Matchy-matchy, el juego de los que se visten iguales
Parejas o familiares eligen utilizar las mismas prendas o looks para comunicar una relación de afecto
La misma remera a rayas, el mismo color de saco o un estampado que se repite en los dos, pero en diferentes prendas. Las zapatillas iguales o el mismo pañuelo en el cuello. Matchy-matchy es la tendencia, un look demasiado coordinado en una misma pareja que, más allá de la moda, se impuso como una demostración de afecto. Instagram lo refleja y los diseñadores de indumentaria lo respaldan. “No hay necesidad de abrazarse, ni siquiera de darse la mano. Basta con estar uno al lado del otro para demostrar que son un equipo, hay una intención estética y una armonía visual, y además es divertido”, dice Josefina Cordovero, diseñadora de indumentaria.
Según los expertos, la moda comenzó hace más de una década en Corea del Sur, pero el hábito se replicó en Occidente y muchas celebridades internacionales lo han adoptado en sus outfits para asistir a eventos y celebraciones de repercusión mediática. Incluso, un comercial de Coca-Cola light, que fue emitido en 2013 en otros países de la región, quiso dar cuenta del fenómeno y con el título Hombre de hoy, la campaña apuntaba a los varones que son capaces de vestirse igual que su novia sin importar el qué dirán. Y todo sea por amor.
Según Laura Malpeli de Jordaan, asesora y creadora de Styletto, algunas parejas lo hacen para diferenciarse, como una manifestación de amor, y por eso más que una moda se convierte en un símbolo. “Algunas duplas quieren transmitir un sentido de pertenencia, de equipo, de manera análoga a los jugadores que usan una camiseta que los define y los distingue de los demás –dice la experta–. En otros casos, se da exclusivamente como una forma de llamar la atención y es algo que la pareja hace de manera ocasional para ser el centro de las miradas, como Angelina Jolie y Brad Pitt, por dar un ejemplo entre famosos. Los dos asistieron a los premios Bafta vestidos con traje negro y camisa blanca.”
Sintonía no coordinada
En otras circunstancias, apuntan los especialistas, no hay un código previo establecido por la pareja, sino que el matchy-matchy sucede de manera más natural. Cuando ambos comparten un estilo similar, perfiles estéticos compatibles sin arreglos ni condiciones.
Los diseñadores Camila Milessi y Emiliano Blanco, socios en el amor y en los negocios, son adictos a la tendencia, pero con un “espíritu más bien libre”. Como fundadores de la marca Kostüme, que el próximo verano cumplirá quince años en el mundo de la moda, comenzaron a detectar una conducta entre sus clientes que les llamó mucho la atención. “Veíamos que las mujeres elegían cosas del perchero de hombres, y viceversa, y así se armaban distintos looks con prendas mix- tas. Es decir, una remera de hombre luce como una prenda oversize en una mujer, lo cual le da un look más blando. Y esa misma conducta comenzó a crecer, lo que hizo que desde hace varios años nuestros diseños puedan verse como un estilo más unisex, prendas que, según quien las luzca, dan una onda totalmente distinta, ya sea hombre o mujer.” Así entonces, Camila y Emiliano suelen vestirse iguales: el mismo buzo, el mismo pantalón, la misma camisa. “Algunos nos joden y nos dicen que parecemos los hermanos Macana, siempre iguales, pero la realidad es que, salvo contadas excepciones, nunca lo hacemos adrede –confiesa Camila–. Creo que es algo muy de nicho, de gueto. Nosotros no estamos disfrazados, somos una pareja que tiene un mismo estilo y es más que evidente, y nos gusta que así sea, eso nos identifica, nos une.” Para ambos, que el matchy-matchy natural sea posible tiene que ver con que las prendas de Kostüme sean netas, puras y funcionales. “Nuestros consumidores son urbanos, independientes y valoran los productos de calidad, estéticamente bonitos y originales. La vestimenta es una forma de diferenciarse, y es algo que puede aplicarse a una persona y también a una pareja”, opina Camila Milessi.
Para la diseñadora Mariana Dappiano, el origen de la tendencia tiene que ver con un espíritu deportivo, de equipo. “El lugar en donde lo vi de manera más literal fue en Disney, donde no sólo parejas, sino familias enteras pululaban entre los parques luciendo t-shirts con idénticas inscripciones, mezclando lo lúdico con el sentido de pertenencia a un grupo íntimo.” También sin responder de forma tan literal a la moda, Dappiano cree que muchas parejas se acercan a este estilo de una manera más sutil. “Vistiéndose levemente coordinados se comunican tribus, estéticas similares y gustos. No hace falta llevar la misma prenda, a veces basta con un guiño que pasa más inadvertido. Y si bien en lo personal no es algo que comparta con mi pareja, me parece que cuando es verdaderamente auténtico no se planifica tanto, como sucede con mis amigos de Kostüme, que hacen prendas unisex y, por lo tanto, muchas veces están vestidos matchy-matchy sin intención. Y si el fin es lúdico, como pasa con los más jóvenes, también resulta interesante.”
Madre e hija, amo y mascota
El matchy-matchy trasciende a la pareja, y en la calle suelen descubrirse duplas con el mismo estilo. Hermanos, primos, madre e hija, amo y mascota son algunas de las chances más vistas. “Mi hija y yo tenemos la misma remera de Hendy, la de los Carolos, y a ella le encanta que la usemos al mismo tiempo”, cuenta Sofía, mamá de Zoe, de 7 años. Laura, abogada y sin hijos, se divierte comprándole a su perrita chiguagua alguna prenda igual a la suya. “Mi novio dice que soy una ridícula, pero a mí me divierte salir con el mismo abrigo de animal print que ella.”
Para Cynthia Biancalani, asesora en imagen, la postal entre primos y hermanos es un recuerdo que muchos atesoramos en el álbum familiar, pero cuando se traslada a la pareja es bueno tener algunos aspectos en cuenta: “Lo ideal es que cada uno identifique primero cuál es su estilo, y recién después empiecen los ensayos para engamar. Es muy fácil lograrlo con paletas de colores afines y, de a poco, agregar estampados, texturas, algún corte determinado o accesorios. La clave es mirarse al espejo y ver una armonía entre dos individuos que, en lugar de lucir exactamente igual, hay un valor agregado de uno hacia otro”. A veces, como dicen los expertos, una selfie matchy-matchy subida a Instagram vale más que mil palabras. Parece que la moda ahora también puede imponer cómo demostrar los sentimientos.