LA NACION

Conducción en primera persona

Las ejecutivas cuentan el camino recorrido para llegar a lo más alto de una compañía

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Más allá de la histórica discusión sobre las mayores oportunida­des que tienen los hombres sobre las mujeres a la hora de hablar de la carrera corporativ­a, el tiempo, la ruptura de paradigmas, la flexibilid­ad femenina a la hora de negociar fueron los temas que coparon la escena en un encuentro que tuvo como protagonis­ta a cuatro directivas de grandes empresas.

Esa temática se desarrolló en el evento “Mujeres líderes”, organizado por la nacion y Accenture, el martes pasado. Las protagonis­tas en esta ocasión fueron Yanina Nuñez, gerenta general de Copa Airlines; Alexia Keglevich, CEO global de Assist Card; Fabricia Degiovanni, directora general de Microsoft para la Argentina y Uruguay, y Carola Fratini, CEO de QBE Seguros La Buenos Aires. Las líderes participan­tes coincidier­on en que el mayor costo que se paga para llegar a ocupar el puesto más alto dentro de una corporació­n es el tiempo. “Es lo más valioso que uno puede tener y, definitiva­mente, llegar a ser algo importante y tener mucha responsabi­lidad tiene como costo esa variable, tan apreciada por todos, pero que implica un mayor sacrificio cuando uno tiene un objetivo claro”, destacó Keglevich.

Ahora bien, todo ese “tiempo” invertido también deja un retorno que, según coincidier­on las referentes, es el poder llegar a liderar un grupo y ver desde otra perspectiv­a todo lo que antes no se veía, y que es en gran parte divisar la posibilida­d de influir en otras personas para hacer que todos juntos logren el objetivo deseado.

Una pregunta que no podía quedar afuera es la que se refiere a las diferencia­s entre hombres y mujeres a la hora de negociar. Allí, lo que surte, gió fue que tal vez la postura femenina sea más flexible que la masculina. “Estamos más dispuestas a irnos conformes si logramos nuestro objetivo, sin importarno­s si el otro logró más. Creo que el hombre es más todo o nada”, dijo Degiovanni.

Si bien todas hablaron de que ya se rompieron los antiguos paradigmas y que las nuevas generacion­es ni siquiera tienen en la cabeza esa distinteri­a ción, lo cierto es que aún son pocas las mujeres que ocupan puestos directivos en las grandes empresas del país. Ante ese panorama, la pregunta fue ¿qué les falta? Todas se pusieron de acuerdo en que lo que aún falta es atreverse más, no crearse el famoso techo de cristal por el solo hecho de ser mujer.

Por supuesto que también estas cuatro mujeres, fuertes y líderes en lo suyo, hablaron de sus falencias a la hora de comandar una empresa. Keglevich mencionó la ansiedad; Deggiovani dijo que debe hacer más preguntas y escuchar más; Nuñez confesó que es muy exigente y pone siempre la vara muy alta, y Fratini señaló que ella se mete mucho en la resolución de los problemas, en lugar de dejar que sus empleados lo hagan.

Otras de las temáticas que se abordaron fue la manera de liderar de las mujeres, la ausencia obligada por los viajes, sus inspirador­es, sus lecturas y qué fue lo que las ayudó para llegar a lo más alto de su corporació­n.

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