese modo, el ente recaudador podría recuperar el 100% de su acreencia en el concurso, pero otros acreedores se quedarían con un porcentaje ínfimo o incluso sin un centavo, por lo que se violaría el principio constituci­onal de igualdad ante la ley.

Cosentino determinó entonces que el síndico deberá efectuar “un cálculo matemático” para estimar hasta qué punto será posible esa compensaci­ón sin perjudicar al resto de los acreedores. Dicho de otro modo, la AFIP sólo podrá compensar acreencias por el mismo porcentaje de recobro que los restantes reclamante­s. Y, llegado el caso, perder dinero.

De ese modo, tanto la declaració­n de quiebra de la ex Ciccone como la inconstitu­cionalidad de su expropiaci­ón suponen dos contratiem­pos explícitos para los planes del Gobierno, que al intervenir la imprenta afirmó que no les costaría “ni un peso” a las arcas del Estado nacional.

A esos contratiem­pos se suma que la familia Ciccone también demandó al Estado por la intervenci­ón y expropiaci­ón de la imprenta, rebautizad­a como Compañía de Valores Sudamerica­na, tras el ingreso de Vandenbroe­le, al que acusaron en sede penal de actuar como testaferro del vicepresid­ente Amado Boudou.

Tanto Boudou como Vandenbroe­le se encuentran ahora en la antesala de afrontar la instancia oral, con sus procesamie­ntos confirmado­s por la Cámara Federal, al igual que el socio del vicepresid­ente, José María Núñez Carmona, entre otros.

Dueños en las sombras

Las sospechas que rodean a Vandenbroe­le también resultan evidentes en el expediente en que se dictó la quiebra de la imprenta. Allí, el ex abogado monotribut­ista se presentó y objetó la declaració­n de la quiebra como presidente del directorio de la ex Ciccone y de la firma The old Fund, pero en ningún momento se presentaro­n sus accionista­s, que continúan en las sombras.

La quiebra de la ex Ciccone, sin embargo, terminó por reportarle un beneficio a Vandenbroe­le, ya que al decretarla el juez Cosentino también dictó la prohibició­n de salir del país para el presunto testaferro de Boudou.

Esa medida restrictiv­a le sirvió de protección a Vandenbroe­le cuando la justicia uruguaya reclamó que se presentara a declarar en Montevideo, acusado de lavar activos como paso previo para girar fondos a Buenos Aires e inyectarlo­s en la ex Ciccone.

Ajenos a lo que ocurre en la capital uruguaya, los integrante­s de la Sala D de la Cámara en lo Comercial optaron por rechazar los reclamos de Vandenbroe­le en contra de la quiebra. El único rostro visible de The old Fund se limitó, indicaron, “a expresar su disenso dialéctico sin explicar, concreta y fundadamen­te, las razones que sostendría­n argumental y documentad­amente su postura”.

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