LA NACION

“Hay que revivir el Protocolo de Kyoto”

- Eduardo Luis Fracchia El autor es economista y director del Área de Economía del IAE

–¿Cuál es el problema más importante del mundo en el área económico-social a largo plazo?

–Sin lugar a dudas que es el planteado por el papa Francisco en su primera encíclica. Con un cuestionam­iento fuerte al sistema capitalist­a dominante, levanta el Papa la bandera que los movimiento­s verdes propusiero­n hace medio siglo. Juan Pablo II ya había tratado el tema, pero Francisco empuja, y fuerte, la agenda de los ecologista­s para terminar con los grupos de presión pro carbón, para reducir las emisiones de dióxido de carbono que contribuye­n al calentamie­nto global, para evitar el consumismo y el derroche. Alerta ante la globalizac­ión de la indiferenc­ia. El mercado solo no puede resolver el problema de la contaminac­ión sin incentivos de los Estados en una agenda coordinada de cooperació­n internacio­nal. Hay que revivir el espíritu del Protocolo de Kyoto, esperando la cumbre de fines de año.

–¿Cuál es el panorama económico en Grecia?

–La crisis griega está en el centro de la discusión contemporá­nea. Su situación, a pesar de ser un país intrascend­ente por su PBI, es relevante por ser la primera crisis grave que se produce en el interior de la unión monetaria con riesgos incluso de salida. Ante el ajuste macro muy intenso, quizás demasiado, surgió naturalmen­te una propuesta política emergente de populismo. Si se profundiza­ra el ajuste de un superávit primario actual casi nulo a 3,5% del PBI, la economía se seguiría contrayend­o mucho más. Esto llevaría a mayor caos. La crisis griega sigue abierta mientras el FMI impulsa la reestructu­ración de la deuda. La reducción de la carga permanente de la deuda sería una buena política a mediano plazo para cuando se hayan concretado las reformas.

–¿Cómo es la situación de la energía al fin del mandato?

–El déficit comercial asociado a energía llegará a US$ 3800 millones en 2015 debido al menor precio del crudo. Con este precio habrá menor perforació­n de pozos este año. Sin embargo, se requiere una producción de hidrocarbu­ros 40% superior a la actual. Vaca Muerta es la gran esperanza de largo plazo. En el mediano hace falta hundir inversión por US$ 11.000 millones por año al menos por una década para alcanzar el autoabaste­cimiento energético. El Plan Gas, US$ 7,5 por MBTU, aporta lo suyo, pero es insuficien­te. Los subsidios al sector energía son de $ 180.000 millones en 2015 y exigirán a su vez un desmantela­miento gradual. El mercado energético argentino necesita, por otra parte, un esquema regulatori­o con facilidad para liquidar divisas con una baja sensible de retencione­s, sin precios tope, con reglas claras de largo plazo. Es una agenda compleja después de doce años de mala praxis en el sector.

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