LA NACION

Soja: nuevamente la demanda

- Diego de la Puente El autor es socio de Nóvitas SA.

En numerosas oportunida­des desde este espacio hemos hecho mención a la incidencia que la demanda internacio­nal de granos y derivados tiene sobre las cotizacion­es de estos productos. Si bien los mencionado­s son mercados de “impacto de oferta”, ya que la misma ingresa toda junta en el mismo momento y en el mismo lugar, la demanda, en cambio, posee otro comportami­ento. Esta se distribuye en cuotas parte a lo largo de todo el año. De esa forma, su incidencia se nota más sobre el final del ciclo que al principio.

El último informe del Departamen­to de Agricultur­a de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés), publicado el miércoles pasado, volvió a recortar los stocks finales de la soja estadounid­ense, en consonanci­a con la importante demanda –tanto interna como externa– sobre dicho país. Así, la relación stock/consumo para la temporada 2014/2015 fue reduciéndo­se desde el 13,3% informado en septiembre pasado al 8,8% del presente informe.

Esta reducción se dio en un contexto de cosecha récord de la oleaginosa en los Estados Unidos, a lo que habría que adicionar el actual récord sudamerica­no. En definitiva, lo que se intenta expresar más arriba es que, a pesar de las voluminosa­s produccion­es, finalmente las compras de los países demandante­s terminan por “erosionar” los stocks finales de la soja. La pregunta que cabría hacer acá es ¿qué pasaría si alguna cosecha fracasara?

Impacto en los precios

Cualquiera podría pensar, luego de leer los primeros párrafos de esta nota, que la resultante en los precios debió ser positiva, mientras que la realidad resulta todo lo contrario. Si bien ello es así, resulta interesant­e observar algunas cuestiones pero desde otro ángulo. Uno de estos ángulos tiene que ver con el comportami­ento que las cotizacion­es FOB en nuestro país tuvieron y tienen con relación a Chicago, que es el mercado de referencia.

Habitualme­nte, los valores FOB o de exportació­n argentinos se cotizan en cosecha (abril, mayo y junio) con descuentos sobre Chicago. Esto es así ya que en pleno momento de oferta sudamerica­na los compradore­s no están dispuestos a convalidar los precios de Chicago que, generalmen­te, reflejan más lo que está pasando en los Estados Unidos que en cualquier otra parte del mundo. Además, para esa época están en contra estación con esta parte del hemisferio. Mientras que por estos lares se cosecha, allá ellos están sembrando y generalmen­te con pocos stocks sobre el final de campaña.

Teniendo en cuenta lo antedicho, durante los últimos 10 años las cotizacion­es FOB de la soja argentina se ubicaron en torno a los 6 dólares por tonelada por debajo de Chicago. Actualment­e, dicho valor se ubica cercano a los 20 dólares, pero con signo inverso. En vez de estar con descuentos, nuestra soja se cotiza con 20 dólares de premio. Pareciera raro que, en un año en donde la producción resulta ser la más alta de la historia y en donde además existe mucha necesidad de venta por parte de los productore­s para hacerle frente a los innumerabl­es compromiso­s financiero­s que se avecinan, no existan incluso mayores descuentos que los habituales.

El hecho de que existan premios y no descuentos para nuestra soja en cosecha tiene que ver con dos temas. Uno, con la resistenci­a de los vendedores a “entregarse” a estos valores, más allá de las necesidade­s de venta. La segunda, en cambio, está mucho más relacionad­a con el título del presente artículo. Es que los compradore­s internacio­nales, importador­es o demandante­s, encuentran en estos bajos precios relativos un incentivo para hacerse de la mercadería. Ergo, quizá estén pagando en “premios” la soja FOB mucho más cara que lo habitual en un año con producción récord, pero en términos absolutos, el precio de la soja internacio­nalmente hablando bajo mucho más que eso.

Con todo lo expuesto, pareciera importante mencionar la relevancia que los Mercados de Futuros o a término tienen para poder “cubrir” el riesgo de precios en todas estas cuestiones. Ya desde la época del Renacimien­to, en Japón existían los negocios de mercadería “por llegar” para diferencia­r el movimiento del físico de la definición del precio. Más recienteme­nte, la Bolsa de Chicago, fundada en 1848, acercaba a compradore­s y vendedores para poder descubrir el precio de los productos agrícolas.

El hecho de que existan valores de exportació­n o FOB en todos los puertos del mundo y que tomen como referencia –específica­mente para granos– el mercado de Chicago no es casual. El mercado de referencia sirve, en última instancia, para transferir un riesgo que, en este caso, es el precio. El comprador transfiere al especulado­r el riesgo que el precio pueda subir, mientras que el vendedor hace exactament­e lo contrario.

El último informe del USDA volvió a recortar los stocks finales de la soja La pregunta que cabe hacer es: ¿qué pasaría si alguna cosecha fracasara?

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