Universitarios que vuelven a la escuela
Como el nivel de comprensión de textos de los ingresantes al CBC es dramático, la UBA creará talleres de lectoescritura, que se superponen con otros ya existentes
Sin dudas, el nombre elegido no fue el más feliz, independientemente del problema que se quiere solucionar y que es realmente grave: talleres de lectura y escritura, o de lectoescritura optativos para todos los estudiantes del Ciclo Básico Común (CBC) que ingresen en la Universidad de Buenos Aires. Una prueba más de que el nivel de comprensión de textos que muestra buena parte de los ingresantes a una casa de altos estudios es dramático.
Estamos acostumbrados a usar la palabra lectoescritura para referirnos a las habilidades que los niños de la escuela primaria suelen adquirir en los primeros años de ésta. ¿Deberíamos corregirnos y decir entonces que “tal vez hayan adquirido”? La realidad cotidiana de los estudiantes del CBC de la UBA está demostrando que algo muy serio ha ocurrido y que a 30 años de la creación de este estamento que abre las puertas de las carreras universitarias a los estudiantes, las nuevas camadas que acceden a él “llegan sin poder resolver problemas matemáticos simples ni comprender textos, y carecen de los saberes mínimos”, en las palabras del director del CBC, Jorge Ferronato.
Contra lo declamado en estos años por el Gobierno, fueron las pruebas internacionales a las que se han sometido nuestros estudiantes de los niveles secundario y primario las que dieron un diagnóstico irrefutable: según los resultados de la última prueba PISA, el 53,6 por ciento de los alumnos argentinos de 15 años no puede reconocer la idea principal de un texto ni realizar “inferencias sencillas” ni hacer comparaciones entre textos, y las pruebas Tercer Estudio Regional Comparativo y Explicativo (Terce), en la escuela primaria, mostraron serias dificultades en lectura: en esta área los chicos argentinos de tercer grado quedaron en el 9º puesto sobre 15 países de América latina, cuando antes ocupaban los primeros lugares.
Parece entonces un paliativo algo escaso que una de las diez propuestas presentadas para reforzar el CBC sea “universalizar” los talleres de lectura y escritura, sobre todo si se advierte que serán optativos. El Consejo Superior de la UBA ha creado una Comisión de Análisis Curricular del CBC, integrada por representantes de las 13 facultades, para discutir en los próximos 180 días el mencionado proyecto y otros. Este proyecto de talleres de lectoescritura vendría además a superponerse con otros ya existentes: hace 25 años ya que están los talleres de lectura y escritura de la materia Semiología, de los que justamente se acaban de cerrar varias sedes, a sólo15 días de empezar las clases. En otras sedes, la carga horaria de la materia se redujo de seis a cuatro horas diarias, previa creación de “cátedras paralelas”, la estrategia de nivelar para abajo ya conocida en estos años de kirchnerismo en el poder.
El CBC cumple ahora 30 años de su creación, con la mayoría de sus profesores como interinos (contratados), sin representantes en el Consejo Superior y con una serie de reformas por delante que comenzarán a discutirse en estos días. Es de esperar que quienes decidan su suerte sean conscientes de las bondades de un sistema de estudios que resultó exitoso en su momento y al que no hay que abandonar simplemente porque no fue creado durante los años de la mal llamada “década ganada”.