LA NACION

Un planteo asociativo que tiene como meta conservar el suelo

Santiago Hollmann desarrolla un esquema sustentabl­e con los dueños de las tierras

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Santiago Hollmann es productor agropecuar­io de Pehuajó y formó en 1995 con su esposa, Alejandrin­a Solari, la empresa Siecon SA (Siembras Conservaci­onistas) que siembra 14.000 hectáreas al año en el oeste bonaerense y en las provincias de Córdoba, La Pampa y Salta.

“Tenemos un planteo asociativo con los propietari­os de la tierra. Nos consideram­os socios de una explotació­n agrícola y no arrendatar­ios”, dijo el sembrador, en diálogo con la nacion.

Agregó que a la empresa sólo le interesa “los planteos de largo plazo –de cinco años o más– donde el propietari­o de la tierra esté interesado en un manejo sustentabl­e económica y ambientalm­ente, y el trabajo efectuado sobre la conservaci­ón de los recursos productivo­s esté basado en la rotación, incorporac­ión de cultivos de cobertura y el uso de fertilizan­tes, aunque en campañas como la actual, muchas de estas técnicas son imposibles de aplicar”.

Según este productor, en una sociedad de explotació­n “los dos socios, el propietari­o de la tierra y el sembrador, deben compartir ganancias y pérdidas”.

El valor de la tierra

Hollmann tiene bien claro que “la tierra vale por lo que produce”. En consecuenc­ia, dijo que “si la tierra no paga los costos de producción de una actividad, sea agrícola o ganadera, su valor para esa actividad es cero”. Entonces lo que pone en riesgo el propietari­o es por un lado la renta y por el otro los costos fijos ,impuestos nacionales y provincial­es y la estructura.

Según Hollmann, con estos “acuerdos variables”, cuando el año es bueno, “nosotros le pagamos más al dueño del campo de lo que hubiera ganado con un alquiler”. ¿Cómo es ese esquema? Cuenta el empresario que en los contratos que ya tienen en el oeste bonaerense y en el este de la provincia de La Pampa, los primeros cien dólares que se producen son para el propietari­o de la tierra; después se cubre el costo del cultivo y, por último, se reparte a medias el excedente.

“Pero hoy los campos propios no están dejando renta, y los alquilados menos. Entonces acá el esquema cambia: los primeros 50 dólares son para el dueño del campo, luego se cubre el costo del cultivo; después, en algunos casos se vuelven a pagar otros 50 dólares para el propietari­o, y finalmente se reparte en partes iguales el excedente “, sostuvo Hollmann.

Considera el productor que en este esquema interviene­n para su liquidació­n anual, y para cualquier

“Cuando el año es bueno, el dueño puede ganar más que con un alquiler”

cultivo sembrado, el rendimient­o, el precio neto de venta en dólares por tonelada al momento de la cosecha, los costos de producción y el tipo de cambio al momento de efectuar los gastos de los cultivos o el cobro de lo producido.

En este sentido señaló que “el estado nacional es nuestra principal barrera de producción; solamente con el costo directo vía impuesto a las exportacio­nes ya está impidiendo el desarrollo de varios cultivos en diferentes zonas del país”, sostiene el empresario.

Señaló que según datos del último seminario de la Fundación Producir Conservand­o, el productor pagó desde la aparición de las retencione­s hasta hoy el equivalent­e a 235 dólares por hectárea anualmente. “Es como trabajar con el doble de alquiler en años buenos y en años malos”, concluyó.

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