Con el objetivo de desplazar al kirchnerismo
Martín Lousteau decidió competir por la sucesión de Mauricio Macri a fines del año pasado, cuando entendió que la implosión del Frente Amplio-UNEN, proyecto del que había participado activamente, no tenía retorno. Tomó distancia del “ala izquierda” de aquella iniciativa y selló su alianza con la UCR, que aportó la estructura para la campaña, y con Elisa Carrió, que ubicó al diputado Fernando Sánchez como candidato a vicejefe.
Desde entonces intentó presentarse como una alternativa “superadora” y “evolucionada” de Pro. Articuló un discurso poco confrontativo centrado en “rescatar lo que Pro hizo bien y corregir lo que hizo mal”. La receta sirvió para las PASO, en las que su espacio, ECO, quedó segundo por encima de la poblada interna del Frente para la Victoria.
La estrategia cambió en el segundo tramo de la campaña. Lousteau adoptó un tono más duro, tanto contra Larreta como contra Mariano Recalde, que se volvió el rival por vencer en la pelea por entrar en el ballottage.
De amplia experiencia ejecutiva (fue ministro de Felipe Solá en Buenos Aires y presidente del Banco Provincia), Lousteau debió enfrentar en las últimas semanas la huella más polémica de su pasado: haber sido el primer ministro de Economía de Cristina Kirchner y haberle propuesto la resolución 125. No sólo se lo recordaron sus rivales, sino también la Presidenta.
Decidido a dejar ese pasado definitivamente atrás, Lousteau sueña con meterse hoy en la segunda vuelta electoral y desplazar al kirchnerismo de la disputa porteña, una pelea de la que es coprotagonista desde hace 12 años.
Lo Positivo Se consolidó como oposición en las PASO, cuando ECO superó a la suma de los siete precandidatos del FPV
Lo Negativo Debió lidiar con la contradicción de competir con Pro en la ciudad e integrar un frente con el macrismo a nivel nacional
La frase “Pro y el FPV proponen una discusión falsa. Con nosotros en el ballottage, gana la ciudad”