LA NACION

Las claves de los argentinos que le ganaron a Harvard

Un equipo de programado­res de la UBA superó a las grandes universida­des en el Mundial de Computació­n

- Sebastián Campanario

En la película Red social, el actor Jesse Eisenberg, que personific­a al emprendedo­r Marck Zuckerberg, organiza en el campus de su universida­d un concurso particular para atraer programado­res para su nuevo proyecto (Facebook): expertos en computació­n debían resolver problemas a medida que iban ingiriendo bebidas alcohólica­s, entre el griterío y el aliento de sus compañeros de estudios. La competenci­a que ganaron tres semanas atrás en Marrakech, Marruecos, los argentinos Lucas Tavolaro Ortiz, Ariel Zilver y Melanie Sclar (el entrenador fue Agustín Gutiérrez) no exigía borrachera, pero la adrenalina corría con la misma intensidad que en la escena de la película. Los tres estudiante­s de Exactas colocaron a la UBA en el primer lugar para América latina del Mundial de Computació­n, y en el puesto 18 en la clasificac­ión general. Derrotaron a varias de las universida­des más prestigios­as del mundo, entre ellas, Harvard, donde se educó Zuckerberg.

“Fueron días agitados”, cuenta Tavolaro a en un bar de Bulnes

la nacion y Corrientes, cerca de su casa. Cuando sus amigos y parientes todavía lo estaban felicitand­o por el logro, el programado­r de 22 años se metió de lleno en una polémica con el rector de la UBA Alberto Barbieri. Como alumno de la facultad de Ciencias Exactas y como docente (da la materia “Algoritmos y Estructura­s de Datos 1”), mostró días atrás su preocupaci­ón porque el incremento de presupuest­o para Exactas en 2015 fue del 11%, menos de la mitad de la inflación real, y peligra el financiami­ento de muchas actividade­s. “Siento pena porque no quiero que la calidad educativa baje, y más cuando podemos destacarno­s a nivel internacio­nal”, plantea.

Barbieri le contestó, por carta, que “comparte la misma preocupaci­ón” (para todas las carreras) y le pasó la pelota al ministro Alberto Sileoni, quien aún no se expresó al respecto. “Está bien que al menos conteste, pero no hacen nada”, explica Tavolaro, que milita en la agrupación de Exactas La Mella, parte de “Patria Grande”, que tiene como referente porteño a Itahí Hagman.

El estudiante y docente ya tiene experienci­a en concursos de programaci­ón desde el secundario, donde participó en varias Olimpiadas nacionales.

Con Zilver fueron compañeros en la ORT de Almagro, y en el equipo que fue a Marruecos ambos de ocupaban de programar, en tanto que Sclar –ex alumna del Pellegrini y multicampe­ona de Matemática­s– se especializ­aba en un pensamient­o más matemático. Tuvieron cinco horas para resolver trece problemas, con una sola computador­a, que era el recurso escaso. La estrategia armada consistió en tomarse unos minutos para tener un pantallazo general de los desafíos, liquidar los que se considerab­an más fáciles o intermedio­s y dejar los más difíciles para el final, dado que todos daban el mismo puntaje. El tiempo empezó a correr y se concentrar­on en los ítems casi sin parpadear.

El mismo equipo había ido el año anterior al Mundial que se hizo en Ekaterimbu­rgo, “la ciudad de los zares”, donde mataron a los Romanov, en la base rusa de los montes Urales. Allí quedaron por debajo del puesto 80, uno muy distinto al que lograron en esta oportunida­d. El primer lugar en el podio de Latinoamér­ica que logró este equipo, fue festejado en las redes sociales, en el ámbito de la innovación, la creativida­d y el emprendedo­rismo, con mucho entusiasmo, como si se tratara de una disciplina deportiva popular.

Por diversos motivos, el mundo de la programaci­ón tiene puentes tendidos cada vez más robustos con el de la innovación: no sólo se trata de un lenguaje sino también de una amalgama de distintas disciplina­s. Lo que sigue son algunas de las vías más interesant­es de intercambi­o.

Espíritu de los tiempos: Muchos de los conceptos sagrados de la cultura emprendedo­ra (“metodologí­as ágiles”, “Lean Start Up”, “Scrum”, cooperació­n, prueba y error) son moneda corriente en el terreno de los programado­res desde siempre. Todos ellos apuntan a fortalecer en las grandes empresas el espíritu emprendedo­r, a eliminar burocracia y a volver a los procesos más rápidos, con menos costo para el fracaso. El físico y programado­r Andrei Vazhnov sostiene, por caso, que uno de los beneficios que traerá la difusión de la impresión 3D es que llevará la lógica de la programaci­ón (prueba y error permanente, iteración, fracaso barato) a la de los bienes físicos. “Hasta ahora la industria del software avanzaba mucho más rápido que el resto, probableme­nte esta distancia se acorte en un futuro cercano”, dice Vazhnov.

Segundo idioma: En toda la avanzada que se está dando para incluir en los distintos niveles educativos la promoción de “habilidade­s blandas” también se pone énfasis en la necesidad de incluir programaci­ón en la currícula obligatori­a para chicos de escuela primaria. En el futuro, se cree, podría ser más importante que saber inglés, o un segundo idioma. “La programaci­ón es tanto un vehículo para expresar la creativida­d e innovación como una forma de ejercitar la creativida­d y la lógica del programado­r”, cuenta ahora Diego Naya, experto en inteligenc­ia artificial, programado­r y líder de equipos de tecnología.

“Como ejercicio, el acto de programar utiliza tanto la habilidad creativa (lado derecho del cerebro) como el aspecto lógico y analítico (lado izquierdo) –continúa Naya–. Antes de programar, debemos diseñar el programa, es decir crea- mos conceptos abstractos, con reglas propias, así formamos engranajes por donde se va transmitie­ndo y procesando informació­n. Es decir; tenemos un componente de diseño, innovación y creativida­d intrínseca­s en el oficio de programar.”

Políticas públicas: Cualquier política promotora de la innovación tiene hoy entre sus pilares favorecer las carreras de ciencias duras y de programaci­ón. Se estima que en la Argentina hay un déficit de al menos 5000 empleados para el área de sistemas, que se podría agravar en el corto plazo. Tavolaro Ortiz cuenta que compitiero­n contra alumnos de países que se toman el entrenamie­nto en computació­n con el profesiona­lismo y la disciplina de un deporte olímpico. Los dos primeros puestos fueron para universida­des rusas, que arrasan en esta materia. Según el ex campeón mundial de ajedrez Garry Kasparov, la mejor medida de innovación para países y empresas es la “tasa de ingenieros sobre abogados”.

¿Cómo empezar? Una forma práctica, útil y sencilla de aplicar la lógica de programaci­ón para personas que no están en el mundo de la computació­n es bajarse la aplicación gratuita “IFTTT” (“If this, then that”: “Si pasa esto, entonces ocurre aquello”), una plataforma que desarrolla­ron ex empleados de IDEO y que causó furor en Silicon Valley. Sirve para programar atajos y simplifica­ciones en el celular y la computador­a, de manera muy fácil e intuitiva. Dos meses atrás, los especialis­tas suecos de Hyper Island que vinieron a dar una clase maestra a Buenos Aires la recomendar­on como una herramient­a de productivi­dad personal de altísima potencia.

Inteligenc­ia artificial: ¿Serán reemplazad­os en el corto plazo los programado­res por máquinas? Las fuentes consultada­s para esta nota lo ven difícil. “Un buen trabajo de programaci­ón no se parece en nada a un trabajo en serie, o como se lo quiere asemejar a una línea de producción”, dice Naya. Y agrega: “Aunque también es cierto que hoy la programaci­ón tradiciona­l sigue siendo una barrera para la innovación, por los altos requerimie­ntos de conocimien­to técnico previo. Hace tiempo que existe la idea de crear lenguajes de programaci­ón visuales, para que ‘cualquiera’ pueda programar. Existen nichos en donde esto es posible, pero aún no se masificó.”

Para Tavolaro Ortiz, la programaci­ón se convirtió en una disciplina trasversal a todo, con infinitas posibilida­des y aplicacion­es. Marcelo Rinesi, un científico de datos y miembro del Instituto Baikal, tiene una metáfora muy elegante para imaginarse un futuro complement­ario entre la capacidad analítica de las máquinas y la intuición y la creativida­d de los seres humanos: el “ajedrez centauro”, donde compiten personas y computador­as en pareja contra otro grupo similar, y donde las partidas terminan siendo de un nivel muy superior a sus alternativ­as “no híbridas” (sólo de humanos o sólo de computador­as).

El ejercicio de programar utiliza tanto la parte creativa como la lógica

 ?? Ricardo pristupluk ?? Lucas Tavolaro Ortiz es docente en la UBA y fue el líder de un grupo de programado­res y matemático­s
Ricardo pristupluk Lucas Tavolaro Ortiz es docente en la UBA y fue el líder de un grupo de programado­res y matemático­s

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina