Venezuela: un silencio que avergüenza
El autoritario régimen venezolano que encabeza Nicolás Maduro mantiene perversa e ilegalmente encarcelados a decenas de dirigentes y políticos opositores, en abierta violación del debido proceso legal, como si el Estado de Derecho no existiera. Esta aberrante conducta se registra, entre otros, con la detención de muchos de los más altos dirigentes de los partidos de la oposición, como Leopoldo López, Daniel Ceballos y Antonio Ledezma.
En distintas instituciones de las Naciones Unidas, esas violaciones a los derechos humanos y libertades civiles de los detenidos venezolanos están siendo denunciadas, investigadas y, de corresponder, condenadas. En cambio, nuestros organismos regionales se mantienen ausentes, en un silencio cómplice cuando deberían salir en defensa enérgica de los derechos humanos, y de las libertades civiles y políticas de los detenidos políticos venezolanos. También, en defensa del respeto al debido proceso legal y el Estado de Derecho.
Una vez más, la región parece acogerse a la absurda máxima del ex presidente uruguayo José Mujica, cuando dijera aquello tan poco feliz de que “lo político tiene prioridad por sobre lo jurídico”, que es simplemente tratar de justificar, sin argumentos, la falta de imperio de la ley de la que, en este caso, hace inescrupulosamente gala el presidente Nicolás Maduro.
En las últimas semanas, en lo que es ya una larga lista de ex presidentes de nuestra región, se ha expresado una creciente preocupación por la lamentable situación de los detenidos políticos venezolanos. Entre ellos, se ha sumado el ex presidente argentino Fernando de la Rúa.
En una muestra más de la mala fe de las autoridades venezolanas, la audiencia que correspondía realizar esta semana en el proceso que se sigue contra Ledezma acaba de ser diferida “por razones operativas”. Ésta es la segunda vez consecutiva que se demora. Las de los otros acusados se han prorrogado ya en nueve oportunidades. La deleznable estrategia y perversidad del régimen bolivariano está, una vez más, absolutamente a la vista.
Las afligidas, esforzadas y diligentes esposas de López y Ceballos han hecho un llamado abierto y específico a Michelle Bachelet, a Cristina Kirchner y a Dilma Rousseff, para que se interesen por la terrible situación de los opositores venezolanos detenidos. Esto es para que rompan el silencio cómplice en el que se han refugiado, una actitud criticable que desnuda el poco interés real que tienen en defender los derechos humanos, así como el Estado de Derecho en la región.
En el caso de nuestra primera mandataria, es de hacer notar el doble estándar que maneja respecto de la defensa de los derechos humanos de determinados grupos y no de todas las personas por igual.
El mismo silencio que por espacio de medio siglo permitió al régimen cubano violar impunemente los derechos humanos y las libertades civiles y políticas de su pueblo se repite ahora respecto del accionar ilegal del gobierno de Maduro, quien decidió suspender su entrevista con el Papa, pues presumía que éste iba a interesarse por la situación de los presos de su país.