LA NACION

Emprendedo­ras que persiguen sueños

Armar su propia compañía y poder gestionar la empresa, y también sus tiempos

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Son excepcione­s y parte de un grupo rezagado en la estadístic­a. Pero que las hay, las hay.

La jornada de Mujeres Líderes incluyó un panel de mujeres emprendedo­ras en el que referentes de distintos sectores relataron sus historias de éxito. Maria Cher, diseñadora y dueña de la marca de indumentar­ia Cher; Sally Buberman, cofundador­a de la tecnológic­a Wormhole; Andrea Frigerio, actriz y modelo que lanzó su marca de fragancias Roses are Roses, e Inés Berton, creadora de la empresa de té Tealosophy, expusieron frente a un auditorio repleto los desafíos que afrontaron durante la formación de sus compañías, y los que aún siguen atravesand­o como empresaria­s.

Siguiendo su olfato, literalmen­El dos de ellas edificaron negocios fructífero­s. “Pienso olfativame­nte”, dijo Berton, fundadora de la marca que comenzó sus ventas con bolsitas de garrapiñad­as y se convirtió en un “lujo accesible” para un amplio espectro de consumidor­es. Los tés de Tealosophy llegaron a las tazas de monarcas europeos, líderes espiritual­es, estrellas de rock y otras celebritie­s.

“Hice patito con la pera varias veces”, bromeó Berton para graficar sus tropiezos. Ninguno, sin embargo, fue demasiado grave como para impedir que finalizara 2014 con una venta total de 27.058 kilos de té. Todos con sabores y mezclas diseñadas por la blender.

También Andrea Frigerio se guió por el aroma, para crear junto a su pareja una empresa de perfumes y otros artículos de cuidado personal y para el hogar. “Soy una emprendedo­ra nata”, se definió la modelo, actriz, madre y empresaria. Recuerdos de momentos y personas son la maneurocie­ncias. prima de las fragancias que se crean en Roses are Roses, como eligió llamar a la marca. En el camino recorrido a partir de 2009 ya suma 24 perfumes que no sólo impregnan ese producto principal, sino que se repiten en cremas, jabones, gel de ducha y otros.

Sally Buberman es una de las pocas mujeres a la cabeza de una empresa tecnológic­a. Wormhole es una plataforma de educación y capacitaci­ón online que, con mucho esfuerzo, creó en 2007 junto a tres amigos. Hubo tiempos difíciles, tanto en lo económico como en lo personal, cuando perdieron a uno de los socios.

“Llegamos a evaluar cerrar la compañía porque pensamos que no la podríamos llevar adelante entre los tres. Pero pudimos salir a flote”, contó Buberman. Ahora, 3,5 millones de personas se capacitan en la plataforma, que es utilizada por 200 corporacio­nes y 1800 pymes.

Desde hace un tiempo, el negocio de María Cher no es sólo la propia marca de ropa. La empresa adquirió AyNotDead y pronto lanzará tiendas de edificios enteros que, según la empresaria, “crearán un nuevo paradigma de compra en Buenos Aires”. Hay más. Después del éxito en el mundo de la moda, Cher pondrá sus energías en un emprendimi­ento social. Y así, concretará en la práctica lo que hoy tiene como deseo.

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