El favorito falló como equipo
La selección de Martino tuvo situaciones, pero fracasó en el aspecto colectivo en la instancia en que no podía distraerse; extrañó la cadencia de Pastore y la explosión de Agüero; Chile, fiel a una idea, fue un justo campeón
SANTIAGO, Chile.– Cuando en el fútbol se habla de ideas, de identidad, de proyectos, de convencimiento, suele decirse que se inundan espacios con palabras. Aquí, esa teoría fue refutada. Chile es campeón de la Copa América por primera vez en la historia de la competencia porque defendió sus principios, de comienzo a fin. Es el mejor del continente porque desde el arranque del torneo fue siempre el mismo. No renunció jamás a sus formas aun cuando eso implicaba correr riesgos, incluso desmedidos a veces. Se quedó con el trofeo más deseado porque aun contra la temible Argentina de Messi demostró que su expresión futbolística no se iba a modificar. No sabe cómo jugar de otra manera.
Se habló demasiado del diseño táctico que presentaría Jorge Sampaoli, se imaginó que quizá tomaría ciertos recaudos, que hasta podía cuidarse un poco, pero no sucedió nada de eso porque salió a quitarle la pelota al rival. Leyó a la perfección cómo asfixiar al conjunto de Gerardo Martino y lo hizo con un despliegue envidiable.
En realidad, la dinámica fue la misma de todo el torneo. Por eso dejó sin reacción al conjunto albiceleste, que no sólo no resolvió nunca cómo saltar la presión de Chile, sino que tampoco encontró rebeldía en sus mejores hombres. La Argentina se encomendó a sus individualidades, y allí también se quedó vacío. Este equipo, cuando no puede comportarse como tal, depende demasiado de la elaboración de Messi. Y justamente Messi volvió a lucir ausente, incómodo, sin conexión con lo que pasaba y sin idea de lo que había en juego.
Se quedarán algunos contando situaciones. Que el cabezazo de Agüero, el pelotazo de Lavezzi o la última del tiempo regular que pierde Higuaín. Pero es ridículo creer que eso es consecuencia del desarrollo de una idea.
La Argentina puede anotar en las estadísticas que tuvo situaciones, pero por la inercia de sus talentos. De ninguna manera por comportarse de conjunto. Chile fue un cachetazo para el equipo argentino, porque desde lo que les inoculó Jorge Sampaoli, este grupo absorbió con altura ese señalamiento de “la mejor generación de futbolistas chilena de la historia”. Y a Messi, Mascherano, Agüero y compañía les duele doble ver cómo otros logran coronarse. Los argentinos también llegaron a esta Copa convencidos de que era el momento de reafirmar que esta camada de jugadores exitosos en sus clubes en Europa podía definitivamente ganar una competencia con el seleccionado nacional.
Fallaron los argentinos, otra vez, cuando no debían. Se quedaron sin argumentos y se vieron superados por un equipo chileno que se movió con naturalidad y sincronía. Aránguiz manejó los tiempos, Marcelo Díaz se lució en su capacidad para desdoblarse como volante y como líbero, Alexis Sánchez resultó indescifrable en su slalon y Gary Medel exudó sacrificio. Fundamentalmente, Chile se expresó como un bloque compacto que se agrupó siempre bien para superar en número a la Argentina en todos los sectores. Y quizá, si no hubiese sido tan respetuoso el equipo chileno de su rival, de la historia y de los apellidos que tenía enfrente, podía haber evitado llegar a definir el duelo a través de los penales.
Buscaron neutralizarse los dos equipos. Se esgrimieron esos argumentos
1 CON MENOS TENENCIA
Chile tuvo más el balón
Según las estadísticas oficiales, ayer la Argentina perdió la tenencia del balón por primera vez en la Copa América: 43%, contra el 57% de Chile.
2 ANDÚJAR, EXPULSADO
Por aconsejar a Romero
Durante los penales, Mariano Andújar se colocó detrás del arco para darle indicaciones a Sergio Romero. Cuando el árbitro Roldán lo advirtió, expulsó al arquero suplente, que se retiró del lugar corriendo. también después del juego, pero la Argentina se quedó apenas con ese elemento para valorar internamente. O como excusa. Porque del juego, nada. No tuvo ni la cadencia de Pastore, ni la irreverencia de Messi, ni la potencia de Agüero, ni tampoco la explosión de Di María, ni la de Lavezzi. Y Chile, que también jugó a no dejar jugar, fue más en el campo porque en su “plan para medirse con las potencias” se pudo acomodar a cambiar el sistema sin renunciar a su obsesiva vocación por presionar muy alto. Siempre buscó más Chile que la Argentina, hasta en el tiempo adicionado, con el cansancio a cuestas, con los calambres de un lado del otro.
¿Los penales? Una moneda al aire. Aunque es justo decir que cayó del lado en el que Alexis Sánchez
picó su penal y le dio merecidamente a Chile su primera Copa América en la historia. Fue campeón quien jamás renunció a su idea. Salud.