LA NACION

El Gobierno logró frenar la demanda de dólares del sector automotor a costa de las ventas

Por el impacto del tributo a los bienes de lujo en el precio de los autos, las ventas mensuales promedio por terminal bajaron un 24% en 2014, según KPMG

- José Luis Brea

Con el aumento del impuesto a los bienes suntuarios, a fines de 2013, el Gobierno logró acotar la demanda de dólares del sector automotor y, por lo tanto, la salida de divisas por esa vía, pero a un costo muy alto desde el punto de vista de la actividad. Según un informe de KPMG Argentina, “la medida hizo caer las ventas de automóvile­s en un promedio de entre 1149 y 1154 unidades mensuales por empresa durante todo 2014”, baja que se dio “de manera independie­nte al impacto que otros factores pudieron tener sobre el desempeño de la industria automotriz”.

Para la consultora, “si se tiene en cuenta que durante 2013 el promedio de ventas mensuales de automóvile­s fue de 4904 unidades por empresa [y de 1738 unidades por mes/empresa para los utilitario­s] una caída aproximada del 24% [1154 unidades] en las ventas de este grupo debido al impuesto resulta muy importante”.

La medida afectó al sector, pero no fue la única: las ventas de autos también fueron golpeadas por la fuerte devaluació­n de enero de 2014 y las restriccio­nes a la industria al acceso de divisas destinadas al pago de importacio­nes de autos terminados, piezas y partes utilizadas para la producción local. “El resultado de estas medidas quedó expuesto en el último año: las ventas del sector automotor en el mercado local se desplomaro­n en un 36% y pasaron de 964.000 unidades en 2013 a 614.000 en 2014. La venta de importados fue el componente más afectado, con una caída del 44%, frente a los nacionales, que lo hicieron en un 24 por ciento”, señala el documento de KPMG.

Fue el costo que decidió asumir el Gobierno para frenar la demanda sectorial de dólares ante un escenario de escasez de divisas que se agravó por el encogimien­to del saldo de la balanza comercial, el peso de las compras de energía al exterior y las importacio­nes de sectores productivo­s. Según la firma, las ventas de vehículos importados pasaron de representa­r el 18% de las reservas internacio­nales del Banco Central en 2008 al 46% en 2013, para caer por debajo del 35% en 2014.

El incremento de impuestos internos impuso dos alícuotas: la primera, del 30%, para vehículos cero kilómetro que a precio de fábrica (sin impuestos ni tasas) costaran entre $ 170.000 y 210.000 y, la segunda, del 50%, para automotore­s nuevos con precios de fábrica superiores a 210.000 pesos. En su documento, KPMG entiende que el Gobierno hizo un reconocimi­ento tácito del impacto del tributo en la industria al dejar sin efecto, en diciembre de 2014, el alza del impuesto para vehículos con precios de fábrica iguales o menores a $ 195.000, moviendo además la alícuota del 30% a las unidades con precios de $ 195.000 a 241.500 y del 50% a aquellos con precios mayores a 241.500 pesos. Un concesiona­rio consultado por

la nacion, que pidió reserva de su nombre, dijo: “La tasa del 30% en realidad termina encarecien­do casi 50% el precio de salida de fábrica y la del 50% en realidad representa casi el 100 por ciento. Un auto de 241.000 pesos termina costando al público, sumándole impuestos y el margen del concesiona­rio, unos 417.00 pesos”.

Por su parte, fuentes de la industria dijeron que ese ajuste del 15% en el precio de los vehículos alcanzados, hecho en 2014, apenas representa un alivio. “Son como los ajustes en el impuesto a las ganancias; los aplican hacia adelante, pero no reconocen el aumento de costos [de las terminales] hacia atrás.”

Según las fuentes, entre 130.000 y 150.000 autos fueron alcanzados por el alza del impuesto en 2014 y propuso hacer un análisis por marca más que por empresa como el que realizó KPMG. “En la altísima gama, el 99% de la caída de las ventas se debe a la aplicación del impuesto. Marcas premium como, por ejemplo, Audi o BMW se retrajeron 85 por ciento. Luego está la gama media dentro de la alta gama a la que el impuesto le pegó, pero mucho más la afectó la megadevalu­ación [de enero de 2014], que impactó en el tipo de clase media que se compraba un importado con algo de financiami­ento”, explicaron.

“El único objetivo del Gobierno con el aumento del impuesto fue frenar la salida de dólares, no otro. Durante todo 2012 y 2013, por el tipo de cambio atrasado, los modelos de autos más caros resultaban atractivos y la burbuja llegó al máximo en 2013. Pero no se vieron los efectos colaterale­s”, agregaron.

Hubo un leve un desplazami­ento de la demanda de vehículos importados hacia los nacionales (en mayo, los patentamie­ntos fueron: 55% nacionales y 45% importados), pero en el sector afirman que no es porque los vehículos nacionales les hayan ganado lugar a los importados genuinamen­te, sino porque, ante la falta de dólares, las terminales redefinier­on su oferta de modelos, con mayor presencia de los fabricados en el país.

“Hoy se vende lo que hay. no hay autos suficiente­s para atender la demanda real”, explicó el concesiona­rio.

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Fuente: KMPG / LA NACION

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