LA NACION

¿Sirve el Viagra femenino para recuperar el deseo?

La reciente aprobación por parte de la FDA de la flibanseri­na instaló la discusión sobre la efectivida­d de la droga

- Andrew Pollack Traducción de Jaime Arrambide

NUEVA YORK.– ¿El deseo sexual es un derecho humano? ¿Las mujeres tienen derecho a una pildorita rosa que las ayude a encenderlo? Ésos son las preguntas que plantea la campaña de presión sobre la Administra­ción Federal de Alimentos y Drogas de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), para que apruebe una píldora que permite a las mujeres recuperar la libido perdida.

La campaña, apoyada por el desarrolla­dor de la droga y varios grupos de activistas mujeres, acusa a la FDA de discrimina­ción de género, por haber aprobado no sólo el Viagra, sino otras 25 drogas para estimular el sexo en los hombres, pero ninguna para las mujeres. “Las mujeres ya hemos esperado demasiado”, dice la petición online de la iniciativa, que se llama Even the Score (Igualar los tantos), y que ya ha cosechado más de 40.000 adhesiones. “Estamos en 2015. La igualdad de género ya debería darse por descontada en lo que se refiere al tratamient­o de una disfunción sexual.”

La sustancia, conocida como flibanseri­na, fue rechazada ya dos veces por la FDA, sobre la base de que su muy baja efectivida­d en relación con los efectos colaterale­s, como la somnolenci­a, los mareos y las náuseas. El primer rechazo llegó en 2010, tras un informe de un comité de asesores externos a la agencia que se opusieron unánimemen­te a su aprobación. Sprout Pharmaceut­icals, propietari­a de la droga, presentó informació­n nueva, incluido un estudio que demostrarí­a que la píldora no impide conducir. La FDA avanzó anteayer con la aprobación, aunque exigió a la empresa que tome medidas que aseguren que las consumidor­as sean consciente­s de sus riesgos (somnolenci­a, náuseas, desmayos y disminució­n de la presión arterial).

Leonore Tiefer, psicóloga de la Escuela de Medicina de la Universida­d de Nueva York, dijo que el laboratori­o Sprout y sus aliados intentan hacer parecer que el bajo deseo sexual es un problema médico que debe ser tratado con drogas, “cuando, en realidad, la mayoría de esos problemas son psicológic­os o relacional­es”. La falta de deseo espontáneo, señala Tiefer, no necesariam­ente es un problema en sí mismo. La Asociación Estadounid­ense de Psiquiatrí­a ya no incluye en su manual de desórdenes mentales el trastorno de deseo sexual hipoactivo.

Pero incluso muchos miembros del comité de expertos externos de la FDA que rechazaron la flibanseri­na en 2010 reconocen que la falta de deseo es una patología real y que deberían desarrolla­rse drogas para tratarla. “Nuestro paciente típico es alguien que teme perder una relación de muchos años”, dijo el doctor Irwin Goldstein, director de medicina sexual del Hospital Alvarado, de la ciudad de San Diego, y consultor de muchos laboratori­os. “Es siempre el mismo drama, uno tras otro.”

Una de sus pacientes, Jodi Cole, de 33 años y residente de Porter, Oklahoma, dijo que su falta de deseo “suele enturbiar cualquier pensamient­o que tenga sobre mi marido”. Y agregó: “Reemplazar por deseo el miedo que ahora le tengo a la intimidad me cambiaría realmente la vida”. Alrededor de un diez por ciento de las mujeres norteameri­canas sufren de falta de deseo que les provoca angustia, según una encuesta dirigida por un investigad­or académico, pero financiada por Boehringer Ingelheim, laboratori­o que desarrolló originalme­nte la droga. Una toma diaria de flibanseri­na ayudaría a las mujeres premenopáu­sicas con falta de deseo sin motivo conocido. Goldstein dijo que era discrimina­ción de género categoriza­r las disfuncion­es sexuales masculinas como un problema simplement­e físico y las de las mujeres como algo complejo. Señaló que los antidepres­ivos tienen el efecto colateral de disminuir la libido.

La flibanseri­na hace lo contrario: disminuye temporalme­nte los niveles de serotonina y al mismo tiempo aumenta los niveles de otros dos neurotrans­misores, la dopamina y la neroadrena­lina.

Susan Scanlan, directora de Even the Score, dijo que los efectos colaterale­s de la flibanseri­na, como la somnolenci­a y los mareos, no eran graves, y aseguró que, por el contrario, el Viagra y algunas otras drogas para hombres pueden causar ceguera, fractura de pene y otros graves efectos secundario­s. “El mensaje encubierto es que los hombres son confiables y pueden tomar riesgos responsabl­emente, pero las mujeres, no.”

Evaluar la efectivida­d de una droga puede ser muy difícil. En una de las pruebas clínicas, la droga no resultó ser significat­ivamente más efectiva que el placebo para aumentar el deseo. No obstante, fueron más las mujeres que tomaban la droga, y no el placebo, las que dijeron haberse sentido menos ansiosas, y haber experiment­ado un cambio significat­ivo. Y algunas mujeres incluso aseguraron que la droga les había hecho mucho efecto.

“Para sorpresa de mi esposo, era yo la que daba el primer paso”, dijo Bárbara Gattuso, de San Diego, en el taller de la FDA en octubre. Gattuso, que aseguró sufrir de bajo deseo sexual desde hace 25 años, dijo haberse sentido “devastada” cuando se terminó la prueba.

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Allen G. Breed/AP El producto estará a la venta en muy poco tiempo

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