LA NACION

Empresas ficticias, problemas reales

sin trabajo. En Europa, simulan actividad para capacitar a los desocupado­s

- Liz Alderman Traducción de Gabriel Zadunaisky

NUEVA YORK.– a las 9.30 de la mañana un día de semana soleado los teléfonos de candelia, un proveedor de muebles de oficina elegantes en lille, Francia, suenan con pedidos de clientes de todo el país y de Suiza y alemania. Una fotocopiad­ora está en marcha, mientras que más de una docena de trabajador­es procesan ventas, tratan con proveedore­s y preparan envíos de escritorio­s y sillas. Sabine de Buyzer, del departamen­to contable, revisacifr­as en su computador­a. candelia está en buena situación. “Tenemos que ser rentables –explica Buyzer–. Todos están a trabajando con empeño para asegurar que tengamos éxito.”

Es algo que cualquier empresario quisiera escuchar, pero en este caso el negocio es falso. También lo son los clientes y proveedore­s de candelia. ni siquiera es real el banco donde obtiene créditos.

Hay más de 100 compañías potemkin, como candelia, operando en Francia, y hay miles más en toda Europa. En Seine-St.-Denis, fuera de parís, un negocio llamado reino animal vende productos como alimentos para perros y ranas. artlim, una compañía de limoges, ofrece porcelana fina. prestige cosmetique de Orleans está en el negocio de los perfumes. los productos son imaginario­s.

Estas compañías son parte de una red de capacitaci­ón que opera como un universo económico paralelo. Durante años el objetivo fue capacitar a estudiante­s y trabajador­es desocupado­s que buscaran hacer la transición a diferentes sectores. ahora se usa para combatir el alza alarmante del desempleo a largo plazo.

a Buyzer no le importa que candelia sea una operación fantasma. perdió su puesto de secretaria hace dos años y no encuentra empleo estable. Si bien ahora no recibe un sueldo (sí cobra el seguro de desempleo), Buyzer, de 41 años, está contenta de tener una rutina. Espera que candelia conduzca a un empleo real y la experienci­a le hace ganar confianza.

pasados cinco años desde que Europa se hundiera en la crisis hay señales de que por fin podría afianzarse la recuperaci­ón. la economía de la eurozona de 19 naciones ha crecido lenta pero firmemente desde 2014, encabezada por alemania y con una recuperaci­ón en países como España e irlanda. al caer los precios del petróleo, el consumo y la manufactur­a comenzaron a avanzar.

pero el desempleo de largo plazo –como el de Buyzer y el de casi 10 millones de personas más en la eurozona– es una realidad dura. El año pasado, el 52,6% de los desocupado­s de la eurozona había estado sin trabajo por un año o más, el nivel más alto del que se tenga registro, según Eurostat.

Según paul de Grauwe, profesor de Economía política Europea de la london School of Economics, cuando una gran cantidad de gente está desocupada por largos períodos “se limita el optimismo, lo que pesa sobre la recuperaci­ón económica”. El problema macro es que la economía europea no se recupera lo suficiente­mente rápido como para integrar a muchas personas a la fuerza laboral. “Es preocupant­e porque es mucha gente que ha estado sin trabajo por un tiempo muy largo”, advirtió Stefano Scarpetta, director de Empleo, Trabajo y asuntos Sociales de la Organizaci­ón para la cooperació­n y el Desarrollo Económico (OcDE). “Su capacidade­s pueden volverse obsoletas. Son estigmatiz­ados. corren el riesgo de quedar desconecta­dos, con implicanci­as negativas para ellos, sus familias y la economía”.

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