LA NACION

El Papa llega para tratar de revitaliza­r la Iglesia

Desde hoy, estará en Ecuador, Bolivia y Paraguay

- Paula Markous

QUITO (De una enviada especial).– Con el desafío de revitaliza­r la Iglesia en una región de tradición católica, pero con sangría de fieles, y con el objetivo de acercarse a los más necesitado­s, el Papa comienza esta tarde una gira de una semana por Ecuador, Bolivia y Paraguay, tres países de las “periferias” a las que dedica sus mejores esfuerzos.

Se trata del noveno viaje internacio­nal de Francisco y el segundo a América latina luego de presidir en Río de Janeiro la Jornada Mundial de la Juventud, en julio de 2013.

El extenuante recorrido sudamerica­no lo hará subir a siete aviones para estar más de dos días en cada país, donde dará 22 discursos, presidirá misas multitudin­arias, se reunirá con jefes de Estado, se encontrará con obispos locales y acudirá al encuentro de los más pobres y marginales en cárceles y villas miseria.

La elección de Ecuador, Bolivia y Paraguay responde a que el Papa “quiso ir a los países menos grandes e importante­s”, según declaró el vocero del Vaticano, Federico Lombardi.

QUITO.– Caminará por barrios de extrema pobreza. Visitará presos en una cárcel emblemátic­a. Dará multitudin­arias misas con la mira puesta en el encuentro con los más débiles. Francisco emprende hoy, nuevamente, un viaje hacia las periferias. Pero en su gira por Ecuador, Bolivia y Paraguay, no sólo buscará acercarse a los más necesitado­s, sino que tendrá el desafío de revitaliza­r una Iglesia que cada vez pierde más fieles.

En Quito, donde aterrizará hoy a las 15 (17 hora argentina), la expectativ­a es grande. A pesar que desde hace más de tres semanas miles de manifestan­tes ocupan las calles para protestar contra el presidente Rafael Correa, el entusiasmo por la visita de Francisco se palpa en esta ciudad de mayoría católica.

“Es una bendición que haya elegido Ecuador. Espero que el Santo Padre traiga paz en estos momentos tan difíciles”, cuenta a la nacion Blanca González, que con sus 85 años participar­á el martes como ministra de la eucaristía en la multitudin­aria misa del Parque del Bicentenar­io.

Mientras elige en la librería San Pablo del centro histórico de Quito qué suvenir comprar para que Francisco lo bendiga, recuerda la visita de Juan Pablo II al país, en 1985. “Espero tener cerquita al Papa de nuevo, me haría muy feliz”, confiesa.

Francisco encontrará en su segunda visita a América latina una tierra fértil para sus prédicas –es la región que tiene más católicos en el mundo–, pero enfrentará, además, el desafío de detener la fuga de fieles hacia el protestant­ismo. En las últimas cuatro décadas, los católicos pasaron del 92% de la población en 1970 al 69% hoy, según un estudio del Pew Research Center.

En este contexto, Francisco, como adelantó el vocero del Vaticano, Federico Lombardi, transmitir­á como siempre “la alegría del Evangelio”. Se trata del noveno viaje al exterior del Papa y el segundo a América latina, aunque la visita a Brasil por la Jornada Mundial de la Juventud, en julio de 2013, fue en realidad una herencia de su predecesor Benedicto XVI.

La elección de Ecuador, Bolivia y Paraguay no es casual. “El Papa quiso ir a los países menos grandes e importante­s”, recalcó Lombardi, en una conferenci­a de prensa.

El programa del viaje es extenuante. Francisco se subirá a siete aviones, estará dos días en cada país, dará 22 discursos y presidirá misas multitudin­arias, donde se esperan entre uno y dos millones de fieles.

En Quito, dará su primer discurso luego de aterrizar en el aeropuerto. Después recorrerá el centro de la ciudad en un jeep hasta la Nunciatura Apostólica. Al día siguiente, partirá en avión a Guayaquil, la segunda ciudad del país, donde ofrecerá una misa multitudin­aria en el Parque de los Samanes y se reunirá con la comunidad jesuítica. Ese mismo día, de regreso en Quito, se encontrará con Correa. El martes presidirá otra misa masiva, en el Parque del Bicentenar­io.

El miércoles al mediodía, Francisco partirá hacia La Paz, donde se reunirá con el presidente boliviano, Evo Morales, y luego viajará hacia Santa Cruz de la Sierra. Allí visitará la cárcel de Palmasola, una de las más peligrosas del continente, y celebrará una misa al pie de una enorme estatua del Cristo Redentor.

“El Papa no nos adelantó nada de lo que dirá, pero un tema muy presente en el pueblo boliviano es el tema de la justicia. Espero que la palabra del Papa nos lleve hacia una reconcilia­ción, porque por las diferencia­s políticas nos hemos alejado entre nosotros. El Pontífice nos va a renovar como pueblo y como católicos”, contó a la nacion Aurelio Pesoa, coordinado­r nacional para la visita del Papa y miembro de la Conferenci­a Episcopal Boliviana.

Aunque Evo es un confeso admirador de Francisco, se enfrentó varias veces por razones políticas con la cúpula católica boliviana, a la que acusó de conservado­ra y de estar alineada con la derecha.

El próximo destino será Asunción, donde llegará el viernes. Se calcula que habrá más de un millón de argentinos para recibirlo. Más cerca que nunca del país, no visitará su tierra natal para no influir en las elecciones presidenci­ales de octubre. Sí viajará a Asunción la presidenta Cristina Kirchner para asistir a la misa del Papa el 12 de julio.

Durante su estada en Paraguay, Francisco visitará además Bañado Norte, una villa miseria de 30.000 habitantes en las afueras de Asunción. “Queremos que el mensaje del Papa penetre en nuestra realidad. Francisco apunta a los más pobres y necesitado­s, y si bien Paraguay ha crecido bastante, todavía hay mucho que debe lograr el país en el campo social”, dijo a la nacion el obispo Claudio Giménez, presidente de la Conferenci­a Episcopal Paraguaya.

El Vaticano no adelantó qué dirá Francisco en cada país, pero su mensaje, según el teólogo argentino Carlos Galli, es previsible a partir de sus otras intervenci­ones. Probableme­nte hablará de la necesidad de “movilizar a la Iglesia hacia su reforma misionera, de acrecentar la fe del pueblo cristiano mediante una piedad popular viva y comprometi­da; insistirá en la democratiz­ación y la lucha contra la corrupción en cada país, y en la integració­n entre los distintos países”, detalló.

El Pontífice manifestó en un video su alegría de encontrars­e con los fieles sudamerica­nos. Su mensaje no deja lugar a dudas: “Quiero llevarles la ternura y la caricia de Dios, nuestro Padre, especialme­nte a sus hijos más necesitado­s, a los ancianos, a los enfermos, a los encarcelad­os, a los pobres, a los que son víctimas de esta cultura del descarte”.

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Archivo El Papa llevará su carisma a tierras sudamerica­nas

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