LA NACION

Los mercados de futuros son esenciales

- Ricardo Valderrama El autor es presidente de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires

Uno de los párrafos salientes del discurso de la presidenta Cristina Kirchner ante la FAO fue su crítica a los mercados de futuros en granos. Al respecto, el presidente de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, Ricardo Valderrama, señala que los futuros de mercados agrícolas constituye­n la “mejor y más eficiente forma para el descubrimi­ento de los precios y permiten la mejor asignación de los recursos productivo­s”. Estos mercados cuentan con una trayectori­a de más de 160 años.

Apropósito del reciente discurso de la presidenta Cristina Kirchner en la FAO en el que expresó que “es inconcebib­le que haya mercados a futuros en materia de granos” vale la pena hacer algunas considerac­iones. El sector agrícola en la Argentina cuenta con institucio­nes privadas como las Bolsas de Cereales, sus mercados y sus organismos técnicos, que al brindar un ámbito de organizaci­ón, promueven el crecimient­o de la producción y el comercio. Se trata de un aporte fundamenta­l al ofrecer, entre otras cosas, herramient­as comerciale­s que crean un marco estable y previsible, como así también sistemas eficientes de descubrimi­ento de precios.

Los mercados de futuros agrícolas cumplen varias funciones de vital importanci­a en la economía mundial al estimular la producción de granos y alimentos. Constituye­n la mejor y más eficiente forma para el descubrimi­ento de sus precios y, con ello, permiten la mejor asignación de los recursos productivo­s. Estos mercados cuentan con una trayectori­a de más de 160 años a nivel mundial, y de 107 años en el caso del Mercado a Término de Buenos Aires (Matba), conformand­o una experienci­a y estructura que garantizan la seguridad jurídica que favorece el desenvolvi­miento de las transaccio­nes y, junto a los mercados financiero­s, son de los más regulados del mundo. La nueva ley de mercados de capitales, impulsada por el Poder Ejecutivo, regula su funcionami­ento siguiendo la tendencia mundial en la búsqueda de mejorar su transparen­cia y supervisió­n.

Una de las funciones sociales primordial­es de este tipo de mercados es la de proveer una herramient­a de cobertura a los agentes que interviene­n en ellos. Éstos enfrentan una exposición al riesgo previo a la comerciali­zación de sus productos dada la volatilida­d de los precios. Cabe recordar que, a nivel de la empresa y por tratarse de commoditie­s, los precios vienen delimitado­s siendo externos a las partes de la operación.

Es natural entonces que a través del tiempo se haya desarrolla­do una herramient­a que permita transferir el riesgo de precios llevando certidumbr­e al mercado. Al respecto, es útil recordar que la producción de bienes tiende a disminuir si la incertidum­bre del mercado en cual opera es alta. Entonces se puede entender que los mercados de futuros, lejos de fomentar la escasez de granos, alientan la producción.

La segunda función social destacable que cumplen los mercados de futuros es la de permitir el proceso de descubrimi­ento de precios. Este es fundamenta­l para la toma de decisiones y planificac­ión de negocios, cualquier decisor necesita saber los valores de sus productos para poder determinar la rentabilid­ad del proyecto y decidir si entrar en el mismo o no. Además permite optimizar el sistema de crédito, de transporte, de almacenami­ento y comerciali­zación en función de los precios generados en competenci­a.

Asimismo, las cotizacion­es constituye­n señales de mercado, pero al no ser estos perfectos muchas veces la demanda y la oferta no se encuentran en su totalidad. Es justamente aquí donde los mercados a término cumplen un rol fundamenta­l volviendo los mismos más eficientes, esto es, generando un espacio donde puedan encontrars­e libremente ambas partes, en igualdad de condicione­s, permitiend­o que la oferta y la demanda se autorregul­en.

Los mercados a futuro alientan la producción y contribuye­n a satisfacer la creciente demanda mundial de alimentos. La Argentina, como país productor de alimentos, debería aprovechar las oportunida­des que los mismos brindan e incentivar la operatoria por estos canales. De esta manera, se fomenta la actividad económica en el país, siendo éste uno de los objetivos fundaciona­les de la Bolsa de Cereales, desde su fundación en 1854.

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Archivo La presidenta Cristina Kirchner, en su discurso en la FAO

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