La Manhattanización de la city londinense
Una buena parte de mi niñez fue en Londres en los 80, en las casas de amigos de mi familia que las prestaban cuando se iban de viaje. Siempre eran en el Norte de la ciudad, estaban decoradas con influencia oriental y repletas de revistas feministas, psicoanalíticas y de teoría política ligeramente a la izquierda de la centroizquierda. Los chicos de las fotos iban a escuelas de conocido sesgo progresista, y los padres estaban de alguna manera vinculados a las artes y las letras. Nunca vi que tuvieran “algún juego original de la dentadura postiza de Bukharin junto a jarrones Ming, o una obsesión por el arte neo-constructivista y las obras completas de Stalin”, como hubiera sido el estereotipo.
Sin embargo, más adelante entendería que, para una tribu urbana que dominó esa década –los Sloane rangers–, los dueños de esas casas, posiblemente, eran el vivo ejemplo de los champagne socialists que eran su antítesis. Para los Sloane rangers, jóvenes bien vestidos, vagamente conservadores y ligeramente antiintelectuales, cuyo símbolo último era Diana Spencer cuando era maestra jardinera antes de casarse con el príncipe Carlos, rebelarse contra éstos era fundamental a su identidad. Tanto es así, que el best seller que, medio en serio medio en broma, puso en
manifiesto su existencia, The Official Sloane Rangers Handbook, llevaba como subtítulo “El problema de Hampstead”, en referencia al típico barrio donde los intelectuales acomodados solían ubicarse.
Unos 30 años después, Londres es muy distinto. Y, según un autor del Handbook, Peter York, los Sloane rangers hoy son una especie en extinción. York curiosamente publicó su ensayo al respecto en Prospect, una revista que ideológicamente se podría asociar con el estereotipo de Hampstead. Sin embargo, los champagne socialists no tuvieron nada que ver con la desaparición de los sloanies, sino que las responsables fueron dos tendencias que York ve como mucho más destructivas: la Manhattanización y la europeización de Londres.
Según York, la zona muy burguesa alrededor de Sloane Square que era el epicentro de los Sloane rangers fue copada por extranjeros agresivos y ultra competitivos al estilo neoyorquino. Con el boom de la city londinense, los precios inmobiliarios se volvieron tan exorbitantes en estas zonas céntricas que York sostiene que sólo los empresarios exitosísimos o bien oligarcas pueden afrontar las viviendas. Y si el Sloane ranger local sobrevive, es sobre todo en mutaciones. La supermodelo Cara Delevigne y Cressida Bonas, la ex novia del príncipe Harry son consideradas Sloane ravers, por su afición a las raves (fiestas multitudinarias de música electrónica). Luego están los Turbo Sloanes, obsesionados por hacer dinero rápido, y los Chav Sloanes, quienes trabajan en los medios de comunicación, pero, a pesar de su origen de clase media acomodada, hablan y se visten como los personajes de las películas de Guy ritchie.
recientemente un diario publicó que, por todo esto, el sistema de clases británico terminó siendo como una especie de fiesta de disfraces en la que uno puede ir vestido de lo que quiere ser (o parecer).
Los precios inmobiliarios se volvieron exorbitantes