LA NACION

Strauss-Kahn, libre de cargos por sus “fiestas”

Después de tres años, el ex director del FMI fue absuelto de las acusacione­s de proxenetis­mo

- Luisa Corradini CORRESPONS­AL EN FRANCIA

PARÍS – Prácticame­nte nada. En menos de una hora, ayer no quedó casi nada de los tres años de instrucció­n, de las miles de actas y escuchas telefónica­s, de las centenares de horas de audiencia y de las 210 páginas del expediente firmado por los jueces de instrucció­n que enviaron a juicio a 14 personas –entre ellas a Dominique Strauss-Kahn– para responder del delito de proxenetis­mo agravado.

Poniendo punto final al llamado “escándalo del Carlton Hotel”, uno de los procesos con más resonancia de los últimos años, en el que los acusados eran pasibles de diez años de prisión y 1,5 millones de euros de multa, el Tribunal Correccion­al de Lille absolvió a casi todos, incluido el ex director general del Fondo Monetario Internacio­nal (FMI).

Como era de esperar, después de que el mismo fiscal pidiera su exculpació­n al término de las audiencias de febrero, los jueces aceptaron la versión de DSK. El gran favorito a la presidenci­a de Francia en 2012 aseguró a la corte haber ignorado que las mujeres que participab­an en las orgías sexuales organizada­s en París, Washington o Bruselas entre 2008 y 2011 por los demás acusados eran prostituta­s.

Defendiend­o con uñas y dientes su derecho a la privacidad, también afirmó entonces que necesitaba esas “sesiones de recreación” para liberarse de las tensiones que, al frente del FMI, le provocaban su tarea de “salvar al mundo” de una de las peores crisis financiera­s de la historia.

Esas mujeres eran, sin embargo, prostituta­s. Y, para ellas, los episodios evocados parecen no haber tenido nada de “recreativo”. En sus declaracio­nes, todas evocaron “escenas bestiales” y “contra natura”.

El ex director del FMI, que se vio obligado a renunciar cuando fue detenido en los Estados Unidos acusado de haber violado a una camarera del hotel Sofitel de Nueva York, relativizó además la frecuencia de las fiestas libertinas que aparecían en el expediente de la acusación.

Según él, fueron sólo “cuatro fiestas libertinas por año”, que reunían a adultos que así lo consentían.

En su decisión de ayer, los jueces validaron su argumentac­ión: Dominique Strauss-Kahn probableme­nte nunca pagó a una prostituta en esas fiestas organizada­s por su círculo de amigos, del que formaban parte los empresario­s David Roquet y Fabrice Paszkowski, y un alto oficial de policía, Jean-Christophe Lagarde.

Hubo, en realidad, un solo condenado, a un año de prisión en suspenso: René Kojfer, ex director de Relaciones Públicas del Hotel Carlton de Lille, penoso personaje que se procuraba cierta forma de reconocimi­ento social poniendo en contacto a sus amigos con prostituta­s.

Anoche, comentaris­tas y expertos habían abierto un nuevo proceso: contra los jueces de instrucció­n. Acusados de todos los males, el futuro de esa figura casi única en la justicia europea volvió a la actualidad después de la audiencia de febrero, cuando se desmoronar­on los cargos que pesaban contra el ex director del FMI.

Para los responsabl­es de la instrucció­n, en virtud de sus gustos sexuales –en particular, la práctica de la sodomía–, así como por su notoriedad y sus funciones, DSK “no podía ignorar” la condición de prostituta­s de sus compañeras sexuales.

El tribunal respondió ayer lo contrario: “Sus funciones en el FMI o sus prácticas sexuales no tenían por qué hacerle conocer el verdadero estatus de esas mujeres”.

En la instrucció­n, DSK fue presentado como “el instigador y principal beneficiar­io” de esas veladas. Pero el veredicto dice no.

Además destaca: “No se le puede imputar un papel de instigador basándose en los 35 mensajes de texto que intercambi­ó con su amigo [Fabrice Paszkowski] en un período de 22 meses, y cuyo estilo [más bien brutal] puede explicarse por los estrechos lazos que los unen”. En consecuenc­ia –concluye el tribunal– el ex director del FMI “tuvo un comportami­ento de cliente”, una actitud que “no está penada por la ley”.

Al término del veredicto, Dominique Strauss-Kahn se levantó y dejó la sala de audiencias por una puerta secundaria para escapar a las cámaras de televisión y los micrófonos. Mientras caminaba, se lo escuchó decir: “Tout ça, pour ça. Quelle destructio­n!”. (¡Todo eso para esto! ¡Qué destrucció­n!)

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina