La hora de jugar con valentía
LA SERENA.– Santiago a La Serena cambia el ritmo, cambia el ambiente, cambia el ruido, cambia el paisaje. El avión deja atrás el aire cargado de una ciudad hiperactiva, acostumbrada a las convulsiones del tránsito o de las protestas, y en sólo cuarenta minutos aterriza en el aire fresco de una ciudad costera, fuera de temporada, con el mar al alcance de la mano. En el contacto con la gente, en calles tan diferentes, sólo una cosa no cambia, si de fútbol se habla: sin ironías y sin resentimientos de perennes rencores, se expresa el favoritismo de la selección argentina para quedarse con esta Copa América, esquiva como otros títulos desde 1993.
Valentía, palabra usada por Javier Mascherano, justo él, parece ser la palabra más precisa para afrontar ese rol. Y valentía, justamente, es la que parece expresar Martino en su actitud ante la responsabilidad que le cabe.
1) Valentía para hacerse cargo del pasado, el lejano y el reciente. “Argentina tiene historia, pero hoy, además, está avalada por el nivel de este grupo de jugadores”, dice el entrenador, y sabe que con la frase carga su mochila de obligaciones, en una competencia que muchas veces fue dejada de lado, ninguneada, y hoy aparece como oportunidad de redención. El Mundial tan cerca es al mismo tiempo una posibilidad de suturar heridas y el desafío de cruzarse con quiénes llegan con el mismo impulso.
2) Valentía para asumir el presente. “Tanto Messi como otros de nuestros jugadores llegan a esta Copa América en un momento inmejorable”, dice el entrenador, y asume con la expresión que no se saca de encima ninguna responsabilidad, sino todo lo contrario: arrumba cualquier tipo de excusa. No hay condicionantes, sólo condiciones ideales.
3) Valentía para arriesgar hacia el futuro. “En la selección argentina les estamos volcando una idea de juego a los mejores futbolistas del mundo”, dice el entrenador, y es conciente de que está imponiendo una exigencia, una idea: se sabe a qué jugará Argentina y el estilo sobre todas las cosas implica riesgos.
Valentía es la palabra. Por tres.